Para el día siguiente en la preparatoria todos supieron lo que le había hecho a Jessie.
Era él ídolo de media clase y él enemigo de la otra mitad.
En especial, de Amy que estaba en él rincón con audífonos para ignorar lo que todos tenían que opinar de su hermano.
Me sentí tan mal que tuve que ir con ella a preguntar sobre cómo seguía Jessie y pedirle de antemano una disculpa, pues imaginaba lo frustrante que debía ser escuchar cómo hablan y se burlan de tu familia.
-Hola Amy- dije sonriendo y quitándole uno de sus audífonos.
-¿Vienes a burlarte ahora de mí no es así? Como lo hiciste con el- respondió volteándome la cara.
-quiero que sepas que me arrepiento de lo que hice, fui un tonto perdón por toda esta vergüenza que te estoy haciendo pasar- le dije lo más sincero posible.
-¿vergüenza? Pues no es tanto eso, sino que estuve toda la noche viendo como Jessie lloraba, estuve cuidándolo hasta que por fin pudo dormir, y todo por un amor no correspondido.
¿Sabes si quiera lo mucho que hizo por ti?
Te hizo un detalle tan significativo que tuve que guardarlo en mi mochila para que no lo encontrara y se pusiera a llorar de nuevo- contestó triste.- Amy hablaré hoy con Jessie lo prometo, en realidad me siento tan mal, él es especial y no debí tratarlo así- exclamé poniendo su audífono en su oreja de nuevo.
-ve en la noche, en la tarde se va ocupar. Toma esto te pertenece- dijo dándome la pequeña caja.
Sonreí y me fui a mi silla.
Esperando a que pasaran las horas para poder contentarme con mi amor.