Capítulo 14

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P.O.V Elizabeth.


Esa noche nos sentimos bastante mal.

Acampamos en el bosque, a unos cien metros de la carretera principal, en un claro que los chicos de la zona al parecer utilizaban para sus fiestas. El suelo estaba lleno de latas aplastadas, envoltorios de comida rápida y otros desechos.

Había sacado algo de comida y unas mantas de la mochila, pero no nos atrevimos a encender una hoguera para secar nuestra ropa. Las Furias y la Medusa nos habían proporcionado suficientes emociones por un día. No queríamos atraer nada más.

Decidimos dormir por turnos. Yo me ofrecí voluntaria para hacer la primera guardia.

Annabeth se acurrucó entre las mantas y empezó a roncar en cuanto su cabeza tocó el suelo. Yo subí a la rama más baja de un árbol y me recosté contra el tronco y observé el cielo nocturno.

Percy estaba removiéndose entre sus mantas.

—Duerme —le dije—. Te despertaré si surge algún problema.

Asintió, pero siguió con los ojos abiertos.

P.O.V Percy


—¿Cómo vamos a entrar en el inframundo? — pregunté—. Quiero decir, ¿qué oportunidades tenemos contra un dios?

—No lo sé. Pero en casa de Medusa, mientras tú rebuscabas en el despacho, Annabeth me dijo…

—Oh, se me había olvidado, claro. Annabeth ya debe de tener un plan.— dije

—No seas tan duro con ella, Percy. Ha tenido una vida difícil, tal vez incluso mas dura que la mía, pero es una buena persona. Algo que yo jamás pude hacer.—dijo mientras su voz se apagaba.

—Un momento —insistí—.¿mas difícil que la tuya? ... ¿Algo que tu jamás pudiste hacer? Acaso... ¿Tiene que ver ... con tu antigua familia...?

—No quiero hablar de eso —repuso ella, y el temblor de su labio inferior me indicó que se echaría a llorar si la presionaba—. Pero como iba diciendo, en casa de Medusa, Annabeth y yo coincidimos en que está pasando algo raro en esta misión.

—Vale, genio. Me culpan por robar un rayo que se llevó Hades, ¿recuerdas?

—No me refiero a eso. Las Furias parecían contenerse. Igual que la señora Dodds en la academia Yancy… ¿Por qué esperó tanto para matarte? Y después, en el autobús, no estaban tan agresivas.

—A mí me parecieron agresivas de sobra.

Eli meneó la cabeza.

—Nos gritaban: «¿Dónde está? ¿Dónde?»

—Os preguntaban por mí —le dije.

—Puede… pero tanto Annabeth como yo tuvimos la sensación de que no preguntaban por una persona.

Cuando preguntaron dónde está, parecían referirse a un objeto.

—Eso es absurdo.

—Ya lo sé. Pero si hemos pasado por alto algo importante, y sólo tenemos nueve días para encontrar el rayo maestro…

—Me miró como si esperara respuestas, pero yo no las tenía.

Pensé en las palabras de Medusa: estaba siendo utilizado por los dioses. Lo que tenía ante mí era peor
que la petrificación.

—No he sido sincero contigo —admití

—. No me importa nada el rayo maestro. Accedí a ir al inframundo para rescatar a mi madre.

Eli hizo sonar su espada contra el árbol.

—Ya lo sé, Percy, pero ¿estás seguro de que es el único motivo?

—No lo hago por ayudar a mi padre. No le importo, y a mí él tampoco me importa.

Eli me miró desde su rama.

Elizabeth y El Ladron Del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora