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(Parte1 de 2)

3 años después...

—Terminamos...–le dijo YoonGi a Hyeon, terminando lo que desde un comienzo había sido una mala idea, pero ahora tenía una buena razón hacerlo.

—¿Qué?...¿Porque terminar?– preguntó volteando a ver al rubio, quien tenía la mirada perdida.—!No puedes terminarme, solo yo puedo hacerlo! ¡Yo soy la que siempre termina las cosas! –reclamó, pensando por unos segundos la razón del porque el fin de su relación, sintiendose aún más furiosa.—Es por ese maldito androgino ¿verdad? Porque desde hace 6 meses no me contestas el teléfono ni me regresas los mensajes y tengo que ser yo quien tiene que ir hasta tu empresa a buscarte pero nunca puedo contactarte.–YoonGi volteó a mirarla pero se sentía cansado, no tenía fuerzas para responder. —¿Te vas a quedar callado?...Yonnie, por favor, dime que hice mal para cambiarlo...

Hyeon comenzó a derramar lágrimas, no podía creer que YoonGi terminara su relación por un hombre, por un maldito androgino como ella le dice a Jimin. Pero él no tenía la culpa, en realidad, nadie la tiene.

El celular de YoonGi comenzó a sonar, el nombre de quien había mandado a buscar a Jimin hasta New York para saber de su paradero aparecía en su pantalla, anunciandole malas o buenas noticias.

—Largo...–susurró mirando sonar su celular.—Esto se acabó Hyeon, largate de una vez...

La mencionada miró al pálido con odio, realmente no lo entendía, todo iba bien y de derrepente cambió a alguien desinteresado, ausente, distraido... Todo y gracias a Jimin, el estúpido androgino que no tenía las intenciones de destruir la relación de Hyeon y YoonGi, quien amaba a alguien prohibido, pero nunca tuvo esas intenciones, al contrario, deseaba la felicidad de ambos.

—Todo por Jimin ¿eh?...–chasqueó la lengua, negando la cabeza con incredulidad.—Eres una mierda. ¡Haré que te arrepientas!

Hyeon salió del auto dando un portaso, dejando a YoonGi con un nudo en la garganta pero, este no tardó mucho en comenzar a llorar, sin embargo, marcó el número de quien le había llamado hace unos momentos, estaba listo para encontrarlo y verlo de nuevo. Estaba listo para ver a su Jimin dispuesto a no dejarlo ir y no le importaba que tan lejos estuviera, iba a ir trás de él.

Joven Min, ya tenemos noticias de Jimin...–dijo una voz del otro lado de la vocina.

—¿Sigue en New York?–preguntó ansioso.

Me informaron que el ya no está estudiando en la institución desde hace 2 años...Al parecer se regresó a Corea desde que terminó su estadia aquí.

—Joon, ¿él ya te dijo donde está viviendo?

Si, hace unos momentos se dirigió a donde le han visto. Al parecer vive en un edificio, el lugar está escondido de la ciudad, solo que no sabe si seguirlo hasta dar con su departamento...

—Dile a Joon que lo siga y entre hasta dar con su departamento.–hizo una pausa encendiendo su auto y dar la vuelta en dirección Seúl.— Y que me informe si vive solo o no, que no se le escape nada.

Esta bien, tan rápido tenga noticias, le marco para informarselo.

YoonGi colgó la llamada, las llantas del deportivo rechinaron contra el pavimento por la velocidad sugerida, el pálido no podía notarlo pero en su rostro había una sonrisa tan grande que mostraba sus rosadas encias, la felicidad iradiaba de él como un sol y no podía esconder está vez lo felíz que se sentía.

—Te encontré, por fin te encontré...

(...)

Jimin caminaba cerca de las 10 pm hacia su nuevo departamento en Seúl, ya había pasado un largo tiempo desde que decidió vivir en otro lugar después de aver regresado a Corea, pues no queria estar muy cerca de la mansión, mucho menos cerca de YoonGi. Las cosas se habían tornado más tranquilas para el ya que la señora Min le advertia no hablarle a YoonGi en ningun momento, ya que si lo hacía, se quedaría mucho más tiempo del acordado en New York pero, en ningun momento intentó hacerlo o al menos antes de las fotos y video que llegaron hasta el. Sus pensamientos se basaban en llamarle y pedirle perdón, sin importarle que el no tuviera nada del cual disculparse, pero se sentía con culpabilidad todo el tiempo.

El creyó que YoonGi le pertenecia, que la promesa que de niños hicieron sobre si le querría para siempre realmente era sincera y leal, como el siempre solía recordarselo cada vez que intentaba hacer amigos, en algún momento le creyó completamente. Pero, no eran más que simples palabras llenas de chantaje...

Al bajar por unas escaleras para ir por una calle en dirección a su departamento, visualizó a un chico tirado entre unos botes y bolsas de basura, su ropa estaba desgarrada y en su rostro notó golpes al igual que sangre en su camisa blanca. Por un momento pensó en pasarlo de largo por que podía ser peligroso pero no podía dejarlo, algo se lo inpedía. Se hacercó hasta el, se inclinó en cuclillas alzandole su rostro con delicadeza para luego sacar del bolsillo de su pantalón un pañuelo, limpIando con él la sangre seca que le escurría de las comisura de sus labios.

—Oye...– le removió un poco, tratando de hacerle despertar.—¿Estás bien? ¿Te encuentras bien?

El chico no contestó, solo se removió un poco ya que Jimin limpiaba a toquesitos los golpes de sus mejillas.

—¿Dónde está tu casa? ¿Donde vives?– el chico pelinegro abrió un poco sus ojos, mirando por un momento a Jimin, quien le seguía limpiando sus heridas.

—Mi casa...la iglesia–susurró con esfuerzos haciendo un gesto de dolor.

—¿Cuál iglesia? –preguntó confundido, dejando de limpiar el rostro del chico para escucharle atento.

—La iglesia del orfanato...

Jimin sintió como su pecho se apretaba dejandolo sin aire y en completo shook, no podía creer que el chico frente a el venía del mismo lugar del que el venía: el orfanato. Los recuerdos de ese lugar que le dió todo cuando era niño, llenaron su alma de felicidad pero, tambien de tristeza. Felicidad porque muchas veces vió como niños como él, sus amigos, eran adoptados para irse a un lugar donde tendrían todo, especialmente tendrían una familia. Y tristeza, porque muchas veces se quedaba solo, era a quien menos miraban para ser adoptado, pero llegó YoonGi a él prometiendole algo tan hermoso como el cuidado y cariño eterno que por muchos años ya no había tristeza, pero ahora que lo piensa, talvez YoonGi no lo sintió de esa manera.

—Pero tu casa, ¿en donde vives?– preguntó está vez con la voz temblorosa.

—El...orfa- el chico se quedó sin fuerzas, terminó desmayado en el suelo cometamente incosiente, haciendo que Jimin corriera a tomarlo con sumo cuidado y le levantara del suelo para poner el brazo del chico sobre sus hombros tomandolo de la cintura al instante y así poder llevarlo hasta su departamento.

«¿Qué es lo que haces Jimin» dijo la voz de YoonGi en tono de regaño, su conciencia estaba en su contra.

—Tengo que ayudarlo...

«¿Ayudarlo? Regresa a ese mocoso a donde estaba.» ordenó.

—No puedo hacer eso...

«Si no lo haces, esta vez no me importará que llores Jimin.» sonó en tono de advertencia.

—Tengo que hacerlo, además, usted tiene mejores cosas que jugar conmigo ¿cierto, mi señor?

Jimin rió ironico, volteando a ver al chico inconsiente que sostenía con todas sus fuerzas. Talvez no le conocia, pero sentía la necesidad de ayudarlo ya que tambien era huerfano, y por la pinta que llevaba, se veía que no la estaba pasando bien.

—Yo te voy a ayudar, sin importa qué, lo voy a hacer...

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Hola~ new capítulo jsjsjsjs
Espero les guste. Si tengo faltas de ortografía, lo siento, lo arreglaré después.
Chao~ 🍃
Atte: Bae🏀

«Mayordomo» [Y•M] 🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora