Capítulo 21

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Los hombres de mi padre me montaron en el auto y seguido a eso mi padre se montó y comenzaron a conducir. Tenía el corazón roto en mil pedazos, sentía un inmenso dolor que invadía cada parte de mi ser. ¿Le habrá hecho daño a Derek? No podía controlar mis lágrimas, lloraba desesperadamente, solo quería que esto fuera un sueño de mal gusto.

- no llores más zorra! – dijo mi padre cabreado – no sabes lo que te espera en el prostíbulo, he perdido mucho dinero por tu culpa y tengo que recuperarlo sea como sea!

Llegamos al aeropuerto, tomamos el primer avión rumbo a mi destino de mala suerte. Ahora si que nada ni nadie detendrá a mi padre.

Llegamos al prostíbulo y todos posaron sus ojos en mi. Pude ver a Lorena asustada al verme, no podía creer que me estaba viendo. Me encerraron en la habitación y se fueron.

Me prohibieron tener visitas hasta que mi padre lo decidiera. Solo podía salir a dar mi baile y volver a la habitación.

- Ali! – escuché una voz decir mi nombre a través de la puerta – ¿estas ahí? Soy Lorena

Me levanté y me acerqué a la puerta para poder escucharle mejor.

- Lore! – dije entre lágrimas.

- ¿como es posible que Carlos los haya encontrado?

- no lo sé, ¿sabes si Derek esta bien?

- no lo sé pero te prometo que voy a investigar, tengo que irme, nadie me puede ver aquí

- gracias – pegué mi espalda a la pared y fui bajando poco a poco hasta que quedé sentada en el suelo llorando desconsoladamente.

Carlos:
Ya había pasado 1 semana desde que había traído a Alison de vuelta al prostíbulo. Las ganancias estaban aumentando al igual que la clientela. Todos estaban encantados con ella, todavía pensaban que era virgen. Estaba sentado en mi oficina cuando la puerta fue abierta, era Lorena.

- hola Lore, ¿que haces por aquí?

- quería saber como estaba el hombre más guapo de todos

- estoy mejor que nunca, ven, siéntate aquí – señale mis piernas y Lore se acercó e hizo caso.

- Carlos, ¿como conseguiste el paradero de Alison?

- no te diré pequeña, eso no te incumbe

- quiero saber a qué métodos recurriste, eso me excita – dijo mordiéndose su labio inferior y deslizando su mano delicadamente por mi miembro.

- mejor me los reservo linda

- eres malo

- pero te encanta! – tomé su cabeza y la acerqué ligeramente a mi para juntar sus labios con los míos.

- eres un perro! – dijo a la misma vez que respondió mi apasionado beso – ¿cuando puedo ver a Ali?

- ¿de que hablas?

- creo que necesita clases antes de empezar a hacer el trabajo sucio

- no vas a ser su encargada, no puedo permitir que hable contigo

- ¿porque papasito?

- porque ustedes eran amigas antes de todo esto

- yo solo me hice amiga de Ali para poder estar cerca de ti

Allison:
Estaba desesperada, quería escapar de este maldito infierno. Cada día que pasaba era uno más horrible, no podía con esto, necesitaba irme lejos de este lugar. Me recosté en la cama y me puse a pensar en Megan, ¿que será de Megan? Hace tiempo que no la veo, desde que volví no la he vuelto por ahí ni en el prostíbulo, ¿la habrán matado?

Tony:
Desde aquel día en el que volví de la casa de Megan, mi vida cambió por completo. Necesitaba ayudar a esta chica, tenía que decirle que quería ayudarla y protegerla, pensé en hablar con Carlos pero sería inútil. Por lo que me puse a pensar y llegué a una conclusión. Ya no estaban pagando demasiado por estar con Megan porque ya no era mercancía nueva, me acordé que tenía unos ahorros y decidí rentarla todas las noches anónimamente, para así poder librarla de estar con viejos verdes y todo tipo de hombre que quisiera hacerle daño.

Primera Noche...
- te traeré a la puta ya mismo, puedes hacer con ella lo que desees – dijo un hombre detrás de la ventana oscura, por la que me podía escuchar pero no ver – espera en la habitación 29, allí te la llevaré.

- gracias – caminé hasta la habitación y me senté en la cama para esperar que me traerán a Megan.

Abrieron la puerta y era Megan, venía vestida muy provocativamente, pero traía su cabeza en depresión, estaba mirando hacia el suelo como si estuviera en otro lugar.

- hazme tuya – susurró sin poder hablar, me puse de pie y me acerqué a ella, la tome de las manos y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja.

- no te haré mía Megan – subió su mirada sorprendida, aun no se había dado cuenta que era yo – haré esto todas las noches para salvarte de que estes con hombres

- ¿Tony? – preguntó asombrada.

- si, no voy a permitir que te sigan lastimando, no lo mereces

- gracias – se tiro encima de mi y comenzó a llorar desconsoladamente – gracias, gracias! – seguía repitiendo una y otra vez.

Llevábamos dos horas en la habitación. Megan estaba tan cansada que se recostó en la cama y cayó en un profundo sueño.

Comenzaron a tocar la puerta.

- ya se te acabó el tiempo, tienes 10 minutos para salir de la habitación

- entendido -- me acerqué a Megan y la desperté, lamentablemente tenía que volver a ese mundo tan cruel, tenía que ayudarla de alguna manera, ¿pero como? Tenía que sentarme y planearlo todo bien.

- ¿me prometes que harás esto todas las noches?

- claro que si, pero con la condición de que no le digas a nadie quien soy, nadie puede saberlo y mucho menos Carlos, entonces los dos podríamos morir

- muchas gracias -- se acercó y dejó un cálido beso en mi mejilla, haciendo que mi cuerpo sintiera una corriente eléctrica.

- ¿quedó satisfecho?

- si, pero quiero avisarle que a esa chica la quiero todas las noches para mi

- no sé porque invierte tanto dinero en ella cuando hay unas que están muchísimo mejor!

- porque ella me encanta! Así que ya lo sabes, mañana y el resto de la semana la quiero para mi solamente

- entendido

- hasta mañana

Me fui del prostíbulo y me dirigí a mi hogar.

Megan:
Cuando me dijeron que esta noche había sido rentada por un hombre, tuve muchísimo miedo, pero jamás llegué a imaginar que ese hombre sería Tony. Al verlo, debo de admitir que me sentí mal, pensé que al igual que los demás quería tener mi cuerpo entre sus piernas, pero luego descubrí que esas no eran sus intenciones. Era como si Dios hubiera enviado un angel a mi vida, alguien que me pudiera sacar de este horrible infierno por lo menos 2 horas, era lo único que necesitaba.

Volvieron a llevarme a mi habitación y me encerraron en ella, como solían hacer todas las noches. Quería escaparme de este lugar, huir muy lejos y ser feliz por primera vez, extrañaba tanto mi vida pasada, a mi familia, quería que todo esto fuera una pesadilla, que abriera mis ojos y me encontrara en mi cuarto, siendo levantada por mis hermanos y por el delicioso olor a café que le quedaba tan perfecto a mi madre.

Prostíbulo de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora