Dejemos el pensar atrás

Capítulo 26: La academia

David

La experiencia en la academia fue algo inolvidable. Cada día, cada minuto lo vivimos con la intensidad de hacía dieciséis años. Volver a compartir esa aventura con mis compañeros y especialmente con Laura me hizo recuperar la ilusión perdida con Universal. La primera semana nos intentamos esconder, no mostrarnos excesivamente cariñosos delante de las cámaras y disimular si nos quedábamos a solas o con un grupo reducido. Aun así por redes las alarmas no tardaron en dispararse con titulares como '¿De verdad han transcurrido 16 años?', '¿Qué les une a Chenoa y Bisbal?', '¿Están juntos?'. Nosotros obviamos lo que sucedía fuera del programa. Por la noche, antes de dormir siempre nos colocábamos en la misma cama hasta que uno de los dos caía rendido y se iba a dormir a la suya a no ser que nos quedáramos a pasar la noche juntos cediendo la otra cama a Gisela y Bustamante para que no tuvieran que subir escaleras.

La segunda semana nos anunciaron una sorpresa que no nos esperábamos pero que en conversaciones había salido: cantar con un concursante de OT 2017. No nos dejaron escoger a quien pero me encantó quien me tocó: Roi. El gallego había sido de mis preferidos de la edición. Tenía un talento inmensurable. A Laura le tocó Miriam. Dos leonas juntas y guerreras en una misma actuación. De ahí solo salió calidad. Mucha calidad. Ambas cantaron I wanna dance with somebody y Roi y yo una versión de Ave María más acústica. Gisela, por ejemplo, cantó con Nerea una canción de Disney y Bustamante con Agoney. Una experiencia para recordar y repetir.

La tercera semana recibimos la visita de familiares. A Laura la visitaron sus padres y a mí Ito y mi hija. Decidí que en mi encuentro, ella también estuviera presente. Fue un encuentro mágico. Parecíamos una auténtica familia.

E: ¿Y porqué os escondéis? Tengo que hablar con Noemí – dictaminó mi niña la mar de segura sentada sobre el regazo de Laura – Y eso de no dormir juntos no me gusta.

D: Si no sabes ni como dormimos – protesté aguantando la risa.

E: Gisela me lo ha chivado. Ya os lo digo, Noemí es la jefa y tengo que ir a charlar con ella. Esto no puede ser.

L: Oye pequeñaja, por tener siete años te veo muy activa, ¿no?

E: Tengo ocho – le recordó. Laura se disculpó con una sonrisa y dándole un beso en una sien – Y no habéis dicho que tendré un hermanito. Ni habéis cantado juntos. No es justo. Me prometisteis que cantaríais.

D: Y lo haremos, cielo. Igual que lo del bebé.

Ella nos explicó sus aventuras en la escuela con sus compañeros y nos confesó que no se perdía ningún resumen diario y hasta incluso veía el canal 24 horas a ratos con permiso de su madre. A pesar de haber hablado una semana antes esa visita fue el chute de energía necesario en el ecuador del programa. Para inmortalizar la visita y mostrar a los seguidores el amor hacia Laura colgué en redes un sentido abrazo entre las mujeres de mi vida con un "No necesito más. Mis grandes amores". Esa misma semana canté con Laura. Después de la revitalizante visita de mi hija el martes, los profesores nos anunciaron el reparto de temas para la gala de la semana siguiente. Sentada entre las piernas de Gisela, levantó la cabeza como un resorte al escuchar su nombre. Se puso en pie y miró a sus compañeros con curiosidad.

Noemí (NG): David – habló Noemí. Ambos arqueamos las cejas – Bisbal – aclaró.

Se formó un revuelo entre el resto que no fue ni medio normal. Me levanté y dando un salto me coloqué al lado de mi Laurita y la abracé por la espalda la mar de ilusionado.

NG: Nos deleitareis nuevamente con el mítico Escondidos porque creo que ya no os podéis esconder más. Ya lo hicisteis hace dieciséis años, ahora con las redes no habéis podido – siguió la directora – Además David, tu niña lo desea – Laura se rio disimuladamente y con suma discreción se acarició la tripita.