12.

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—Jimin...–le llamó en un suave susurro.
—¿Estás despierto?

El mencionado no respondió, se encontraba profundamente dormido en un lado de la cama con posición boca arriba, la cual era tan común en el desde niño. YoonGi se adentró más a la habitación del castaño, caminando de puntitas a el espacio vacío de un lado de la cama. Apoyó sus palmas en el colchón, miró el sereno rostro de Jimin y sonrió en línea, pensando en cómo es que hubiera sido todo si no se ubiera aferrado a él desde un principio.

—¿Cómo es que pudiste soportarme?
–susurró acariciando las ebras castañas de Jimin.— ¿Tú me hubieses elegido? –preguntó como si este fuese a responderle, sin embargo, no esperaba que lo hiciera.

«Por que no espera que lo haga»
Y es que lo supo, pudo entenderlo al verlo hace una semana con aquel traje. Tan elegante, tan fino.

Los sentimientos resguardados en su interior, ya no eran los mismos a los que tenía hacia el cuando eran niños, a cuando eran adolescentes. Por qué YoonGi ahora es un adulto al igual que Jimin. No solo sus cuerpos habían crecido, no solo sus mentes, no solo ellos como familia, sino, sus sentimientos, sus sentimientos y pensamientos a cerca de uno del otro. Por que –talvez– los sentimientos eran compartidos, eran mutuos. Eran reales.

–Yoonnie...–dijo entre sueños el castaño, sonriendo como un pequeño. El pequeño de YoonGi.

YoonGi lo miró con ternura, acariciando con cariño la mejilla del castaño, para luego con su pulgar delinear los labios de este. Lamió sus labios deseando el suave tacto que estos le brindaban, una sensación exquisita que le hacían ser adictivos y necesarios para el, para ellos.

Toda una semana sin poder dormir, sin poder pensar adecuadamente y no actuar como de costumbre. En todos lados lo veía, lo sentía, lo presenciaba. Los besos, los roces habían quedado tatuados en la piel de YoonGi, no se iban, no desaparecían. No podía olvidarlos.

–Jiminha...–le llamó. Su corazón palpitaba, estaba loco. Realmente loco por el.

—¿Hmm?–Jimin le miró con ojos somnolientos.—¿Qué hace aquí mi señor? ¿Por qué no está durmiendo?

—Y-Yo...–suspiró, rascándose la nuca nervioso.—No podía dormir...

—¿Quiere que le prepare algo?– se quitó las sábanas encima, sentándose en la orilla de la cama.—Puedo ir y

—No.–le interrumpió negando con la cabeza.—Solo quiero dormir contigo, abrazarte como todas las noches lo hacemos ¿Entiendes? No puedo dormir sin ti en la cama, mucho menos ahora porque...–tragó duro y prosiguió.— Creo que...yo...eres necesario para mí ¿Si? –suspiró frustrado, volteando a mirar a otro lado, ya que Jimin le miraba con sorpresa.—Bien, lo dije.

Silencio. El silencio gobernó la habitación, sin embargo no era un silencio incómodo, sino uno muy tranquilo, acogedor para ambos.

—¿Se está confesando, mi señor?
–preguntó sonriendo con sorna.—No está jugando ¿Verdad? Por que lo de la serpiente aún no lo entiendo y me es difícil comprenderlo.

YoonGi comenzó a carcajearse con fuerza al escuchar la inocencia de Jimin, en comentar que aún no entendía lo de la serpiente. No le importó que el castaño le escuchara reírse de esa manera, ni si sus padres se despertaban por el escandalo, pero le era increíble como Jimin le hacía felíz.

«Sin embargo, es muy torpe para darse cuenta»

—Ah~ Jimin...Esta vez me queda claro que cumpliste con mi orden.–el mensionada le miró sin entender.
—Talvez sea el primero.–sonrió mostrando sus encias, tomando de nuevo el rostro del castaño.—¿Puedo besarte?

«Mayordomo» [Y•M] 🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora