21.

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Jungkook

Caminaba a unas calles cerca de la tintoreria a la que había mandado el traje de Jimin a lavar, planchar y tinturar después de haber salido de su departamento esperando lograr encontrarlo en casa cuando fuera a entregarle su traje. Pero aún si no estaba, yo le esperaría hasta su regreso para agradecerle de manera correcta.

Cuando llegué al establecimiento, deslizé la puerta hacia el frente, haciendo sonar una campanita y Yiyi –la dueña de la tintoreria– me recibiera con una linda y agradable sonrisa.

—Ah~ kooki~ ¡bienvenido!–dijo alegre, juntando sus manos con gran emoción.

—¡Buenos dias, YiYi!–le saludé, regresandole el mismo gesto.

—Esperame un momento, enseguida te traigo tu traje, muchacho.

Asentí con la cabeza eternecido y esperé pacientemente a la linda anciana, quien no tardó demasiado en regresar al mostrador y entregarme el traje con un delicioso aroma a vainilla inpregnado.

Tecleó algunas teclas al pasar la etiqueta de la bolsa que cubria parte del traje. Sonó un “Bip” y una etiqueta salió de la máquina con el precio y otra información en ella.

Tomé mi cartera y saqué 10,000 wons, y se los entregué a Yiyi haciendo una revencia.

—¡Gracias, Yiyi!–me despedí eufórico sacudiendo mi mano al aire. Imitó mi gesto y salí del lugar con una gran sonrisa en mi rostro.

Quería volver a ver a Jimin, y entregarle el traje, que era una buena excusa para ir a visitarlo.

Pero antes de ir directo a su departamento, pasé a una caféteria por una donas y un café, no sabía cual le gustaria, pero por su imagen dulce y suave, le pedí un latte con una dona de crema y fresas, en cambio para mi, ordené solo un americano frío.

Tomé un taxi y en una hora y media ya estaba afuera del edificio con las cosas en mis manos y una enorme sonrisa en mi rostro.

Talvez es algo presipitado decirlo, pero Jimin me gustó desde el primer momento en el que lo ví. Al principio me sentía molesto y confundido por no saber en donde me encontraba, quien era el y como es que llegué hasta su departamento, pero entre más lo miraba, entre más lo escuchaba hablar, sentía como mi pecho se comprimía.

Su rostro era tan lindo, tan terso, tan irreal...Y su voz...¡Dios! ¡su voz es tan dulce!

No podía esperar más para verlo, así que entré de una vez al edificio, anoté mi nombre en la libreta de visitantes y subí al ascensor apretando el botón con el número 6.

Estaba muy emosionado, seguro que si me viera a mi mismo, vería la enorme sonrisa que está en mi rostro, y seguro se vería lo nervioso que me encuentro.

Toqué la puerta tres veces y esperé un poco, hasta que una señora que no era Jimin abrió la puerta de su departamento.

—Am...¿Se encuentra el lindo chico que renta este departamento? –me atreví a preguntar.

—Oh, no no...Hace dos días fué desocupado. Me destrozaron el apartamento pero lo recompensaron muy bien.

¿Destrozaron? ¿Se fué? Se fué el mismo día que me fuí de aquí pero, ¿por qué?...

—¿Conocias al chico?–me preguntó curisa.

Asentí con la cabeza algo desilucionado mientras curioseaba el interior del departamento,solo por si acaso.

—Ah, si. Algo así...

—Entiendo.Pero ¿Podrías entregarle su pequeño baúl?–me señaló en el interior un baúl pequeño de color rojo.— Se fueron muy rápido y solo se llevaron algunas cosas.

«Mayordomo» [Y•M] 🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora