David 2.11.2017
"Representa que hoy tendría que volver a casa, a reencontrarme con Laura y Ella, pero veo que no será así. La situación se está complicando por momentos, las dichosas fotos de hace dos días lo han empeorado y ella no quiere saber nada de mí. Odio mi vida. Esto no es lo que yo había pedido. Cuando salí de la academia nadie me informó de los desastres del futuro, nadie conocía el porvenir. ¿Qué se ha hecho del humilde chaval de Almería de espíritu libre? ¿Por qué he llegado a tal extremo en que el ovillo es tan grande que es casi imposible deshacerlo? Madre mía..."
Pensaba tumbado en la cama de mi habitación de la casa de Miami, esa que había sido testigo de noches pasionales ocho años atrás con Laura. Noches que a ese paso no iban a repetirse. Me sentía solo, abandonado y engañado. Los contratos estaban casi completamente rotos pero la última jugarreta de Narcís me estaba saliendo cara en cuestión de tiempo. Aún dependía de ellos para según qué acciones y esa era una de ellas. Os sitúo:
Era martes 31 de octubre. Para mí un día especial. Hacía un año del reencuentro de OT, un año desde la última vez que el Palau Sant Jordi había sido testigo de ese Escondidos mítico y su posterior repercusión con la no-cobra. Pero ya no sentía la ovación del público en propia piel, más bien el amargo sabor del tequila quemándome la garganta. ¿Por qué había aceptado ir a tomar una copa con un 'viejo amigo' que tenía ahí? Porque a veces soy tonto. Entre chupito y chupito me presentó a una bonita muchacha rubia y esvelta con la que entablé una agradable conversación sin intención de ir a más aunque ella no tenía las mismas pretensiones. Como vi que no íbamos por buen camino me levanté y me dirigí a la salida del local, abarrotado de gente. Estaba decepcionado. La chica me siguió de cerca y cuando me atrapó me besó sin que me lo esperara. Me separé rápidamente, apartándola de mí. Demasiado tarde, las cámaras ya nos habían captado y ya podía proyectar en mi mente el hiriente titular que saldría en las próximas horas y que daría la vuelta al mundo, empezando porque mi Laurita sería conocedora de la historia que yo no había provocado, simplemente era una encerrona de la discográfica.
A raíz de ese suceso no me dejaron coger un vuelo a Madrid y retrasaron las últimas firmas para desvincularnos los unos de los otros diez días ya que vieron que les daría muchos problemas si abría la boca porque no iba a quedarme callado después de ese hecho. Si me echaban, podían lavarse las manos y manipular a su favor todavía más cosas. Aun así, la gente me creería y cuando le demostrara a Laura mi amor no iba a haber dudas que me habían manejado desde la cúpula de Universal.
Me puse en pie y salí a correr por la urbanización. Un poco de deporte me despejaría. Nada fue posible. En ese nuboso jueves de principios de noviembre, no había otra cosa que no ocupara mi mente que no fuera Laura. Solo ella vagaba y aparecía en mis pensamientos. Su 'me has engañado' todavía retumbaba en mis oídos. No me había dejado explicar ni contarle la verdad detrás de esas fotos. No quería más palabras, más mentiras según ella. Estaba cansada de todo. Mi último recurso era su círculo íntimo. Decidí contactar con Gisela a primera hora de la tarde.
D: Campanilla te necesito.
G: Lo pagarás caro – me advirtió de entrada, segundos después de mi mensaje.
D: Las fotos están manipuladas. En ningún momento besé a esa chica. Ni ganas, vamos.
G: Lo imaginaba. Aunque sé de una que no opina lo mismo. Está muy decepcionada.
D: ¿Está contigo?
G: No. Yo estoy en mi casa.
D: ¿Dónde está?
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Dejemos el pensar atrás
أدب الهواةCuando la vida ya no puede dar más vueltas, más oportunidades a un amor tan complicado, distintos acontecimientos provocan un nuevo acercamiento entre Laura y David. Sin embargo, el constante recuerdo de su pasado, de su amor fallido, les dificult...