Dos días habían pasado desde la pelea en la playa, y tanto Erza como Mirajane habían despertado, menos Lucy, quien -según Daian- se encontraba en un coma inducido por ella misma. Al parecer, la maga se negaba a despertar, y lo hacía cada vez que quería recordar y revivir las razones por la cual ella era así.
Las razones por la cual no se podía permitir encariñarse, con otra persona, o eso les había explicado al gremio. Y todos siguieron su rutina habitual hasta que cierto miembro del gremio se cansó y decidió ir a la enfermería dónde Lucy yacía boca abajo y con un suero pegado al brazo, supuestamente eso la ayudaba a mantenerse nutrida hasta que decidiese despertar. La maga se acercó algo molesta a la camilla y sin pensarlo empujó el cuerpo de la peligris haciendo que esta despertase de su "coma".
—¡Coño! —gritó molesta, nunca nadie se había atrevido a despertarla de esa manera, y quien haya sido la pagaría, así que levantó la vista y se topó con un el rostro de una pelirroja que la miraba con una sonrisa y una mirada desafiante.
—Ya es suficiente, ¿no crees? —Erza se dio la vuelta y como si nada salió de la enfermería, siendo seguida por la recién despierta, que no dejaba de hablar sobre lo peligroso que era despertar una persona así. Ambas magas se sentaron en los taburetes de la maga, y bajo el ojo de todos, empezaron a comer la torta mitad fresa y mitad chocolate que Mirajane les había servido.
—Ahora sí, dime qué quieres que te responda. —la seriedad de la peligris tomó por sorpresa a Erza.
—Prefiero hablarlo en tu casa. —respondió con la misma tonalidad de voz.
Así que ambas, cada una metida en sus pensamientos terminó de comer, ignorando las peleas y el ruido a su alrededor. Mientras Lucy pensaba en dónde estaba Daian, y porqué no era capaz de sentir o localizar su presencia, Erza pensaba en cómo le explicaría la situación a Lucy, sabía que esta última no era tonta, y que sospechaba con qué tenía que ver. Una vez las dos terminaron de comer, se levantaron y se dirigieron a la casa de la recién despertada.
Cuando llegaron, Erza se tomó todo el atrevimiento de acomodarse en el mueble principal de la sala, mientras que, Lucy preparaba dos taza, una de café y otra de chocolate. Cuando terminó se sentó en el mueble al lado, recogiendo sus piernas, y esperando que su acompañante empezase a hablar. La pelirroja suspiró profundamente antes de sentarse correctamente, coger la taza de café y mirar fijamente a Lucy.
—¿Por qué no dijiste nada? —inquirió.
—No entiendo a qué te refieres. —mintió, sabía perfectamente qué quería decir Erza, pero quería que ella misma lo dijese.
—Así que eres verdaderamente del clan Heartfilia...
—Mi apellido lo dejó claro el primer día. —musitó.
—No, últimamente hay muchas personas que portan el apellido sin ser parte del clan, después de todo, ¿quién no quisiera ser parte del clan que fundó la magia? Al final, lo comprobé por la marca que portas —Lucy rodó los ojos, molesta. Pensaba que se había encargado de borrar y quemar todo lo referente a su clan, ser una Heartfilia no era algo que la hacía orgullosa, para ella, portar ese apellido era una maldición.
—Ve al grano.
—Después de que tu madre y tu padre desaparecieran, muchos de los demás clanes también lo hicieron, incluso hubieron algunos que cambiaron sus apellidos con tal de olvidar todo, y en este último grupo, también está el mío.
Lucy captó lo que Erza quería decir, ella también formaba parte de un clan. La cosa, de alguna manera le llegó a preocupar, era cierto que los Heartfilia portaban una maldición, pero no eran los únicos, cada clan portaba tanto una maldición, como rituales y hechizos que sólo los miembros y herederos podían usar, estos se hallaban en libros antiguos que sólo los miembros podrían destrozar o usar, así qué la maga santa cero se encargó de hacerlos desaparecer en diferentes partes del continente.
—Déjame resumirlo, tú crees que yo tengo el libro de tu clan.
—¡Debes tenerlo! Los Heartfilia y mi clan eran clanes muy unidos, y yo soy la única descendiente del clan Karashi, y si no los tengo yo, los tiene la última descendiente del clan Heartfilia.
—Karashi eh... —la peligris se llevó la mano a la barbilla, pensativa. El clan Karashi había sido el primero en desaparecer después de qué los Heartfilia lo hicieran, era cierto que habían forjado varias veces alianzas y que eran muy unidos, pero el libro de este, era uno de los cinco que no había podido localizar—. Lo siento Erza, pero no tengo el libro.
Erza pudo deducir por el tono de voz de Lucy, que no mentía era completamente sincera, y eso le hizo sentir mal, pensaba que había encontrado una pista para averiguar lo que de verdad había sucedido con sus padres y los demás clanes. Pero no.
La puerta del departamento captó la atención de ambas, estaban tocando y antes de que una de las dos pudiese levantarse a abrir, esta se rompió dejando pasar a unas personas.
—Eh, chicas. ¡Vamos a una misión! —gritó Natsu entusiasmado, detrás de él se encontraba Gray, Wendy, Laxus, Mirajane y Juvia.
Lucy estaba en shock, ¡Natsu había destrozado la puerta de su departamento!
—¿Por qué razón debería ir a una misión con ustedes? —vociferó, molesta.
—¿Eh? —Natsu la miró como si esta tuviese 4 cabezas— ¿No es obvio? ¡Eres parte del equipo!
Y así fue, como Lucy, en contra de su voluntad, era obligada a unirse a otra cosa, además, ¿qué tendría de malo ser parte del equipo más fuerte y desastroso de Fairy Tail?
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Truth Hurt.
Fanfiction❝Si la verdad duele, y la mentira es bonita, ¿con qué derecho rompes mi mentira?❞ Lucy Heartfilia es aquello que el consejo mágico se empeñaba en ocultar hasta hace poco más de 11 meses, cuando aquella peligris de ojos salvajes se presentó inesperad...