Capítulo 13 | Ofuscaciones

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Cédric

Se había cumplido ya dos meses de la llegada de Alanís a la casa. Hace un mes que estudia inglés, va a la universidad y tres veces por semana como John la obligó a aceptar esa condición para que trabajara, va con nosotros a la compañía. La obligó más que todo por su salud, específicamente no puede realizar muchas actividades aún, es por ello que papá prefirió otorgarle trabajo sólo tres veces por semana. Así Alanís no sospecharía nada respecto a John.

Esta siendo muy difícil para él pues cada vez que observa como ella abraza a su tío, conversan o tienen complicidad en alguna cosa. Eso lo llena de impotencia al no poder decirle nada aún. Al no poder decirle a Alanís que él, es su padre. Han discutido varías ocasiones por esta razón, John y Philip, los celos de padre salen a flote, se potencian más con la impotencia de no poder hacer algo al respecto, al menos por ahora. La última vez Alanís casi los descubre discutiendo a ambos.

— Cedric, disculpa. Pero no encuentro a Sergi por ningún lado. ¿Podrías ayudarme con esto? No entiendo en realidad como clasificarlo— Alanís ingresó a la oficina con unos papeles en la mano, se veía hermosa con su vestimenta, parecía toda una mujer de negocios. ¡Maldito Sergi que tiene que entablar relación con ella! La grandiosa idea de papá, por si nosotros no podíamos ayudarla en caso de que nos encontráramos en una junta o algo así. Culpa de eso no he podido impedir que Sergi se le pegue. Me acerqué a Alanís embriagándome de su perfume suave, una mezcla a flores.

— A ver, déjame ver que tienes ahí pequeña — Alanís sonrió por como la llamé mirándome a los ojos, juraría que ese instante fue todo para mi. Sus ojos, su sonrisa, sus labios, la forma en que llevaba su pelo, todo. Todo hacía mella en mí y no sabía porqué me sentía así.

— Tienen que dejar de llamarme así, ya no soy una niña. Tu padre y tú deberían de tenerlo en cuenta.

— Es que...tienes razón, lo siento. Pero lo hacemos por que te queremos y aún eres muy chica. No porque hayas cumplido tus 18 años significa que ya eres toda una adulta.

— ¡Oye! pareces un hermano mayor celoso.

— No te rías, podría hacerte ver que tengo razón en este instante ¿sabes?

— ¿Cómo? no tienes ra- — Me acerqué un poco más a Alanís haciéndole cosquillas, me encanta oírla reír, aún más saber que yo soy la razón de eso.

— Por fa- por favor , pa-para. No es jus..to.

— ¿ Qué cosa pequeña? ¿ Que tenga razón o que te lo haya demostrado así?— Alanís apenas podía hablar entre tanta risa. No sé ni como fuimos a parar al piso, me encontraba encima de ella admirándola, apreciando cada gesto suyo. Sus pestañas, la forma espontánea que tenía al ser ella misma, única y exclusivamente delante de mi, delante de John, o Philip.

— Ya basta Cedric, esto no es justo, ¡hiciste trampa! — me tenía hipnotizado con su belleza, con su sonrisa, su ingenuidad, su inocencia. Hasta que de pronto toda la burbuja cayó, ¡el imbécil de Sergi!. Había ingresado a mi oficina. Me levanté del suelo ayudando también a Alanís a levantarse aún apreciando su sonrisa pese a la presencia del estúpido de Sergi. Ella se acomodaba la falda mientras que yo saludaba cortante a Sergi, sobre todo porque no dejaba de comérsela con la mirada.

— ¡Oh disculpen! No quise interrumpir el momento familiar.

— Sergi.

— Cedric estaba haciendo trampa, con cosquillas— Alanís aún no dejaba de sonreír eso produjo que Sergi también le devolviera el gesto. Estoy seguro que su comentario lo hizo en otro tono para molestarme y Alanís ni lo notó. Pero debo de calmarme e ignorar sus palabras.

Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora