➙ Actuar es mentir.

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Soy Lucy Heartfilia .

Crecí en una familia con mucho dinero y amor, amor por la competencia. Desde chiquita aprendí a destacarme en todo, y como mi pasión era la magia me convertí en la mejor maga de esta era, la mejor y la más poderosa. No acepté ser la primera ni la segunda, yo elegí ser la cero, el comienzo. Y no es soberbia o egocentrismo, es un hecho.

Si quiero algo lo consigo y siempre sé lo que quiero, lo sé apenas lo veo. Cuando quiero algo puedo saltar cualquier obstáculo. ¿Será por eso que puedo sobrevivir en este nuevo mundo?

Pero tengo mis virtudes, que no son pocas, y un gran defecto, nunca se cuándo hay que actuar y cuando hay que esperar. Yo sé muy bien el dónde y el cómo. Solo me falta aprender el cuándo, cuando actuar y cuando esperar.

—¡Revelaste uno de los grandes secretos! —gritó furioso Draculos Hyberion, el presidente del consejo mágico. Bostecé aburrida, ¿acaso duraría mucho esta charla? A decir verdad, tenía algo de hambre.

—Lo sé, sin embargo es necesario para la guerra que se aproxima.

—¡Déjate de estupideces! —se llevó una mano a la cien, exasperado—. Has estado viviendo a las oscuras del mundo mágico, nunca quisiste revelarte ni presentarte ante nadie, si ahora después de tanto tiempo has querido salir a la luz es que algo te ha impulsado a ello, así que dame tú razones para dejarte ir.

—No hay razón alguna —mentí.

—No creas que me voy a creer tal cosa —comentó rodando los ojos—. Lucy, aunque los Dioses de la guerra te amen, eres demasiado arrogante.

—Me temo que no me considero amada por ningún Dios.

—Eres una de esas pocas personas con previsión y determinación —sus ojos cambiaron a un rojo intenso—, pero supongo que la gente no cambia quien es.

Pude fingir que sus palabras no me habían afectado en lo más mínimo, pero algo de mí inevitablemente se movió al entender lo que quería decir. Chasqueé la lengua con molestia, la conversación iba a tomar un rumbo que no me gustaba para nada. Draculos buscó unos papeles en la gaveta de su escritorio, para después posarlo frente a mis ojos; era una carpeta amarilla con adentro unas 20 hojas, no hacía falta ser inteligente para saber de qué se trataba.

—Algunos magos santos y oficiales del consejo se quejaron de tu actitud en los últimos meses. Has estado apareciéndote en diferentes puntos de Fiore interrumpiendo sus labores.

—Sólo actuaba en base a la autoridad que me otorgaste —contesté, sin miedo.

—Sé que no eres de las que desobedecen las órdenes. Pero, la autoridad que te otorgué no era para causar revuelo, puedes estar orgullosa de tus logros, pero no quiero que pienses que los conseguiste sola.

—Todos los magos santos son pragmáticos lógicos, con gran habilidad política y mágica. Son todos grandes magos. Igual que usted, presidente... Nuestro consejo es una fortaleza poderosa de lógica y conocimiento, por eso todos creen que por razonamiento lógico que la guerra terminó, pero ese razonamiento es incompleto.

—¿Razonamiento incompleto? —inquirió sin inmutarse. Parecía no creer ninguna de mis palabras.

—Los miembros del consejo son muy racionales, por eso ignoran algo completamente. La razón no es lo único que motiva la acción humana. Somos criaturas estúpida.

—¿Dices que los humanos somos bestias sin razón? —su tono de voz era molesto, le irritaba mi frialdad al hablar. ¿Pero acaso podía culparme?

—Si tengo la autoridad de hablar libremente, entonces así es.

—¿En qué te basas la decir eso?

Truth Hurt.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora