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Keith

Huyó... Fui un idiota al pensar que él comprendería... Huyó como siempre... Claro... ¿Cómo va a gustarle un ciego, una carga, un chico?

Mis manos temblaban... Bueno... Todo mi cuerpo temblaba y tenía las mejillas empapadas en la tormenta que se me escapaba de los ojos ciegos. Me enojé conmigo por ser una mierda débil y quise por primera vez levantarme y golpear, quería pelear, quería sentir dolor en mi cuerpo, provocarlo a otros con mis puños. Pero era obvio... De aquí no saldría sin Lance... Y lo maldecí, y me maldecí por solo dejarlo a él acercarse.

Lloré hasta quedarme dormido.

Cuando desperté esperé tener a un Lance tranquilo y ofreciéndome ir a desayunar pero no. No había Lance. No escuché su voz.

—¿Quieres desayunar? —Esa no era su voz.

Asentí con los pocos ánimos que quedaban en mi cuerpo, me levanté y caminé arrastrando los pies siendo suavemente agarrado del brazo por Allura. No tenía ánimos de pelearle porqué estaba aquí.

Me ayudó como solía hacerlo Lance, quizás con un poco más de suavidad y paciencia pero yo no quería esto. Yo quería hablar con Lance. Me sentí una mierda cuando me tuve que desvestir ante ella para bañarme. Estaba incluso más incómodo que con Lance la primera vez.

—Estaré afuera —avisó después de abrir la llave de agua tibia en la ducha y dejarme un jabón en la mano.

Dejé que el agua cayera sobre mi tenso cuerpo. Y después de varios minutos me desahogué con la dura pared. La golpeé con ganas. Mis nudillos ardían y el dolor se sentía increíble, al fin había liberado todo.

—¿Keith? ¿Qué haces?

—Nada. Ya mismo salgo...

No la volví a escuchar así que di un último golpe a la dura pared y me empapé en agua de la ducha y lagrimas. No era mi culpa... Era culpa de él. Él no lo entendía... O tal vez si era mi culpa... Por ser esto.

Calmé mi respiración desenfrenada y mis lagrimas pararon de correr. Me calmé. Otra vez, estable Keith... No más Lance...

Cerré la llave de la ducha y esperé por Allura. No tardó mucho en pasarme una toalla y ropa. Y solo me quedó una cosa que pedirle.

—¿Puedo ir al área de entrenamiento?

—¿Si? Claro... Te llevo ahora...

Y así fue. En cuanto llegué pedí una sesión fácil con el robot y aunque recibí una primera paliza, a la segunda mejoré y logré dar un par de golpes. Y así continúe por no se cuanto tiempo hasta que ya dominaba la parte fácil y me sentía cansando.

Pero seguí porque no había recibido lo suficiente. O tal vez sentía que merecía las palizas por pensar en Lance.

Y seguí hasta que mi cuerpo quedó en el suelo exhausto, todo lleno de sudor y sin fuerzas ni para arrastrarme. Me dolía cada músculo pero estaba satisfecho. No había vuelto a pensar en Lance hasta este punto. El paladín azul tenía un lugar importante en mi cabeza y corazón desgraciadamente.

—¿Listo para la cena? —preguntó Allura.

—¿Por qué Lance no vino? —En vez de contestar, esa pregunta salió de mis labios.

—Eh... Hoy visitábamos un planeta...

—¿Y por qué tú no estás con ellos? Sueles ser la primera en ir y presentar a Voltron...

—Alguien debía hacerse cargo de ti. — Respondió haciéndome sentir como una carga. No era más que eso ahora que estaba ciego.

—Ah... Coran podía hacerlo...

—Coran te tiene un poco de miedo. —Rió suavemente.

Me levanté con el peso de mil cuerpos y caminé hacia donde escuchaba su voz. Ya estaba listo para marcharme.

Terminamos la rutina diaria con un baño y una cena. No tardé nada en quedarme dormido. Y así pasaron los días hasta que no pude más.

—Allura, ¿dónde está Lance?

—En una misión...

—Deja de mentirme... ¿Dónde está Lance? ¿Por qué él mismo no viene y me dice en la cara que ya no quiero hacerse cargo de mi?

—Keith... Es difícil para ambos...

—¿Te lo dijo? Oh... Claro que te lo dijo... Maldito cobarde... ¿Qué es lo difícil de entender? Porque yo no lo entiendo.

Estuvimos en un silencio incómodo eterno. El plan era que el tema muriera entre Lance y yo, no que se enterara todo el universo de que yo sentía un elefante corriendo en el estómago y el corazón me latía como si hubiera estado corriendo mil años solo por él. Y ahora Alluta lo sabe. Ya lo sabía pero no debía recordarlo, no debía involucrar a más personas.

—Tengo que hablar con Lance —solté finalmente con mis fosas nasales abriéndose peligrosamente del enojo.

A través de tus ojos (Klance) [TERMINADA pero en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora