Capitulo 3

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—… preocupado por Percy y elizabeth, señor.

Me quedé inmóvil.
No acostumbro escuchar detrás de las puertas, pero a ver, quién es capaz de no hacerlo cuando oyes a tu amigo hablar de ti con un adulto.

Me acerqué más, centímetro a centímetro.
—… solo este verano —decía Grover—. Quiero decir, ¡hay una Benévola en la escuela! Ahora que lo sabemos seguro, y ellos lo saben también…
—Si los presionamos tan sólo empeoraremos las cosas —respondió papá —. Necesitamos que los dos maduren más.
—Pero puede que no tengan tiempo. La fecha límite del solsticio de verano…
—Tendremos que resolverlo sin Percy. Déjalo que disfrute de su ignorancia mientras pueda.

—Señor, ellos la vieron…
—Fue producto de su imaginación —insistió papá —. La niebla sobre los estudiantes y el personal será suficiente para convencerlos.
—Señor, yo… no puedo volver a fracasar en mis obligaciones. —Grover parecía emocionado—. Usted sabe lo que significaría.

—No has fallado, Grover —repuso Papá con amabilidad—. Yo tendría que haberme dado cuenta de qué era. Ahora preocupémonos sólo por mantener a los dos con vida hasta el próximo otoño…

El libro de mitología sele cayó a percy de las manos y resonó contra el suelo.
Papá se interrumpió de golpe y se quedó callado. Con el corazón desbocado, recogí el libro y retrocedímos por el pasillo.

Una sombra cruzó el cristal iluminado de la puerta del despacho, la sombra de algo mucho más alto que Papá en su silla de ruedas, con algo en la mano que se parecía sospechosamente a un arco.

Percy abrío la puerta continua y me empujó dentro.

Al cabo de unos segundos oí un suave clop, clop, clop, como de cascos amortiguados, seguidos de un
sonido de olisqueo, justo delante de la puerta. Una silueta grande y oscura se detuvo un momento delante del cristal, y prosiguió.

Una gota de sudor me resbaló por el cuello.
En algún punto del pasillo papá empezó a hablar de nuevo.
—Nada —murmuró—. Mis nervios no son los que eran antes, desde el solsticio de invierno.
—Los míos tampoco… —repuso Grover—. Pero habría jurado…
—Vuelve al dormitorio —le dijo Papá—. Mañana tienes un largo día de exámenes.
—No me lo recuerde.

Las luces se apagaron en el despacho.
Esperamos en la oscuridad lo que pareció una eternidad. Al final, salimos de nuevo al pasillo y percy volvío al dormitorio y yo a mi casa

Al llegar a casa papá estaba en su escritorio, corrigiéndo examenes como si hubiera pasado allí toda la noche.
—Eh —me dijo con cara de sueño—. ¿Estás lista para el examen?

No respondí.
—Tienes un aspecto horrible.
—Puso ceño—. ¿Va todo bien?
—Sólo estoy… cansada.

Me volví para ocultar mi expresión y me acosté en mi cama.
No comprendía qué había escuchado allí abajo. Quería creer que me lo había imaginado todo, pero una
cosa estaba clara: Grover y papá estaban hablando de mí y de percy a nuestras espaldas.
Pensaban que corría algún tipo de peligro.

La tarde siguiente, cuando abandonaba el examen de tres horas de matemáticas, me topé con percy en el pasillo un tanto decaído
—. Que pasa percy, porqué esa cara larga
—. Ahora no eli, estoy..
Percy no pudo continuar ablandó por que nancy apareció con su grupo de amigas
— pobre percy, hasta el raro profesor de latín se dio cuenta que no eres normal y que era cuestión de tiempo para que te fueras
—. Callate nancy o sino..
— o sino que Jackson— espedo nancy— quieres llevarte un castigo como regalo de despedida.
ella y sus amigas empezaron a burlarse de percy.
La sangre me empezó a arder y percy parecía cada vez mas molesto, no podía permitir que mi amigo se metiera en problemas por golpear a una chica así que hice lo que quería hacer desde un buen rato, golpeé a Nancy Bobofit justo en la nariz y esta callo en el pisó de corredor.
Todos los que estaban cerca se detuvieron a ver y percy parecía inprecionado.
— esto es por meterte con mi amigo nancy
—vamonos percy.

Elizabeth y El Ladron Del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora