43. Afortunada

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Tomaré todo lo que te complazcas en darme. Pero tienes que saber que fuiste lo primero que vi. No a ella. No la necesito o cualquier división que creas que exista. No quiero sólo una parte de ti. Quiero todo de ti.
(T.J.Klune)

* * *

POV MAGNUS

Al día siguiente, estoy en el comedor con mi papá, con Monique, Ernesto y Andrés, soportando la falsa preocupación y cuidados de mi querida madrastra. Ignoro las malas miradas de mi papá que no quedó convencido con mi explicación y la de Esperanza. No me creyó cuando le dije que era un empleado que la cortejaba y era tímido, ni cuando le pedí que no los molestara.

"Se me hizo conocido, pero no recuerdo de dónde..." había dicho él.

"Bueno, es uno de tus sirvientes, no los reconoces bien a todos. Déjalos en paz, por favor."

"Sólo porque es dama de tu querida princesa".

Mi princesa que justo ahora viene hacia acá. Con las mejillas visiblemente ruborizadas y evitando mi mirada. -Buenos días.

-Buenos días -Ernesto, con la mirada fija en Esperanza y no en Alexander, se pone de pie para ofrecerle su mano a él-. No te importa, ¿verdad, hermano? Estás convaleciente, yo te ayudo con su princesa y su dama -ofrece su brazo también a Esperanza.

Ambos se ven tratando de contenerse. El rubor avergonzado de Alexander ha pasado a ser de coraje. Y Esperanza claramente con ganas de golpearlo. Así que me adelanto antes de que lo haga. -Qué amable eres, hermano -pongo todo mi sarcasmo en la última palabra-, pero estoy perfectamente bien para mi princesa -ante mi tono Alexander voltea a verme, sus ojos tan luminosos como cuando anoche le dije que lo perdonaba y lo quería príncipe o princesa.

-Hola -la sonrisa tímida y ese rosa es sus mejillas, ese que ahora sé es natural y no maquillaje o actuación, me hacen dejar un beso rápido sobre su piel caliente antes de ofrecerle mi brazo. Él engancha el suyo con el mío ampliando su sonrisa.

-Hola, princesa -una sola palabra que sólo él y yo entendemos. Ha pasado de ser una mentira, una burla, a nuestro secreto. Nuestra verdad. Mi princesa es única y perfecta, totalmente hecho para mí.

-¿Te sientes mejor? -me pregunta cuando le ofrezco la silla al lado de la mía.

-Perfectamente. De cualquier forma, el médico vendrá hoy.

-¿Por qué? -esa voz es más de Alexander que de mi princesa Isabelle, genuinamente preocupado-. ¿Te sientes mal? ¿El dolor sigue? Podemos ir a buscarlo...

Muerdo mis labios intentando no reír. ¿Cómo no pude ver las peculiaridades de esta princesa antes?

Y por fin mi padre interviene. -No te preocupes, princesa. Magnus es resistente, hierba mala...ya sabes. Si puede andar fuera de su habitación y perderse durante una hora -yo evito totalmente su mirada-, creo que puede esperar a que el médico venga a revisarlo.

-¿Seguro? -los enormes ojos azules de Alexander se fijan en mí, llenos de preocupación.

-Sí -mi padre contesta por mí-. ¡Y tú, Ernesto, deja a la chica en paz! Aunque no tengo problema alguno con que mis hijos elijan con el corazón y no por la clase social...

Monique jadea audiblemente, después pretende disfrazarlo con una tos falsa.

-...ella no está disponible. Así que deja a la señorita en paz.

-Oh -Ernesto parece decepcionado, la pregunta es por qué, con esa madre dudo que realmente le interese la dama de compañía de Isabelle Lightwood-, una pena. ¿Y quién es el afortunado?

-La vida privada de mi gente -la voz de Alexander engañosamente amable y dulce, en contraste con esa fiereza azul en su mirada- no es de la incumbencia de nadie, sino de ellos mismos. No son esclavos y no deben explicación o justificaciones de su vida a nadie.

Esperanza lo mira con una pequeña sonrisa. Monique y sus hijos escandalizados, para después buscar mi mirada. Mi padre tiene una mirada extraña.

Y yo, yo estoy seguro de que parezco un idiota enamorado. Y ciertamente lo soy.

-A menos que el rey necesite... -empieza a agregar, pero mi padre niega.

-Tienes razón. No son esclavos y no es de nuestra incumbencia quien ama a quien... Me recordaste a mi difunta esposa hace un momento, con esa pasión para defender tus ideales. Puedo ver por Magnus te quiere.

-¡Papá!

Alexander toma mi mano bajo la mesa, aunque habla sin mirarme. -Y soy tan...afortunada por eso.

-Cuánto amor -no me pierdo la acidez con que habla Monique-. Supongo que podemos seguir con los preparativos de la boda, la prueba del vestido, y...

-Lo haremos nosotros -me apresuro a cortarla-. Como lo estábamos haciendo antes, mi princesa y yo seguiremos los preparativos. Y sobre el vestido, creo que Esperanza puede hacer los ajustes necesarios...

Alexander presiona mi mano. Un gracias silencioso. Y yo, casi sin darme cuenta, comienzo a dibujar un A sobre su piel.

Alexander ciertamente va más con él y conmigo que Isabelle. El príncipe que siempre quise.


CONTINUARÁ...

¡Hola! ¿Ya habían extrañado esta historia? 😌

Mi princesa (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora