Capítulo 10

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Stiles había entrado en una especie de duermevela. Tras pasar un buen rato no haciendo otra cosa que besar a Derek los labios habían empezado a dolerle por el escozor de la barba. Entonces decidió parar y simplemente quedarse apoyado en el pecho del hombre lobo, los dos sentados en el suelo, disfrutando de la cercanía de sus cuerpos y de la tranquilidad que se respiraba en la taquilla.

No tenían ni idea de lo que estaba pasando fuera. Ni en el resto de la estación fantasma ni al otro lado, donde confiaban en que Scott estuviera haciendo todo lo posible para acabar con los Jinetes.

Pero nada de eso podía importarles menos siempre y cuando estuvieran juntos.

- ¿Sigues sin recordar cuándo te secuestraron los Jinetes? –preguntó de pronto Stiles. Era el gran problema que tenía con la hiperactividad: por mucho que quisiera estar relajado su cerebro siempre iba por su cuenta y no podía estarse quieto.

- No, ¿por qué?

- Intento cuadrar las fechas –explicó-. Y de todos los recuerdos que he recuperado hasta ahora de ti, de los dos estando juntos, no consigo colocarlos en una fecha en concreto... No tengo manera de saber si pasaron días, semanas o meses antes de que te llevaran.

- ¿Y qué más da eso? Lo importante es que ahora sabemos que ocurrieron de verdad.

- Sí. Pero quiero saber cuánto tiempo pasó desde que te secuestraron. El tiempo en el que yo no me di cuenta de que no estabas y...

- Hey... -susurró, besándole en la sien-. Olvídate de eso. No fue culpa tuya.

- Ya lo sé. Pero me da rabia pensar en ti estando aquí, solo y a saber durante cuánto tiempo.

- Ahora no estoy solo –le recordó, estrechando un poco más su cuerpo.

- No... No lo estás.

- ¿Qué pasa? Estás sonriendo más de lo normal.

Efectivamente, la cara triste que Stiles había tenido hasta hacía unos segundos se había transformado en una pequeña sonrisa.

- Acabo de recuperar otro recuerdo de nosotros.

- Cuéntamelo –pidió el Beta.

- Fue cuando apareció un Wendigo en Beacon Hills.

- No sabía que tuvimos que enfrentarnos a un Wendigo.

- Pues lo hicimos... Más en concreto, lo hiciste tú. Y muy bien, la verdad... Con lo poco que te gusta el fuego fuiste tú quien se encargó de chamuscarle y acabar con él.

- Es raro recibir cumplidos de algo que ni siquiera recuerdo haber hecho... Pero está bien que pase, para romper la costumbre.

- No digas eso –bromeó, pues intuía que Derek tampoco hablaba en serio-. Puede que ya no seas el Alfa oficial, pero todos sabemos que lo mejor es hacerte caso. Que es la única manera de salir con vida... Por eso...

- ¿Sí?

- Lo que he recordado... Fue justo después de que nos deshiciéramos de ese monstruo. Tú estabas agotado después de pelear con él y todavía te estabas recuperando de las heridas. Así que nada más llegar al loft te tumbaste en la cama y te quedaste dormido... Y yo –se sonrojó-, quise hacer algo agradable para compensarte por todo lo que hacías por nosotros...

- ¿Algo agradable? –alzó una ceja, repentinamente curioso.

- No es lo que piensas –le advirtió, para enseguida poner cara de circunstancias-. Y ahora que lo pienso yo, no sé cómo no aproveché esa ocasión... Pero el caso es que hice algo para todos los públicos.

The Other SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora