He pasado tal vez los últimos treinta minutos de pie frente al espejo del cuarto de baño.
¿Por qué se siente tan mal esto?
En primera vista, tal vez podria considerar mi cuerpo como lo normal. Pero siempre pasa, entre más lo observo encuentro más defectos y mi cuerpo se comienza a deformar.
Mis hombros son pequeños y casi no puedo distinguir mis clavículas, tienen demasiada piel que las cubre. Mi pecho luce muy pálido y sin algún tipo de forma, totalmente plano.
Los husesos de mis costillas se ven un poco más pero no lo suficiente, aun no se ven lindas.Hay lineas blancas sobre mis caderas y gluteos que sólo me arruinan más. El bello delgado no para de crecer por todo mi cuerpo, intenta protegerme como reacción natural ante la falta de proteínas pero yo lo odio, luzco mal.
Los dedos de mis pies y manos son pequeños y extraños. Debajo de mis ojos tengo manchas oscuras, mis mejillas se resecan cada vez más, los labios no tienen color suficiente, la forma de mi nariz no es la indicada...
Nada me gusta.
Enredo mis dedos en las hebras maltratadas por el decolorante, moviendolo de un lado a otro intentando que se vea bien de alguna manera, pero nada.
Pellizco mi vientre, imaginando lo lindo que podria verse sin aquellas marcas ocacionadas por ganar y perder peso bruscamente.
Junto mis piernas delgadas y los muslos se siguen tocando entre sí.
Entro a la ducha y tallo fuerte cada parte, buscando borrar cada error.
Siento enojo y tristeza conmigo mismo.
¿Por qué no puedo ser como esas personas lindas de revista?A cada movimiento, veo mi piel temblar demasiado, colgando exageradamente. Esto no debería ser así, yo debería tener el cuerpo perfecto.
Pero claro, el batido que bebí por la mañana tiene que pasar factura.
Recuerdo que lo tomé sin pensar mucho en lo que podría ocacionarme. A cada trago, mi estómago, brazos y muslos crecían enormemente.
Doy asco.
El ardor invade mi cuerpo por la fuerza aplicada al tallar y el agua comienza a quemar.
Siento náuseas de saberme hecho mierda así que salgo sin terminar de retirar el jabón.
Me inco ante el retrete queriendo sacarlo todo, aunque sólo la poca fruta que comí en el día y el batido se van.
El asco a mí mismo, pensamientos autodestructivos y el terror de continuar subiendo de peso no se marchan.
Las lagrimas corren descontroladamente por mis mejillas. Jalo mi cabello aun incado sobre el suelo, desesperado por huir de mí mismo pero nada parece funcionar.
Escucho gritos dentro de mi cabeza, mi cuerpo tiembla y la vista se me nubla.Entonces unos brazos me sostienen, intento soltarme al seguir desnudo, pues es esqueroso y no quiero que Namie me vea así, pero me aferra a su pecho deteniendo los empujones que le daba para apartarle.
Su voz a lo lejos me dice que estaremos bien, que vamos a superar todo y que estará conmigo siempre.
Confío completamente en él, entonces pierdo la conciencia con su calor abrazandome como último recuerdo.