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Esa noche llegué a casa y ví a mamá tirada en él suelo de la sala.

Me asusté demasiado, no supe que hacer sólo pensé en hablarle a los vecinos y que me ayudaran a marcarle a una ambulancia.

Estuve en la sala de espera toda la madrugada.
Cuando pude verla, me dijeron que estaba en estado de coma, probablemente por una noticia muy fuerte.

Supe que mamá no soportaría la idea de que yo fuera gay, se que Fernanda le dijo algo sobre eso.

Así que le marqué.

-Fernanda no tenías por qué decirle a mi madre, está en él hospital muy grave- le dije llorando.

-Shawn, yo no le dije nada te lo juro- se escuchaba asustada.

-¿entonces quién fue?- dije enojado.

-no lo se pero ahora mismo voy para allá- me colgó.

Tal vez ni siquiera se debía a eso, pero no podía pensar en nada más que en mamá despertara y poder abrazarla y pedirle perdón por no haber estado con ella cuando ocurrió.

Tenía conmigo su teléfono celular, comencé a buscar alguna pista de él por qué había ocurrido ésto.

Ví en sus mensajes uno en específico, de un número privado, diciéndole que en la escuela se rumoraba que su hijo era gay, que salía por las noches a los bares gays de la ciudad y se peleaba por chicos que le gustaban.
Probablemente ésta era la forma de vengarse de aquel chico al que golpeé.

Están furioso y triste a la vez.

Sólo quería que mamá se recuperara.

Y que estuviera bien, así que cuando Fernanda llegó al hospital, le dije que quería casarme con ella cuando las clases terminaran, que era dentro de dos o tres meses.
Ella me abrazó y la ví felíz, toda ese tiempo la ví como la Fernanda que tanto amé.

Algo que amé de ella esos días fue que estuviera conmigo y mi mamá. Apoyándome.

Lo siento pero soy gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora