Capítulo 27

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Stiles consiguió contener el grito de pavor que estaba a punto de salir de su boca. Desorientado por la pesadilla y temeroso de que en realidad no hubiera despertado de ella, sólo pudo encogerse sobre su propio cuerpo, intentando dejar de temblar.

Todo mejoró cuando, un segundo más tarde, una mano se posó sobre su cintura y, sin apenas esfuerzo, le hizo girar en la cama para refugiarse entre unos brazos que ya le estaban esperando.

- Estoy aquí –susurró Derek-. Sólo ha sido una pesadilla.

El temblor del chico aumentó, siendo esta vez de alivio. Durante unos segundos no dijo nada, sabiendo que su compañero no preguntaría hasta que no estuviera más calmado. Así que simplemente se llenó de la seguridad de saber que estaba a salvo. Que ese era su presente y que nadie se lo iba a arrebatar.

Las caricias del hombre lobo sobre su espalda continuaron durante minutos, los dos sumidos en un apacible silencio. En otra ocasión ese confort habría conseguido que se quedara dormido entre sus brazos. Esta vez, sin embargo, su cabeza estaba demasiado despierta para entregarse de nuevo al descanso.

- ¿Hasta cuándo durarán? –preguntó en voz queda-. Cuando creía que ya me había desecho del Nogitsune ahora son los malditos Jinetes los que me traumatizan.

- ¿Qué has soñado?

- Que estaba en la estación. Y no podía encontrarte.

- Sólo era un sueño –le besó en la frente-. Un mal recuerdo.

- Lo sé, pero... -se apretujó un poco más entre sus brazos, dejando que su calor y olor le reconfortaran. El loft estaba en penumbras, al ser luna nueva, por lo que debía guiarse por el resto de sentidos-. ¿Tú cuando dejaste de tener pesadillas?

Derek dudó durante unos segundos.

- ¿Quieres la verdad o la mejor respuesta?

- La verdad, claro. Si no podemos ser sinceros entre nosotros ¿con quién vamos a serlo?

- En ocasiones todavía tengo pesadillas. Pero ya no son como antes. No son tan vividas y cuando despierto no lo hago temblando. Y ahora ocurren, a lo mejor, un par de veces al año; generalmente en el aniversario de su muerte o en días señalados como su cumpleaños.

- ¿Y qué es lo que haces para superarlo?

- Básicamente, lo mismo que estás haciendo tú ahora.

El corazón de Stiles latió un poco más deprisa, sintiéndose complacido. Hasta que volvió la preocupación.

- ¿Y no te da rabia pensar que va a ser así para siempre?

- Sé que no va a ser para siempre –dijo con seguridad-. Cuando acababan de morir era cerrar los ojos y ver la casa ardiendo, a Kate riendo y provocándome. Y cuando despertaba lo hacía gritando, llorando y odiándome... Ahora, cuando tengo una pesadilla, lo que pienso es en lo horrible que es que no estén conmigo, pero también que ellos no habrían querido que sólo pensara en sus muertes. Y entonces recuerdo algo agradable que viví con ellos y eso hace que me sienta mucho mejor. Incluso consigo volver a dormirme y recordarles de nuevo en sueños. O si no, al menos sirve para que empiece el día con más ánimos.

El muchacho recapacitó sobre la lógica de la estrategia de Derek, y decidió ponerla en práctica inmediatamente.

- ¿Recuerdas cuando te llamaba Miguel en la estación? –preguntó en medio de una sonrisita-. Apuesto a que nunca pensaste que volverías a oír ese nombre.

The Other SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora