016

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Me quedé parada detrás de Ong viendo como la pareja se iba sosteniéndose la manos.
Que hombre más cínico. Indignada, sorprendida, enojada, más que enojada. En serio, me va a dejar como la loca de esto cuando lo es él. Yo solo fruncí mi ceño y traté de calmarme para no actuar guiada por mis emociones.

—¿Acaso es cierto lo que él dijo, Doyeon?

—¿Qué? —miré a Ong aún con el ceño fruncido mostrándome indignada. —¿Hablas en serio?

—Doyeon, lo dijo por algo. —solté un suspiro ya cansada de la situación.

—No lo puedo creer.

Negué, veía a ong con su cara de preocupación que sostenía mi mano y pude sentir esa inseguridad en su mirada, no confiaba en mí. Me solté de su agarre bruscamente y me fui en busca de  ese hombre, disculpen, de ese maldito hombre. Escuché mi nombre gritado por Ong, solo lo ignoré y seguí caminando. No puedo creer que esto me suceda, no puedo creer que alguien que supuestamente me quiere desconfíe de mí de esa manera. Peor aún, cree en Daniel en vez de mí.

—¡Espera! ¡¿A dónde vas?!

Esta persecución por parte de Seongwoo no iba a terminar, empecé a correr hasta poder perderlo por completo. Subí al segundo piso de la facultad de gestión. Genial, genial. Ahí se encontraba el señor que alguna vez quise tanto y ahora yo solo quería partir esa cara tan perfecta que tiene.
No estaba solo, se encontraba con ella, la chica más horrible de todas. Aquella chica con su cabello negro con ese rizo de comercial tan falso y sus pantalones tan apretado, y esos polos. Acaso no tenía sentido de la moda. Mi abuela se vestía mejor. Ah, y no hablar de su maquillaje de payaso, esas cejas se ven tan falsas, pareciese que se las haya maquillado con un plumón negro. Por Dios, me acabo de dar cuenta que son el uno para el otro. Mira como se ven, se notan tan tontos, no, ellos se veían tan idiotas. Perfectos, uno para el otro. Basta de la Doyeon que se queda callada, Kang Daniel. Basta contigo. Basta con tu maldita novia, pero más contigo.

Me acerqué mostrándome más decidida con cada paso que daba. Crucé miradas con Daniel y pude notar su angustia y quizás temor. Sonreí de lado; asusté al señor Kang, qué hermoso. Daniel se acercó a mí antes de que pueda llegar a encontrarme con su enamorada y él. Estoy 100% segura que no estaba actuando según mi razón.

—¿Qué crees que haces, Kim Doyeon? —pude  ver enojo en sus ojos y también en como apretaba sus puños. Retrocedí y me arrepentí de todo.

¿Qué estoy haciendo acá?

—No puedes venir a verme cuando tú quieras. —apretó sus labios para retener un suspiro.

No sabía qué responderle, solo veía sus ojos llenos de odio.

—Ahora yo quiero hablar contigo. —dije.

Lo dije con temor, él se mostraba tan enojado, quién no tendría temor ante él en ese estado. Volteó para ver a la chica que se encontraba apoyada en el casillero viéndonos relajada, miró solo a Daniel y se fue.

—Te mandaré un mensaje.—dijo en casi en un susurro sin quitar su vista en el casillero en el que la chica se encontró hace unos minutos. —Doyeon. —volteó a verme. Uno de sus manos trató de acariciar mi brazo que se encontraba al lado de mi cuerpo, pero lo dudó y se fue tras ella.

Me quedé viendo su espalda. ¿Qué pasa contigo Daniel?

Al salir de la clase de Sociología me encontré con unas 10 llamadas perdidas y 5 mensajes, todas eran de Ong. Ese día me di cuenta que ignorarlo no era la solución.

Chico tímido♡
perdón, Doyeon.
Lo siento, en serio.

Chico tímido♡
Doyeon, vamos.
Te extraño.

Chico tímido♡
No quiero pelear contigo.

Chico tímido♡
¿estás enojada?

Chico tímido♡
¿Sigues enojada?

Ver sus mensajes me tranquilizaron, cómo no sonreír con este chico. Necesitaba calmarme y arreglar esta situación con él; salí en su búsqueda, ya tranquila. Indagué en mi celular tras su número, no tenía la vista levantada así que terminé chocando con alguien. El celular cayó al suelo y casi lo hago yo. Sentí una mano delgado sosteniéndome el brazo, alcé la mirada y era la enamorada de Daniel. Mi vida no puede ser peor.  Sostuvimos nuestras miradas por unos segundos, hasta que ella soltó mi brazo y yo caí. 

No puede ser. 

 — Te lo estoy pidiendo amablemente, aléjate de él.

Sentí todas las miradas de las personas dentro del pasillo en el que me encontraba. Débil, me sentí así. Agarré mi celular, me paré rápidamente y salí del pasillo casi corriendo. Sentí tanta vergüenza, escondí mi rostro con una de mis manos, aún sentía que ella me miraba o que todos lo hacían.En ese momento me di cuenta. Yo no me podía defender sola, Ong me defiende, Hyeri lo hace y Daniel lo hacía. Pero cuando estoy sola, nadie salía a defenderme. Qué tonta, en serio. ¿Cuándo me volví así? Ah, ya recuerdo, desde que empecé a salir con mi primer enamorado. Me sentía tan protegida por él que olvidé cómo era protegerme yo sola. En cada momento que pasaba por algún problema, Daniel se encontraba ahí. 

Sostuve la baranda al bajar de la escalera. Simplemente no sabía qué pensar de aquella situación, Daniel debe haberse vuelto loco o él está actuando así. Claro, claro. Vamos, Doyeon, no trates de defenderlo. Pero quizás él tiene algún problema, amnesia quizás. No, eso jamás. Ugh, por qué me hace pensar tanto este chico. 

Al caminar ya por la sala central de la facultad, repentinamente sentí un repentino agarre en mi brazo, no podía ver a la persona. Pánico, mi respiración comenzó a agitarse. Era  fuerte y yo no era tan musculosa como para defenderme o luchar, lo intento en estos momentos, soltarme de su agarre, pero resultaba tan inútil. Sentí que me arrastraba hacia algún lugar. Ahora sí estoy empezando a sentir terror, sacudí mi cabeza para zafarme de alguno de sus manos. Todo resultaba tan imposible al frente de su gran fuerza. Volteé mi rostro para verlo, pero me lo impidió.Grité o traté de hacerlo, pero me tapo la boca con una de sus manos. Su cuerpo se encontraba detrás del mío, me sostenía con un brazo por el abdomen y su otro brazo se encargaba de tapar mi boca con la que intenté morderlo, pero era inmune a todo ello. Mi respiración era agitada, sentí mucho pánico y por primera vez en toda mi vida, yo empecé a temblar de terror. No sabía qué hacer.

El cuarto estaba oscuro, ningún luz se podía observar, yo sentía que mis ojos estaban cerrados, cuando no era así.

Alguien ayúdame, por favor.

Imaginé lo peor y empecé a llorar. Tranquila, Doyeon, agaché mi cabeza y lloré.
Por favor, déjame.
Sentí su respiración tan agitada como la mía.

  — No llores.


Más que ayer.  »KangDanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora