➙ La misión III.

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—Es un veneno cruel y violento que estaís alimentando, que va a hacer que me mate, mientras todos seguís ahí mirando... —tatareé la parte de una canción que se había quedado pegada a mi cabeza la noche entera.

Me encontraba en una de lo calabozos dentro del consejo mágico de Pergrande, según el presidente me podía quedar aquí durante el tiempo que quisiese y me mostré sorprendida cuando me ofreció unirme a ellos. No me esperaba la oferta, y a decir verdad la hubiese considerado si no hubiese sido por mi reciente unión a Fairy Tail.

Sabía qué ya éramos 4 los que estábamos adentro del consejo, Laxus, los gemelos y yo. Por suerte, los habían colocado en unas celdas cercanas a las mías. Mis manos yacían libres pero las celdas me hacían -casi- imposible el poder hacer magia; podía salir cuando quisiese pero los guardias me podrían grilletes y me escoltarían hasta la salida; me pareció misterioso el ver cómo tenían tanta seguridad, cómo si estuviesen escondiendo algo. 

Aproveché que no había nadie en el pasillo que nos custodiaba para hablar con los chicos.

—Sting, Laxus, Rogue, ¿me escuchan? 

—Sí. —respondieron los tres al unisono. 

—Bien, sólo falta Erza y empezamos el plan; mi magia está limitada aquí así que sólo podré sacarlos uno a uno. ¿Entienden? Traten de esconderse y no separase mucho hasta que termine. 

Iban a hablar pero el sonido de las puertas abriéndose captaron nuestra atención. Eran los guardias que entraban con una Erza inscosciente en brazos, fruncí el ceño. ¿Qué había pasado? Los guardias la colocaron en la cama de una celda que estaba vacía enfrente de la mía. Cuando se aseguraron de qué todo estuviese bien cerrado se giraron hacia mí.

—Señorita, ¿desea salir? —eran los mismos guardias qué estaban en las puertas. Negué con la cabeza, ellos me miraron dubitativos para al final salir, esperé varios minutos antes de hablar.

—¡Hey Erza! —llamé a la pelirroja que no se hizo esperar para levantarse sonriente. La miré con orgullo, era astuta y había fingido todo.— Veo que estamos todos y podemos empezar con el plan.

—¿No es mejor esperar qué se haga de noche? —cuestionó Laxus. Reí algo divertida mientras Erza miraba las ventanas frunciendo el ceño.

—Ya es de noche, Laxus. —informé  a las afueras mirando el sol brillar— estas celdas tienen un hechizo para confundir los prisioneros, pero he estado contando las horas desde qué entré aquí y puedo asegurarte que es de noche, ¿cierto Erza?

—Lucy tiene razón, acabo de venir de afuera y está de noche. —confirmó Erza. 

Es hora de la acción —pensé para mis adentros.

Cogí de mi bolso un pequeño frasco con adentro lo que parecía ser un polvo blanco, la pelirroja delante de mi celda me miró atentamente. Esparcí el polvo por toda la celda, prestando atención a dejar bien llenas todas las esquinas. Me arrodillé y decidí empezar con Rogue, su magia era la más liviana de trasportar. 

—Rogue, empezaré contigo, puede que te marees un poco. 

—¿Qué es lo que harás precisamente? —preguntó Sting. 

—Los haré pasar por el mundo de mis espíritus y los volveré a invocar a las afueras de las celdas. Serán unos pequeños segundos. 

Truth Hurt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora