Capítulo 17

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P.O.V Elizabeth

El dios de la guerra nos esperaba en el aparcamiento del restaurante.

-Bueno, bueno -dijo-. No los han matado.

-Sabías que era una trampa -le reclamé.

Ares sonrió maliciosamente.

-Seguro que ese herrero lisiado se sorprendió al ver en la red a un par de críos.- dijo con una sonrisa -Dan el pego en la tele, chavales, buen show.

Percy le arrojó el escudo.

-Eres un cretino.

Annabeth contuvo el aliento.

Ares agarró el escudo y lo hizo girar en el aire como una masa de pizza. Cambió de forma y se convirtió en un chaleco antibalas. Se lo colocó por la espalda.

-¿Ven ese camión de ahí? -Señaló un tráiler de dieciocho ruedas aparcado en la calle junto al restaurante -. Ese es vuestro vehículo. Os conducirá directamente a Los Ángeles con una parada en Las Vegas.

El camión llevaba un cartel en la parte trasera: «amabilidad internacional:

TRANSPORTE DE ZOOS, HUMANOS. PELIGRO: ANIMALES SALVAJES VIVOS.

-Estás bromeando -le dije.

Ares chasqueó los dedos. La puerta trasera del camión se abrió.

-Transporte gratis, niñata, no te quejes y aquí tienen estas cosillas por hacer el trabajo.

Sacó una mochila de nailo azul y me la lanzó. Contenía ropa limpia para todos, veinte pavos en metálico, una bolsa llena de dracmas de oro y una caja de galletas Oreo con relleno doble.

-Gracias pero la mía es mejor - le dije mostrándole mi mochila.

-Lo que digas punk- rió Ares

-Creo que no me entendiste, no quiero tus porqu...

-Gracias, señor Ares -saltó Annabeth, dedicándome su mejor mirada de alerta - Muchísimas gracias.

A regañadientes, acepté la mochila.
Sabía que mi ira se debía a la presencia del dios de la guerra, pero seguía teniendo ganas de aplastarle la nariz de un puñetazo. Me recordaba a todos los brabucones a los que me había enfrentado: Nancy Bobofit, Clarisse, mi hermano mortal, profesores idiotas; todos los cretinos que me habían llamado «idiota o monstruo» en la escuela o se habían reído de mí.

Miré el restaurante, que ahora tenía sólo un par de clientes. La camarera que nos había servido la cena nos miraba temerosa desde una ventana, como si temiera que Ares fuera a hacernos daño.

Sacó al cocinero de la cocina para que también mirase. Le dijo algo. Él asintió, levantó una cámara y nos sacó una foto.

-Me debes algo más -Percy le dijo Ares-. Me prometiste información sobre mi madre.

-¿Estás seguro de que la soportarás? -Arrancó la moto-. No está muerta.

-¿Qué quieres decir?

-Quiero decir que la apartaron de delante del Minotauro antes de que muriese. La convirtieron en un resplandor dorado, ¿no? Pues eso se llama metamorfosis. No muerte. Alguien la tiene.

-¿La tiene? ¿Qué quieres decir?- dijo Percy atónito

-Necesitas estudiar los métodos de la guerra, pringado. Rehenes... Secuestras a alguien para controlar a algún otro.

-Nadie me controla. - dijo Percy

Ares se rió.

-¿En serio? Mira alrededor, chaval.

Elizabeth y El Ladron Del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora