Capitulo 10 | Una nueva vida

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Alanís

¡Todo esto era realmente sorprendente para mi! Nunca había tenido una fiesta de cumpleaños. Es más, jamás había sido tan bien recibida en una casa ajena. Desde que quedé completamente sola, sin ningún familiar que cuidara de mi. Cuándo ayudaba a las monjitas del convento donde pasé la adolescencia, en ocasiones, las ayudaba a asear otras casas, así ganaba un poco de dinero, no me permitían hacer mucho más que eso. Fueron contadas las veces, sólo cuando yo insistía mucho en ayudarlas de alguna manera.

Algunas de esas veces me había tocado aguantar el mal trato de personas prejuiciosas, que me discriminaban solo por ser pobre. Inclusive en el colegio había algunas compañeras que se burlaban de mí, por no poseer un celular de última generación, o una computadora. Si, dolía ver cómo se ensañaban conmigo solo por algo material pero siempre intenté ser fuerte para poder salir adelante. Es por eso que a duras penas había aceptado el celular que el señor Campbell me regaló, el auto aún no sé cómo hacer para decirle que no. Ya que la primera vez que se lo dije no me aceptó la negación.

Siempre he tratado que esas cosas malas por las cuales pasé, no me afectaran en su totalidad. Si que lo traté, lo juro. Pero hay miedos que aún no logro superar. Me gustaría poder ser lo suficientemente fuerte para olvidar completamente todo lo malo. Aunque ahora sea muy diferente pues la casa dónde estoy actualmente, ¡es muy bonita! Todos me tratan como si fuera parte de esta familia.

La señora Odette es muy buena conmigo, está al pendiente de mi, de que me alimente bien pese a que aún me cuesta porque sigo pensando que mañana podría faltarme el pan. Y sería mejor si solo comiera un poco para que así me sobrara comida. Luego intento no seguir pensando así, inclusive el señor John, el dueño de la casa, es un amor de persona conmigo como si realmente fuera mi padre.

Él ha hecho que yo me sienta segura y querida en su casa, que no tenga miedo a nada, que solo me preocupe por mis estudios. Me ha permitido quedarme en una hermosa habitación donde debo pagarle la mitad de la renta, solo que aún no me ha dicho a partir de cuando. Me ha ayudado hasta llevándome al doctor, cosa que nunca lo había hecho. Ni siquiera sabía que estaba con anemia.

Cuando era adolescente, me enfermaba por no tener la alimentación adecuada pero las monjitas no tenían mucho dinero, allí solo nos atendían doctores que en ocasiones eran enviados por la caridad de personas adineradas. No podían gastar lo poco que tenían, solo por una persona. Así que nunca creí que eso afectaría mucho mi salud. Hasta ahora. Ahora que sé que debo cuidarme ¡como nunca lo he hecho!

Gracias al señor John he conocido a Erwin, nos hemos hecho amigos desde el primer día. Él me ayudará a seguir al pie de la letra todo el proceso de mi tratamiento. Erwin al igual que Cedric, tiene 24 años, es médico y es especialista en los casos como el mío. La verdad, estoy muy agradecida porque todas esas personas se preocupan por mi y me tratan bien.

Aunque aún tengo un poco de dudas en cuanto a Cedric. Él al principio me había tratado mal, juzgándome sin conocerme. Me ha pedido disculpas, sé que lo ha hecho sinceramente pero es el hijo del dueño de esta casa. Y en algún momento podría molestarse de nuevo porque su padre tiene consideraciones para conmigo, o porque simplemente tal vez ya no quiera que viva aquí. Podría pasar, uno nunca sabe. Además también está su hermana, la hija del señor John, en cualquier momento podría venir a la casa, podría juzgarme como lo hizo Cedric y pedirle a su padre que me vaya de la casa. Es por eso que aún siento cierto temor.

Como con la familia de Cedric. Ellos me trataron como a alguien más de la familia, como si yo fuese la hermana de Cedric. En el día de mi cumpleaños fue como si... Como si estuvieran recibiendo a un familiar después de mucho tiempo. Inclusive me llamaron prima, la tal Marcela y el primo de Cedric que preguntaba por mi madre, el chico llamado Alessandro. No sé qué pensar al respecto. No le he dicho al señor Campbell que eso me había incomodado, no quería que creyera que era una mala agradecida. Mucho menos que se enfadará conmigo por no sentirme a gusto con sus familiares.

Mía ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora