Capítulo 3

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Los dos seguían frente al túnel, completamente inmóviles y observando su interior. No estaba iluminado, por lo que no tenían manera de saber su longitud y menos aún lo que había al final del mismo.

Stiles miró de reojo a Miguel, esperando a que hiciera algo. Nunca había sido de los que esperan a que le digan qué hacer. Pero vista la actuación del hombre cuando los Jinetes estuvieron a punto de descubrirles, algo le decía que era mejor dejarle llevar la iniciativa.

Sin saber absolutamente nada de él, todo apuntaba a que su misterioso acompañante estaba acostumbrado a lidiar con situaciones peligrosas. Y estaba claro que un túnel negro como el interior de la boca de un lobo del que procedía un intenso frío y que además había aparecido por arte de magia, era algo peligroso.

Sin embargo, su compañero seguía tan quieto como él.

- ¿Qué pasa? –preguntó Stiles.

- Tengo un mal presentimiento.

- Es lo único con lo que nos hemos encontrado que parece una salida.

- Aun así. ¿No notas eso?

- ¿Te refieres al frío y al puro terror que parece emanar directamente de este túnel? –preguntó con retintín-. Sí, lo he notado. Pero no nos queda otra opción.

El hombre apretó los puños, reuniendo todo el coraje posible, y dio un paso hacia el interior. Enseguida un escalofrío recorrió su cuerpo pero se obligó a continuar. Stiles tenía razón. Esa era su única manera de salir de allí.

A medida que caminaba, muy despacio pero sin pausa, se dio cuenta de que el principal motivo por el que no se había echado atrás era, en realidad, porque si lo hacía Stiles entraría solo. Y no iba a permitir que eso ocurriera por nada del mundo.

Miró de reojo al chico, quien caminaba muy pegado a él, preguntándose por qué le preocupaba tanto la seguridad de alguien a quien acababa de conocer.

Probablemente sería porque era la única persona con la que podía hablar, por muy cansino que fuera...

Aunque parte de él le decía que el único motivo por el que seguía a su lado era porque temía quedarse catatónico si dejaba de interactuar con alguien, estaba convencido de que había algo más.

Algo como el hecho de que no sabía absolutamente nada de sí mismo o cuánto tiempo llevaba allí, lo que en cierto modo significaba que comenzó a ser consciente desde el momento en que apareció ese muchacho tan peculiar.

Y aparte de ser extraño, también resultaba terrorífico que su mera existencia dependiera de un adolescente.

A medida que avanzaron la oscuridad se hizo aún más intensa, hasta el punto de que ni siquiera podía distinguir el cuerpo de Stiles. Maldijo interiormente. Así no podría protegerle si aparecía un Jinete.

Intentó agudizar más la vista... y entonces, de repente, vio todo con una claridad asombrosa. Era como si acabaran de encender las luces.

- ¡Joder! –gritó Stiles a su lado, retrocediendo un paso.

- ¿Qué pasa ahora?

- Tus ojos.

- ¿Qué les pasa?

- ¿Cómo que qué les pasa? ¡Están brillando!

- Quieres dejar de gritar –gruñó por lo bajo.

The Other SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora