Mi príncipe ha llegado.
-No te quedes ahí parada, te he venido a recoger.
Cómo no quedarme "ahí parada" después de haber sido llamada princesa. Era imposible no sentir algo en mí después de escuchar decir eso. Fui al cuarto corriendo para poner todo lo importante en esa pequeña mochila que mi papá me regaló, un poco del perfume que alguna vez utilicé cuando yo estaba junto a ti.
- ¡¿Qué esperas, Doyeon?! El chico se está haciendo viejo. -escuché a Hyeri gritar desde la pequeña sala, mientras yo me ponía la mochilas atrás y empezaba a trotar hacia el pequeño salón. -Si quieres puedes recogerme a mí a la próxima, yo no me voy a demorar.
- ¡Hyeri!- grité y me encontré a Ong sonriendo para luego verme y regalarme una de esas sonrisas de comercial que poseía. - Vamos.
Cada vez que paseaba junto a él, yo me encontraba con aquella Doyeon que solo sonreía y bromeaba con todo el mundo; día tras días me alegraba de ver a esa chiquilla de regreso. Ong no dejaba de hablar y hacerme reír con cada una de sus tonterías y esas caras tan extrañas que hacía siempre cada vez que me veía con una pizca de tristeza. Empecé a actuar como él cuando pasaba más tiempo a su lado. Él contagiaba su alegría como yo lo hice en algún momento.
- Llegamos a su destino, señorita Doyeon.-bajé del auto y yo era una chica completamente llena de sonrisas. Oh Dios, si alguien me hubiera visto hace unos meses atrás, pensarían que esta persona actual era una gemela mía que nunca sufrió como yo lo hice en cierto tiempo.
- Debes dejar de actuar como mi chofer.
- Actuaré como quiero, si eso me permite estar más tiempo a tu lado. - dejé de caminar y miré a Ong algo sorprendida por su confesión. El siguió caminando y trató con todas sus fuerzas ocultar ese sonrojo en él. Vino a mí y me jaló del brazo para seguir a su lado.
Seguir al lado de él, sonaba tan hermoso.
Ong y yo eramos amigos, bueno no lo sé. Toda la gente que nos veía pensaba diferente, me llegaban mensajes equis de alguna que otra chica a mis redes sociales opinando sobre nuestra cercanía. Lamentablemente, yo ya estaba acostumbrado a ello por Daniel cuando recién empezábamos a salir en secundaria.
Aún recuerdo la tontería que hizo Daniel para dejen de molestarme aquellas chicas.
-Ahora damos el paso al encargado de dirigir la formación; el estudiante de séptimo C, Kang Daniel.
Daniel se levantó de su asiento con esa sonrisa de ojos y vi mover sus labios en gracias para dirigirse a dar unas palabras al frente de toda los estudiantes de secundaria. Por qué no dejaba de suspirar cada vez que lo veía desde que empezamos a salir.
-Buenos días, compañeros. Hoy he venido aquí con el propósito. - miró a los costados sin quitar esa sonrisa que ahora se volvió algo traviesa. - de que, por favor, ¡DEJEN EN PAZ A MI NOVIA!
Abrí los ojos como nunca antes los había hecho para luego taparme la boca. No sabía si llorar o reír. por la sorpresa. El director sentado se sobresaltó casi cayendo de su asiento y miró a Daniel frustrando las cejas mostrando la cólera que jamás habíamos visto antes ante nosotros. Daniel notó ello y también la adición de algunos profesores para ir tras él, pero el tonto de Daniel agarró el micrófono eléctrico por completo y fue corriendo escapando de los profesores sin quitar su sonrisa. Todos se pararon para ver mejor la persecución, mientras que yo me tapaba los ojos completamente. Los estudiantes con un ojo miraban a Daniel y con el otro a mí.
-¡NO ACEPTARÉ QUÉ LE MANDEN MENSAJES DE ODIO! ¡SI LO VUELVEN HACER, JURO QUE LAS MATÓ!
Dios, Daniel se iba a convertir en el asesino de unas adolescentes de 16 años. Todos rieron y sentí las miradas en mí, a pesar de estar escondida detrás de mis manos.
-¡¡Kang Daniel!!
Escuché como algunos chicos abucheaban y me asusté. Al ver por completo, vi a Daniel se encontraba en las manos del profesor más musculoso de todos, Educación Física. Pero él no quitaba en sonrisas y aún tenía una mano que agarraba el micrófono, mientras con la otra era arrastrado a la salida del gimnasio.
-¡Llévencelo!
-¡Me gustas demasiado, Kim Doyeon!
Esas fueron las últimas palabras de Daniel cuando el director le quitó dramáticamente el micrófono, indignado.
Cómo voy a poder olvidar momentos tan hermosos como aquel. Quizás repudio y odio al Daniel actual, pero nadie me va a quitar ese amor que siento o sentí por aquel chico de sonrisa eterna.
Ong se mostraba afuera de mi clase casi siempre, era lindo poder encontrarlo y tener a alguien con quién conversar sobre lo aburrida que era el viejito de Historia del siglo XX, sentía que uno de estos días se iba a morir. Lo siento, profesor viejito, pero es cierto y no soy la única que lo piensa.
Ong no me recogió esa última clase, porque él recordó que antes de conocerme, él también tenía clases y amigos.
Fui a mi casillero a sacar los libros que leería para el examen más cercano que era Ética. A veces, solo necesito desaparecer por la etapa de exámenes y más que todo del curso de Ética que no comprendía ni una palabra.
Cerré el casillero para buscar a Hyeri por ahí o solo caminar y tomar aire por aquella universidad con áreas verdes hermosa.
-Doyeon.
Te escuché decir y yo solo dejé de caminar. Quise voltear, así que lo hice, a pesar de que mi cobardía me lo impidió en los primeros segundos.
Te encontrabas parado ahí delante de mí y por primera vez después de tantos meses tú dijiste mi nombre.
-Daniel.
ESTÁS LEYENDO
Más que ayer. »KangDaniel
ФанфикYo lo encontré engañándome, se encontraba en nuestra cama con otra mujer. Cuando entré al cuarto, él sólo dijo. -Vete al otro cuarto. Yo hice caso. Lloré toda la noche. ibluna © 0018