Jimin tiene un día por completo libre y, a contrario de todos, él no lo disfruta.
"La mente es ruidosa cuando se está en silencio"
Leyó aquello en algúno de sus libros que tanto le gustan, y le dolió tanto porque es real.
No sabe en qué momento comenzó, pero poco a poco odiaba más el tiempo libre. Su mente le jugaba en contra, le gritaba los errores y malas desiciones que ha tomado a lo largo de su vida. Los "Hubiera" es lo que toma el control de sus pensamientos.
Pensar qué hubiera pasado si sus padres no le dejaban. Qué hubiera pasado si no se dejara llevar por los estereotipos de la sociedad y obligarse a encajar en ellos, aún cuando a él no le gustan. Qué hubiera pasado si su hermano, Jae, no hubiera muerto...
Muchas personas le había dicho lo bonito que es, que su cabello es suave, sus manos pequeñas adorables, que es delgado y sus mejillas coloradas lo hacen ver tierno. ¿Entonces por qué el piensa tan mal de sí mismo?
Nadie lo conoce como él mismo, sólo él sabe sobre las lineas blanquesinas en sus gluteos y muslos, sobre manchas oscuras sobre algunas partes de su piel, sobre el cambio en sus caderas, a veces más anchas o más delgadas.
Sólo él sabe que a veces se atasca en su comida, esa que evita a toda costa, pero si recae, no lo puede detener tan fácilmente.
Odia que crezca bello en sus piernas, en los brazos o el abdomen.
Odia su abdomen.
Es la parte que más le repudia, le molesta tanto cuando come un poco y se abulta inmediatamente. Por eso usa ropa holgada y nadie nota los cambios drásticos en su peso.
Jimin no se da cuenta cuando araña su estómago y pequeños hilos rojos se asoman por sus poros.
Llora desconsoladamente sobre su cama mientras se abraza, no puede más con ello.
Desearía tanto poder verse como los demás le han dicho, como Namjoon lo ve.
Su novio, cada noche que pasa con él, le deja recostarse en su pecho, acaricia su cabello y le susurra lo hermoso que es, cuantas veces sea necesario para que sonría y duerma tranquilo.
¿Por qué no puede gustarse?
Sólo Namjoon puede quererle, sólo él.
