Más que ayer. »KangDaniel

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He estado evitando a Ong estos últimos días y sé que él sabe la razón, porque Yoojung es su amiga, pacto de secretos entre amigos. Nunca dejes que tu amiga se convierte en el mejor amigo de tu enamorado, eso es como ponerte una trampa a ti mismo. Librarme de todo ello era lo único que necesitaba. Sí, eso me decía siempre, pero se fue haciendo imposible cuando Daniel venía a saludarme o Ong me observaba desde lejos. ¿Cómo he llegado a esto? Los dos simplemente me ignoran. Uno me mira a lo lejos, pero no me habla; el otro habla, pero es como sino hablará. Tú querías eso,¿no? Sí, pero no. Ayuden a esta mujer tan indecisa. Todo tiene un lado bueno, ¡comencé a dedicarme a estudiar por completo! No sé cómo las materias tan difíciles se convirtieron en fáciles en un corto tiempo. Iba a la biblioteca más seguido que reemplazaba el tiempo al lado de Ong o solo el tiempo que me echaba en mi cama para pensar sobre mi vida.

 Una semana ha pasado desde todo ello, sé que se encuentran ahí. Lo siento por todo. Solo quiero tiempo para mí. Me dejaron de llegar mensajes de Ong y también dejé de escuchar su voz, no hablaba conmigo. De vez en cuando preguntaba de él a Yoojung, ella solo me contestaba con un está bien. Eso no era suficiente para mí. A pesar de sentir su mirada en mí de vez cuando siempre que lo buscaba para decirle un hola o regalarle una sonrisa, la mirada desaparecía.

Sentada en una de los banquillos  dentro de la tan grande universidad con un libro en mis manos noté a Daniel caminando acercándose, no hacia mí, solo iba a pasar por el camino al frente. No me di cuenta que dije su nombre, me tapé la boca al instante. Sí, qué tonta. Siempre sucede esto conmigo. Él me regaló una sonrisa y dijo mi nombre. No sabía si esto sería lo correcto. Dejé mi libro al costado y me paré de aquel banquillo.

—Hola. —dije tratando de mostrar alguna emoción en mi rostro. 

—¿Qué sucede, Doyeon? —preguntaba sin quitar aquella sonrisa. Deja de sonreírme, idiota. — No puedo, lo siento.

¡¿Lo dije en voz alta?!
MAL-DI-CIÓN.

El viento que corrió hacía que mi cabello se despeinará y vuele ocultando parte de mi rostro. Daniel lo arregló con sus dos manos. Se excusó en que lo hizo porque yo tenía algo en el rostro, pero no quito sus manos de mi rostro, por primera vez le devolví la sonrisa. Sí, fue la primera vez. Nos estábamos mirando. Recordar cuando yo pedía su mirada en esos días que nuestra relación terminaba y pensar que yo le pedía tanto, él ahora me daba todo ello. Toqué su mejilla, lo acaricié. Noté cómo cerraba los ojos. Yo solo me estaba dejando llevar. Me acerqué a Kang Daniel.

—Bésame. —dije.

—No sabes cuánto he querido escuchar esto de nuevo.

—Cállate y bésame.

Me sentía anhelante y nerviosa a la vez. Daniel sonrió y tocó mis labios con suavidad y ternura como la primera vez que yo lo hice cuando empezamos a salir. Cerré los ojos, esta vez yo me encontraba nerviosa en comparación con nuestro primer beso en el que tú eras un manojo nervios. Sus manos acariciaban mi rostro hasta deslizarse hasta mi cuello pidiendo que no me vaya de ahí. Me separé de él, levanté mi rostro para poder verlo a los ojos buscando alguna respuesta en el sobre todo. 

— Te extrañé. —musitó, yo solo me quedé perpleja y no supe como responder a todo eso. 

Daniel no dejó de sonreír, apoyó su cabeza en mi hombro después de todo, dejando todo su cuerpo  en mí. Estaba llorando. Coloqué mis manos en su espalda acariciándole y dando cualquier fuerza para que dejé de sollozar. Era imposible no sonreír en todo esta situación, era imposible no volver a recordar todo. Tu primera confesión, la primera vez que te besé. Y aquella sonrisa que siempre estuvo en ti cuando estaba a tu lado en nuestros inicios. Esa misma sonrisa que me muestras ahora, esa misma mirada.

  — Eres un llorón. 

— No sabes por todo lo que he pasado para volver a estar a tu lado.