Capítulo 16: Amigos, reencuentros, OT (II)

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G: Claro, claro, es que todo te pasa a ti, sister – disimuló Gisela mirando a Rosanna de refilón – ¿Tiene que aparecer siempre o qué? – me susurró al oído viendo como la venezolana se retocaba el rímel.

RZ: Uy, perdón – se disculpó con ironía como si nos hubiera escuchado – No sabía que aquí también había sarao – siguió con su tarea después de dedicarnos una insufrible y fingida risita.

G: Luego me lo cuentas que eso no pasa siempre, ¿eh? – me guiñó el ojo. Tragué saliva sorprendida por la provocación – Quien pudiera ser tú, Laura... ay cuantas imitadoras debes tener... – esa pullita a Rosanna sobraba aunque no me cabreé – Cuantas víboras te van detrás y no te llegan ni a la suela de los zapatos.

L: Gis – farfullé señalando con la vista a la tercera en discordia que disimulaba penosamente que nos estaba escuchando.

G: Sígueme el rollo – movió los labios sin hablar.

L: Sí, sí, bueno a ti también, ¿no?

G: Ay no, yo vivo la mar de bien con mi chico y mi vida. Nadie tiene que perseguirme y querer parecerse a mí.

RZ: ¿Podéis bajar la voz, por favor, necesito realizar una llamada? – nos pidió secamente.

L: Como si no hubiera espacios por aquí – musité para mí – ¿Me acompañas al camerino, Gisela?

G: ¿No te tocaba cantar?

L: Es verdad, nos estarán esperando.

Salimos del baño y estalló en una gran carcajada. Le pegué un manotazo en el brazo empujándola y riéndome también.

"Está loca"

G: ¿Crees que se ha sentido aludida?

L: Me parece que sí.

G: Propósito conseguido. Ese era mi objetivo, derribarla lentamente.

L: No quiero pollos ni líos, Gis. No le busquemos las cosquillas que esta lo airea y Narcís es su aliado. Recuerda que Universal me odia profundamente y si se enteran de lo que tengo con David ya puedo preparar un visado a otro país.

Poty me llamó desde el escenario. David ya estaba listo. Me disculpé por el retraso y escuché atentamente sus indicaciones. Interpretamos Escondidos con la misma intensidad que en los ensayos previos o incluso más. Estábamos nerviosos pero nos salió divinamente. Me abrazó al acabar.

D: ¿Dónde estabas? – me preguntó al oído.

L: En el baño.

D: ¿Media hora?

L: Luego hablamos.

D: ¿Rosanna? – asentí separándome. Suspiró.

L: No ha sido mi culpa – me excusé.

D: Vale, vale.

Nos recomendaron que fuéramos a ensayar en privado para acabar de aprender las últimas indicaciones. No fuimos a cantar, estaba claro, fuimos a hablar. David quería saber, yo se lo contaría. Salimos al patio interior y nos sentamos en un bordillo.

D: ¿La has liado?

L: No, ha sido Gisela y no hemos hecho nada fuera de lugar. Estábamos hablando. Además, ¿Por qué te pones a la defensiva? ¿Acaso te afecta? – pregunté con dureza.

D: Habló la de ponerse a la defensiva.

L: ¡Ay David, no seas crío! – exclamé.

D: ¿Sabes por qué me molesta? Porque lo va a soltar a la prensa y te verás salpicada por un escándalo inoportuno.

Dejemos el pensar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora