Capítulo 15: Amigos, reencuentros, OT (I)

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Flashback 30.10.2016

Laura

L: David... David... – le zarandeé el brazo – David levántate que llegaremos tarde – ronroneó y se volteó de espaldas a mí – No te hagas el remolón que te conozco.

D: Laurita... solo son las ocho. Cálmate un poquito. Si hoy estás así, mañana prefiero dormir en el sofá – dijo con sorna restregándose los ojos.

L: ¿Tú recuerdas que yo sigo teniendo mal humor mañanero? – le pregunté con dureza.

D: Sí – incorporó la cabeza – Y más después de lo de ayer.

L: Pues por tu bien mantén la boca cerrada un ratito.

D: Vaaaleee – protestó cual niño pequeño tras una reprimenda.

El día anterior yo había tenido concierto en el casino de Barcelona y su actitud no me había gustado un pelo. Había estado seco, arisco con mi equipo (especialmente Javi) y algo celoso. Me había mosqueado y habíamos tenido nuestra primera discusión que acabó en perdón pero cuyas consecuencias seguían presentes en mí, al menos hasta que no me tomara un café y David me prometiera que no volvería a actuar así. Me puse en pie y preparé un par de cafés mientras él venía a la cocina lentamente.

D: Buenos días – pronunció con una enorme sonrisa en el rostro contagiándome. Escondí la cara tras la taza de café con timidez – ¿Ya te puedo besar?

Nos dimos un largo beso con sabor a sueño. Ambos estábamos nerviosos por lo que pudiera ocurrir en el concierto el día siguiente. Cualquier gesto sería analizado con lupa y después de disimular más de un mes entero nuestra relación, no queríamos que saltaran alarmas. Rosanna, Narcís y el mundo en general no debían percatarse de nada. Sin embargo estábamos compartiendo casa y llegaríamos juntos al almuerzo. Por la noche ya dormiríamos en el hotel de concentración y separados (o eso pretendíamos, al menos yo). La pequeña llegaría el día siguiente con sus abuelos y disfrutaría el concierto desde las gradas aunque ya nos había visto cantar a su padre y a mí tanto en el ensayo oficial como en casa.

D: ¿Estás enfadada todavía?

L: No vuelvas a hacerlo y no volveré a enfadarme.

D: No lo haré, te lo juro. Fue el momento, Laura, yo no soy así.

L: Lo sé – le acaricié los rizos pasando por detrás de él camino al dormitorio a vestirme.

Me siguió atrapándome entre sus brazos y levantándome en volandas, hecho que me asustó y con un chillido espontaneo se lo demostré.

L: ¡David! ¡Suéltame! – protesté riendo.

Me tiró sobre la cama colocándose a mi lado abrazándome. Era temprano y aunque no quería llegar de las últimas al punto de encuentro me permití disfrutar de nuestro amor unos minutos. Después ya nos duchamos y nos vestimos. Estábamos un poquito alterados por lo que pudiera devenir en menos de 48 horas. Era incierto...

D: Cielo – apareció en el baño mientras me maquillaba – Dice Busta si lo pasamos a recoger que no quiere coger un taxi.

L: Pues dile que los servicios se pagan igual – respondí con burla. Me miró incrédulo – Si viene Busta, Gisela también.

D: Está bien, ahora se lo digo a los dos – hizo una pausa – Apúrate niña que llevas diez minutos con el eyeliner – dijo cómicamente. Me reí guardando los utensilios en el neceser. Apareció dos minutos después – Ambos han aceptado. Por cierto... ¿Crees que se avivará el fuego entre ellos? – lo miré desconfiada – No es ningún disparate. Hubo tema y mucho.

Dejemos el pensar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora