Capítulo 35| Preocupación latente

2.2K 174 26
                                    

Cedric

*** Actualmente ...

Tenía que tranquilizarme. Debo de hacerlo si quiero llegar donde mi pequeña. No puede verme así, aunque no podré ocultarle los golpes. ¡Maldita sea! ¡Debí de romperle toda la cara! Si Alessandro y John no se hubieran metido ¡juro que lo seguiría golpeando!

— ¡Ya cálmate Cedric! ¡Por Dios! Si sigues así, tío John no dejará que vayas junto a Alanís— Me agarraba de los pelos sin dejar de caminar de un lado para el otro dentro mi oficina. Nada me hacía pensar con claridad.

— Lo sé, lo sé pero de solo volver a escuchar lo que me dijo ¡ese imbécil! ¡Quiero salir de aquí para seguir golpeándolo!

***Horas atrás ...

— ¿Pudieron hablar con Alanís?

— Si, los alcanzaré en la casa campo. Estaba feliz porque iría con su abuelos y Jessi.

— Que bueno hijo, me alegra que te estés tomando todo con más calma. Creo que has madurado bastante. Te lo digo porque Sergi que solo quiso ayudar, fue lo que me dijo. Además, un beso no-

— ¿Qué? ¿De qué hablas papá?

— Lo del beso, Cedric. Por Dios dijiste que lo habían hablado con- — cuando terminamos de hablar con Jessi, ambos terminamos con un par de lágrimas en el rostro pues era imposible no hacerlo. Acordamos seguir tratándonos y conociéndonos. Salimos de la oficina de John y fuimos directo a la de Alanís. La verdad ambos no traían un buen semblante pero mucho no pudimos hablar. Alanís quería decirme algo, cosa que no pudo porque me avisaron que necesitaban hablar conmigo para concluir una negociación. Así que lo último que habíamos hablado fue que la alcanzaría en la casa de campo.

— ¿De qué besó hablas papá?

— ¡Dios! No debí decir nada. Creí que ya lo habían hablado. Fue por eso que te pregunté.

— Papá, por favor. Solo dímelo— John asintió lentamente y luego de un suspiro pesado me contó lo sucedido con Alanís, la verdad no habíamos hablado sobre eso. Ella únicamente me escuchaba atentamente, sobre todo cuando le decía lo que habíamos hablado Jessi. Y para cuándo dijo que quería decirme algo, ya no pudimos seguir hablando. Tuve que marcharme a la reunión.

Papá me contó que cuando vino a buscarla a su oficina ella no estaba. Y cuando preguntó por ella le dijeron que se había ido con Sergi a la sala de archivos. Para cuando fue por ella, ya se dio cuenta de que ¡se habían quedado encerrados! ¡Encerrada con ese maldito idiota! Comencé a imaginarme de todo, desde que ella me necesitaba hasta de que ¡ese imbécil de seguro se aprovechó de eso!

Y tal cuál, no me equivoqué. John me dijo lo que ¡ese hijo de su madre hizo! No importó nada, salí furioso de mi oficina buscándolo. ¡Lo quería matar! Llegué a su oficina abriendo la puerta de golpe. Él se encontraba frente a su escritorio. Lo golpeé directo en la cara.  Lo había agarrado desprevenido así que no le di la oportunidad de que pueda defenderse.

— ¡Anda! ¡Defiéndete imbécil! ¡¿Te atreves a besar a mi novia?! ¡¿Ah?! ¡Me las vas a pagar!

— ¡Eres un idiota! ¡Lo hice por- — le propiné otro golpe sin dejar que volviese a hablar. Sergi me devolvía algunos golpes, la rabia, los celos, el coraje todo nublaba mi mente. No quería detenerme. ¡Quería que sepa que nunca debió tocarla! ¡Ella es mía! ¡Alanís es solo mía!

— ¡YA PAREN! ¡Están destruyendo todo! ¡CEDRIC BASTA! — Alessandro y John me separaron de Sergi.
No me había dado cuenta de que en verdad estábamos destruyendo todo. La oficina estaba completamente desastrosa. La cara de Sergi igual. Eso hizo que me provocara una sonrisa, de no ser por John y Alessandro juro que deformaría todo su patético rostro.

Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora