-¡Detente!- grita cubriendo su rostro, hecho bolita en el frío suelo de su habitación.
Mierda.
Es lo único en lo que podía pensar mientras recibía fuertes patadas en todo el cuerpo. Sus dedos fueron pisados en más de una ocasión y le dolía la muñeca, como si hubiese sido fracturada.
Él no entendía cómo las cosas habían terminado así. Namjoon parecía ser un buen chico, cuando entraron al instituto, de hecho, fueron amigos.
¿En qué momento todo eso cambió?¿Cuándo se hizo tan violento y por qué?
Él sólo quería hacer lo correcto, protejer a Jimin. Tantas veces le observó de lejos, su actuar y expresar tan inocente merecían todo el cuidado del mundo.
El pequeño simplemente buscaba amor y estaba claro que aquel violento chico no se lo podía dar.
-Te dije que te metieras en tus asuntos, idiota.- Jaló de las hebras rubias para enfrentar su mirada con la contraria.- Quise hacerlo por las buenas, Yoongi. Debiste aceptarlo de esa manera.-
El más alto acercó ambos rostros, tanto que el mayor se asqueó de la corta distancia y asustándose de lo que fuese que el otro pensaba.
Peor fue cuando le besó.
Obligándole a abrir la boca con un tirón más, adentrando su lengua y mordiendo sus labios.
Yoongi también le mordió, con la intención de lastimarle.
No supo qué pasó después de que su craneo estrellara fuerte contra la madera del suelo.
Estaba tan decepcionado de sí mismo.