Capitulo 11 | Una familia

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Los días habían pasado en abrir y cerrar de ojos. Ya había comenzado con las clases de inglés y la semana que viene empezaba las clases en la universidad. ¡Eso me tenía muy emocionada! Sobre todo porque hoy iniciaba mi primer día laboral en la compañía del señor John. Cedric dijo que él me ensañaría todo lo que podía para que pudiera aprender al máximo.

Me estaba probando un vestido formal para llevar al trabajo. Pues debía de verme bien, presentable y con mucha profesionalidad. No quería decepcionar al señor John tampoco a Cedric. Ellos han hecho muchísimo por mi desde que llegué aquí. También Philip que me cuida como mi sombra.

El otro día cuando fuimos de compras para adquirir todo lo que necesitaba para mis estudios, él me guiaba y cuidaba como si fuese algo de él. Cedric no pudo acompañarnos ese día pero en la noche se nos unió, preguntándome si tenía todo lo que necesitaba para mis estudios. Le contesté lo mismo que a su padre y a Philip, pues los tres habían coincidido con la pregunta. Les dije que tenía mucho más de lo que necesitaba y se los agradecía por tanta atención y amabilidad.

Ahora que ya estoy lista, me encuentro bajando para ir a la cocina a esperar a Philip. Él debe llevarme a la empresa, John y Cedric tuvieron que ir temprano, ni siquiera desayunaron aquí, por lo que no pude saludarlos. En vista de que no encuentro a nadie, creo que la ansiedad está causando un apetito enorme en mi. O bien las vitaminas que me recetó Erwin están haciendo su función. Dejo mi bolso en la encimera y voy hasta la frutera, cojo una manzana para comérmela, no creo que Odette se moleste por comerme una manzana sin que ella esté presente.

De pronto mi bolso cae al suelo. Debí dejarlo muy en la orilla y no me di cuenta, voy para recogerlo dejando mi manzana en la mesada y me agacho para poder meter algunas cosas que salieron de lugar. Escucho las voces de Odette y Philip entrando en la cocina, ellos aún no pueden verme pues estoy detrás de la encimera, arrodillada en el suelo. Sonrió al saber que podría sorprenderlos, estoy por levantarme a saludarlos hasta que dicen algo que me deja congelada en mi lugar.

—Deberían de decirle la verdad a esa niña. Se están tardando mucho.

— Odette, entiende que no es fácil. ¡¿Cómo se supone que le diré a Alanís que yo soy tío?!— un jadeo se escapa de mi boca, llevo una mano en ella como para que no se me escuche intentando reaccionar ante esas palabras. Pero antes de que pueda hacer eso, Philip ya se encuentra frente a mi.

— ¿Alanís? ¿Qué haces aquí? Déjame explicarte lo que acabas de escuchar— Philip me levanta del suelo sosteniéndome de los brazos pero me alejo lo más rápido de él, negando con la cabeza y mis lágrimas sin poder contenerlas— Por favor Alanís, escúchame. Tienes que escucharme pequeña.

— No, no, ¡no te me acerques!

— Niña, cálmate. Deja de Philip te explique, por favor— Odette se acerca a mi poniendo sus brazos sobre los míos, intentando darme consuelo pero no funciona. La opresión que siento no me deja respirar bien, las lágrimas no me ayudan para nada, las palabras no me salen, el desconsuelo de saber que siempre tuve un tío, que podía estar conmigo, sobre todo cuando más lo necesitaba y no estuvo.

— ¡Él no estuvo! ¡No estuviste! ¡¿Qué quieres explicarme ahora?! Mamá no tenía hermano. La única que estuvo para mi siempre, era mi tía Kendra. Ella... No me iba a abandonar, s-si ese monstruo no...

— Por favor escúchame Alanís. Sé que es muy difícil esto. Pero tienes que escucharme. Tu madre era mi hermana, ella no lo sabía. Nunca lo supo. Para cuando pude dar con su posible paradero, ya era tarde. Ella ya se había ido del país.

— ¿Por qué? ¿Por qué no se lo dijiste después? Si dices que ya se había ido del país. Eso significa que ya sabías dónde estaba ¿no es así? ¿Por qué no buscaste a mi tía Kendra? ¿Por qué esperar hasta ahora?

Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora