Al regresar a la sala de espera los ánimos estaban por los suelos. Tras horas dando vueltas sin rumbo fijo, haberse encontrado con la que parecía ser su única salida pero que también podría matarles era lo peor que podía pasarles.
Curiosamente, Stiles no se sentía cansado, por lo que intuyó que allí el tiempo se regía de un modo distinto. Si bien ese no fue el único motivo por el que no se sentó en los bancos para descansar. Tenía la sensación de que si lo hacía estaría más cerca de quedarse como el resto.
En ese sentido hubiera preferido que Miguel y él estuvieran solos, o incluso sólo él. Eso era mejor que estar rodeado de un montón de gente que eran como fantasmas vivientes, además de un constante recordatorio de lo que podía pasarles.
Así que optó por apoyarse en la pared, frustrado, observando con curiosidad el techo.
Y entonces cayó en un detalle que hasta ahora le había pasado totalmente desapercibido.
- Aquí hay algo raro.
Fue el hombre lobo quien habló, quitándole las palabras de la boca.
Al centrarse en él Stiles vio que no se estaba refiriendo a lo mismo que él había descubierto, sino al cartel de información.
Al observarlo vio que nada había cambiado desde que se fijara en él por primera vez, con el anuncio de retrasos en todas las llegadas.
Pero en el caso de Miguel parecía que fuera la primera vez que observaba el panel. Y la primera vez que se daba cuenta de algo importante, si Stiles hacía caso a su expresión tan concentrada.
- ¿A qué te refieres?
- Esos nombres. ¿No te suenan de algo?
- La verdad es que no. Fue lo primero que me llamó la atención cuando desperté. No conozco ninguna ciudad con esos nombres que tenga conexión por tren con Beacon Hills.
- Eso es porque Beacon Hills no tiene estación de tren –replicó con desagrado, como si acabara de decir lo más estúpido del mundo.
Enseguida Miguel se dio cuenta de que en realidad lo más extraño era que supiera que en Beacon Hills no había estación de tren, lo que sólo podía significar que él también conocía la ciudad donde vivía Stiles.
Lo que, por otro lado, tenía todo el sentido del mundo, ya que cada vez tenía más claro que ya se habían visto antes.
No obstante, no dijo nada. Tampoco quería que volviera a atosigarle a preguntas sobre cuándo, dónde o cómo podrían haberse conocido. Ahora tenían cosas más urgentes en las que centrarse.
- ¿No te suena el nombre de Pripyat? –le preguntó al chico.
- Pues ahora que lo dices... ¿Esa no es la ciudad que tuvo que abandonarse cuando el escape de Chernobyl? –preguntó, extrañado-. Pero... eso está en Ucrania. La única manera de llegar allí es en avión.
- Olvídate de las comunicaciones convencionales. Aquí no tienen cabida. Lo único que debe importarnos es que Pripyat es, a día de hoy, una ciudad fantasma.
- ¿Y?
- Y pasa lo mismo con Canaan. –Señaló el cuarto nombre que aparecía en el panel-. Es una ciudad abandonada a unos 100 kilómetros de Beacon Hills.
Stiles abrió los ojos de par en par, sorprendido porque hubiera dicho una frase tan larga. Pero también por lo que había dicho.
- ¿Cómo sabes eso?
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The Other Side
FanfictionStiles despierta en una estación abandonada sin saber cómo ha llegado allí ni dónde está exactamente. Pero esos no serán los únicos interrogantes con los que se encuentre... hasta que de pronto aparece un peculiar aliado que resulta ser otro misteri...