Capítulo 6 | Culpa y Tristeza

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Canción: Faded
Autor : Alan Walker

Papá trataba de hacer más ligero el ambiente, intentando hacerme creer que no tenía la culpa. Pero si la tenía totalmente por  no saber tratar a una mujer. A Alanís para ser más preciso, he sido un ¡magnífico imbécil! Desde que llegó.

— Tranquilo hijo, no fue tu culpa. No te culpes por eso. Ella ahora está mejor, descansara un momento. Juntos la ayudaremos a que supere cada una de sus heridas. Ella nos necesita hijo y mucho. Así que por favor escúchame con atención. Te contaré sobre su vida, todo lo que el investigador obtuvo sobre la vida de Alanís.

— ¿En verdad pudo conseguir toda la información?

— Todo respecto a lo que vivió desde el punto de vista externo hijo, está claro que no pudo averiguar que tanto ha sufrido mi hija. Es lo que más me preocupa y duele. No saber exactamente por todo lo que pasó, solo ella podrá decírnoslo, si confía en nosotros. Empezaré por contarte desde su nacimiento. Alanís no conoció a Briana, su madre. Ella falleció al dar a luz, padecía de una enfermedad cardiovascular.

— Entonces...Alanís ¿creció con algún otro familiar?

— Ojalá hubiera sido así hijo. No sabes cuánto me duele saber que ni siquiera pudo crecer rodeada de alguien que le de cariño, protección, o un hogar. Al fallecer Briana, su hermana se hizo cargo de Alanís, siendo una recién nacida. Pero kendra era muy joven, apenas y había terminado su universidad, era la hermana menor de Briana. Yo las conocía muy bien, eran mujeres excepcionales, muy buenas, confiaban en  todas las personas, jamás dañarían a nadie. Ellas estaban solas, sus padres murieron en un accidente automovilístico. Y por la ¡maldita estupidez! de diferencia de clase social, mis padres se opusieron a mi relación con la madre de Alanís, Briana. Para cuando me enteré de la existencia de Alanís, ya era muy tarde. ¡Te juro! que la busqué, la busqué en todas partes pero ellas ya no estaban aquí en el país. Se fueron a México y allí dió a luz a Alanís. Es por eso que nunca hablo con mis padres, ellos dejaron de existir para mi desde el momento en que alejaron a la mujer que amaba de mi vida y desde el instante que supieron que yo tendría una hija y nunca me lo dijeron.

— ¿Es por eso que no quieres hablar de ellos? ¿Hablarle a tu madre cuando llama preguntando por ti?

— Así es. Nunca les perdonaré el hecho de que me hayan ocultado la verdad. El hecho de que por culpa de ellos yo no pude hacer nada por Briana, por Kendra, ¡por mi propia hija! ¡Me arrebataron 18 años de mi vida! Dieciocho años sin poder disfrutar de esa pequeña, de poder brindarle amor, protección, un hogar, alimento, vestimenta. Dieciocho años sin poder escuchar decirme papá, darle un abrazo, o jugar con ella, ¡todo lo que un padre debe darle y hacer con su hijo! Jamás voy a perdonarlos por eso.

— ¿Qué paso con la tía de Alanís papá? ¿Por qué dices que no creció con un familiar, si ella la vió nacer?

— Ella se enamoró de un maldito desgraciado. ¡Que juro! Juro que aunque sea lo último que haga lo encontraré y lo haré pagar por cada una de las lagrimas que hizo derramar a mi hija. Ese infeliz golpeaba a Kendra, según los informes tanto ella como Alanís sufrían de maltrato físico y psicológico por parte de esa escoria. Esa maldita plaga encerraba a Alanís en un cuarto oscuro, o en el placar, o la castigaba dejándola sin comida, cuando ella únicamente hacia cosas que cualquier otro niño de su edad, o pedía a Kendra que le hablara de su madre. Ese desgraciado la castigaba de esa forma. ¡Siendo solo una niña!una niña de 4 años, ¡lo que habrá sufrido toda infancia! Y no tenia a nadie para que la defendiera— John estaba con muchos sentimientos encontrados, de pronto la impotencia de no haber podido hacer algo por su hija, al revelar su vida, lo hizo desesperarse derramando lagrimas de dolor.

Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora