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Keith

Tras la inoportuna aparición de los Galra tuvimos que detener momentáneamente las misiones de visitar planetas cada cierto tiempo y cada cual ha estado ocupado con lo suyo. No había podido tener ni unos segundos de conversación con Lance así que de alguna forma me sentía presionado a que en algún momento volveríamos a hablar y yo le tendría que agradecer por salvar mi trasero del Galra.

Le pedí un par de veces a Allura que me llevara con Lance para agradecerle pero siempre estaba ocupado. Llegué a un punto en el que no le creía y a veces le preguntaba a Hunk. Pero Allura terminaba teniendo razón, el paladín azul estaba ocupado.

No tuve ni señales de vida de Lance por una semana o quizás dos. Cuando pude por fin hablar con él estábamos todos reunidos comiendo. No era la mejor de las situaciones para hablar con Lance. Así que esperé a que todos se fueran, quedábamos Allura, Lance y yo. Allura sabía que quería hablar con Lance así que rápidamente anunció que se iba y desapareció.

—Yo creo que yo también me voy. —Me anunció Lance.

—Espera. —Lo detuve poniéndome de pie.

—¿Si?

—¿Me ayudas a llegar a mi habitación? —pregunté.

—Claro...

Me tomó del brazo como antes y caminamos por los interminables pasillos.

—Quería agradecerte por salvarme —dije eliminando el silencio que había entre nosotros.

—No es nada... Al final eres mi mejor amigo, ¿no?

Sus palabras cavaron en mi mente y corazón. Un mejor amigo no debería sentirse de la forma en la que yo me siento con Lance. Yo no quería ser su mejor amigo. Yo no podía ser su mejor amigo si lo único en lo que pensaba era en robarle besos, en abrazarlo, en dormir con él, en tantas cosas... Si Lance supiera todo lo qué pasa por mi mente, de la emoción que puede causar en mi corazón... Él jamás lo entendería.

Ante mi silencio él continuó hablando sobre típicas misiones futuras, cosas que ambos sabíamos y me daba de vez en cuando su sutil opinión sobre mi primera salida. Solo por mencionar las pocas cosas que pude captar cuando intentaba concentrarme en lo que decía y no en querer callar esos labios que recordaba en mi memoria como algo apetitoso y deseable.

—Ya llegamos —murmuró.

—Lance... Yo... —intenté buscar las palabras correctas en mi vocabulario pero no podía pensar.

Su tacto en mi brazo quemaba mi piel, aún no me había soltado. Me puse delante de él y busqué con otra mano su hombro. En cuanto lo encontré mis nervios aumentaron.

—Keith... ¿Qué haces...? —susurró.

—Nada...

Retrocedía cada vez que me acercaba pero como todo... Al final acaba y chocó con la pared. Estaba atrapado entre mi cuerpo y la pared. Yo me sentía como este dicho, "entre la espada y la pared". Nuestros cuerpos estaban perfectamente a pegados como para seguir su respiración, sus latidos, todo. Coloqué mi mano libre en su cuello y lo acaricié. Me acerqué a su oreja pero morder sería demasiado incluso para mi. Intentaba controlar esos alocados impulsos que me decían que me detuviera pero era como tener a tres perros salvajes tirando de las cadenas. Ansiaba sus labios, su cuerpo, su amor...

Rocé con mis labios y nariz en su mandíbula, por un segundo pensé que estaba petrificado, sin saber cómo reaccionar ante mis acciones. Pero sentí sus manos haciendo jirones con mi camisa y su aliento pesado en mi oreja. Seguí con mi camino hasta encontrar sus labios con los míos. Ese rocé le produjo escalofríos que sentí por la cercanía. Mis manos descendieron por su pecho hasta rodearlo y apretar ligeramente su trasero. Mi acción lo sorprendió y yo lo sabía por el pequeño salto que había dado. Sentía algo crecer ligeramente en sus pantalones, mi emoción aumentó aunque podría no ser lo que yo pensaba. Tomé una vez más distancia entre mis labios y los suyos y respiré su aroma en el cuello. Lance era embriagador, me sentía drogado ante la tranquilidad del moreno que me permitía hacer lo que quisiera. Y volví a rozar esos hermosos labios que me tenían desesperado pero me despegué de su cuerpo. No porque quisiera sino porque no haría más sin el consentimiento verbal del paladín azul. Así me doliera tener que tomar distancia, tuve que controlarme. Sentía el cuerpo pesado y un cosquilleo por todo mi cuerpo. Era como si mi cuerpo me quisiera obligar a besarlo y hacer tantas cosas que habían pasado por mi mente.

Esperé varios segundos y no fue hasta muy tarde que respondió, y me di cuenta del error que había cometido por seguir mis impulsos.

—Y-Yo... K-Keith... Esto... —Tartamudeaba, estaba sin palabras y yo no sabía qué decirle.

Escuché como se escabullía por la habitación y no volví a escuchar sus pasos. Me sentía miserable, por un segundo pensé que tenía el control, por un segundo sentí las nubes pero caí con más fuerza que solo gravedad. Sentí la presión en mi corazón, en mis ojos, en mi cuerpo. Llegué a tropezones y golpes con las paredes a la cama, allí me senté y coloqué mis manos sudorosas en mis rodillas intentando secarlas. Lo había fastidiado. Esto era peor de lo que mi mente podía procesar. Mis manos viajaron hasta mi cabeza y moví el cabello hacia atrás frenéticamente, mis codos de anclaron a las rodillas y mi cabeza quedó atrapada en mis manos. La lluvia en mis ojos cayó y quise que se inundara la habitación en lágrimas y me ahogara. Él había huido por mis impulsos.

A través de tus ojos (Klance) [TERMINADA pero en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora