Stiles consiguió contener el grito de pavor que estaba a punto de salir de su boca, sólo para darse cuenta de que en realidad no estaba en peligro.
Había despertado con la sensación de que alguien le perseguía y estaba a punto de atraparle. Pero evidentemente eso era imposible viendo dónde se encontraba ahora: en una vieja estación, esperando a que llegara su tren.
La preocupación desapareció tan pronto como comprendió que sólo había sido un sueño. No era la primera vez que sufría pesadillas que tenían tanto detallismo que era como si estuvieran ocurriendo de verdad. Otro de los inconvenientes de contar con una imaginación tan desbocada y una mente que era incapaz de descansar, especialmente a raíz de haber sido el huésped del Nogitsune.
Afortunadamente, el demonio japonés hacía mucho que había dejado de ser un problema.
Así que Stiles suspiró, aliviado porque nadie le estuviera persiguiendo, y esperó tranquilamente a que llegara su tren.
Y entonces se dio cuenta de un curioso detalle: No recordaba qué tren era el que debía coger.
Intuyendo que la confusión era debido a los estragos de la pesadilla, de la que todavía no había terminado de recuperarse, buscó el billete en su bolsillo... pero no lo encontró por ningún lado.
¿Tal vez aún no lo había comprado? Eso tendría bastante sentido.
Salvo por otro inquietante detalle:
¿Por qué no era capaz de recordar adónde se suponía que debía ir?
De golpe sintió la misma angustia que durante meses fue una constante en su vida, cuando era incapaz de diferenciar la realidad de los sueños.
Lo último que necesitaba era que el Nogitsune hubiera vuelto.
Se aproximó al panel de información que estaba situado en uno de los extremos de la sala de espera. En este se anunciaban los nombres de los próximos trenes que pasarían por Beacon Hills y vio que casualmente todos llegarían con retraso: Pripyat, Canaan, Bodie, Boneville, Bannack, Skido, Garnet.
Hizo memoria de cuál se suponía que era su destino, pero por más que lo intentó fue incapaz de recordarlo. De hecho, ninguno de esos nombres le resultaba remotamente familiar.
- ¿Qué demonios está pasando aquí? –preguntó en voz alta, preocupado. ¿Cómo era posible que estuviera en una estación de tren y no supiera adónde debía ir?
¿Tal vez no iba a coger ningún tren, sino que estaba allí porque estaba esperando a otra persona?
Sí, eso tendría más sentido, dedujo rápidamente...
Salvo que tampoco recordaba a quién se suponía que había ido a recoger.
Por más que lo intentó, el pulso comenzó a acelerársele. A medida que trataba de recordar por qué estaba allí y seguía sin encontrar respuestas, el desconcierto dio paso a la preocupación. Y de ahí al pánico. Nada de aquello era normal.
Inspiró profundamente, intentando relajarse. Un ataque de pánico no le serviría de nada.
Observó con atención el lugar en que se encontraba. La sala estaba en un sepulcral silencio pese a haber varias decenas de personas esperando, aunque eso no era lo más extraño de todo.
Stiles nunca había estado en la estación de Beacon Hills, pero algo le decía que no debía tener el aspecto que ahora estaba viendo: como si fuera del siglo XIX y en la que cualquier tipo de modernidad brillaba por su ausencia.
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The Other Side
FanfictionStiles despierta en una estación abandonada sin saber cómo ha llegado allí ni dónde está exactamente. Pero esos no serán los únicos interrogantes con los que se encuentre... hasta que de pronto aparece un peculiar aliado que resulta ser otro misteri...