Capítulo 12

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Sentir su cuerpo junto al mío me enloquecía de verdad, jamás había sentido esto antes. No era la primera vez que estaba así con un chico, debo reconocerlo, pero jamás me había sentido asi. La pasión se desbordaba entre los dos.

No parabamos de besarnos, y en verdad no quería parar, quería más de él, quería sentirlo, quería tenerlo entre mis brazos por siempre y estaba segura de que Enzo también me deseaba a mi.  

Pase mis manos por su pecho, lo rodee para poder sentir su espalda, enloquecía percibiendo el calor de su cuerpo junto al mío. Rodeé sus caderas con mis piernas y el gemido que se escapó de sus labios fue el permiso que necesitaba para deshacerse de su remera y dejarla tirada en el suelo de la cocina. Su torso desnudo, lo vi hoy temprano cuando él subía las escaleras pero tenerlo ahora junto a mi era mil veces mejor de lo que mi mente pervertida había podido tan solo imaginar. Con sus manos en mis caderas me presiono más junto a él y un gemido se escapó de mis labios mientras me aferraba con mis manos a su espalda; sus labios recorrieron mi mandíbula, rozó mi oreja y pude sentir su respiración agitada; besó mi cuello y ya no pude pensar en nada más que en lo mucho que lo deseaba y lo bien que el me hacia sentir.

- Te deseo... tanto - susurre agitadamente mientras sus besos en mi cuello alertaban cada parte de mi cuerpo.

Enzo se puso de pie, con mis piernas aún alrededor de sus caderas, sosteniéndome con sus manos firmes en mis gluteos. Me colocó delicadamente sobre la mesada de la cocina que estaba a mi espalda mientras me besaba en el cuello y deslizaba sus manos bajo mi remera. Sos manos eran tan cálidas y a medida que recorría mi cintura electrizaba mi piel, me enloquecía, respiraba agitadamente y quería estar cada vez más cerca de Enzo, las capas de ropa entre nosotros se sentían como universos que nos separaban. Solté mis manos de su espalda para quitarme el suéter que tenía sobre mi remera y también lo tiré al suelo, en ese instante que nos separamos para dar paso al suéter nuestras miradas se conectaron; no se que reflejaran mis ojos pero sus ojos negros brillaban sentía la pasión que ardía dentro de él y me encantaba. 

Presione mas mis piernas sobre sus caderas y Enzo cerró sus ojos, afirmando sus manos a mi cintura; podía ver su pecho subir y bajar con  el esfuerzo de su respiración agitada. Subí mis manos por su torso recorriendo sus músculos, sintiendo el calor de su piel y viendo en su rostro el gran efecto que producía en él, tomé su cabello desordenado y lo jalé más bruscamente de lo que había deseado pero le gustó porque lo vi y escuche ahogar un gemido al mismo tiempo que abría los ojos. Bese su cuello, pude sentir el sabor de su piel, pude oler su perfume con mi respiración agitada y ambos nos movimos intentando encontrar una posición donde el contacto de nuestro cuerpo fuera mayor.

Nose si fue Enzo o fuí yo quien empujó el banco sobre el cual estábamos sentados unos momentos atrás provocando que cayera estrepitosamente.

- ¿Qué pasó? ¿Están bien?- la voz de Anto- Me estoy vistiendo, ya bajo.

- Para- pude susurrar, nada más podía decir ya que todo mi cuerpo se resistía a parar y alejarme de él. 

Enzo no respondió, solo apoyó su frente en mi hombro y pude ver el esfuerzo que hacía por volver en sí; su respiración se fue normalizando poco a poco al igual que la mía.

- Dime que fue real- susurro con su cabeza aún apoyada sobre mi hombro y sus manos en mi cintura.

- Muy real - susurré en respuesta aunque a mi misma me costaba asimilar todo lo sucedido

- Dime que fue importante para ti - pero mas que pregunta sonaba a una súplica de su parte

- Muy importante, tonto - y lo abrase 

Perdida en mi (#PGP2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora