P.O.V. PercyUna lancha de guardacostas nos recogió, pero estaban demasiado ocupados para retenernos mucho tiempo preguntarse cómo dos chicos vestidos con ropas de calle habían aparecido en medio de la bahía.
Había que ocuparse de aquel desastre. Las radios estaban colapsadas con llamadas de socorro.
Nos dejaron en el embarcadero de Santa Mónica con unas toallas en los hombros y botellas de agua en las que se leía:
«¡Soy aprendiz de guardacostas!»
Luego se marcharon a toda prisa para salvar a más gente.
Annabeth me ayudo a dejar a mi madre, aun inconsciente, lejos de la orilla y nos desplomamos sobre la arena y observamos la ciudad en llamas, recortada contra el precioso amanecer. Me sentía como si acabara de volver de entre los muertos; cosa que había hecho... literalmente.
La mochila me pesaba por el rayo maestro, pero el corazón me pesaba aún más después de haber dejado a Elizabeth.
—No puedo creerlo —comentó Annabeth con la voz triste y entrecortada —Yo otra vez…
—Fue una trampa —dije—. Una estrategia digna de Atenea.
—¡Eh! —me advirtió.
—Pero ¿es que no lo pillas?
Bajó la mirada con tristeza.
—Sí, lo pillo —dijo apunto de llorar —Percy —dijo Annabeth —Siento... Sintió que le falle... Y-Yo otra vez...
Fingí no oírla, si me ponía a hablar de Elizabeth, me echaría a llorar como un crío.
—La profecía tenía razón —añadí—. «Irás al oeste con la hija del rayo donde se enfrentarán al dios que se ha rebelado.» Pero no era Hades, él no deseaba una guerra entre los Tres Grandes, alguien más ha planeado el robo.
Alguien ha robado el rayo maestro de Zeus y el yelmo de Hades, y me ha echado la culpa por ser hijo de Poseidón. Le echarán la culpa a Poseidón por ambas partes. Al atardecer de hoy, habrá una guerra en tres frentes. Y la habré provocado yo.
Annabeth meneó la cabeza, alucinado y luego preguntó:
—¿Quién podría ser tan malvado? ¿Quién desearía una guerra tan letal?
—Veamos, déjame pensar —dije, mirando alrededor.
Y ahí estaba, esperándonos, enfundado en el guardapolvo de cuero negro y las gafas de sol, un bate de béisbol de aluminio apoyado en el hombro. La moto rugía a su lado, y el faro volvía rojiza la arena.
—¡Eh, chaval! —me llamó Ares, al parecer complacido de verme —. ¿Donde esta mi hermana? Bueno, no importa lo mas seguro es qué éste muerta.
—Nos has engañado —le dije —Has robado el yelmo y el rayo maestro.
Ares sonrió.
—Bueno, a ver, yo no los he robado personalmente. ¿Los dioses toqueteando los símbolos de otros dioses? De eso nada. Pero tú no eres el único héroe en el mundo que se dedica a los recaditos.
—¿A quién utilizaste? ¿A Clarisse?
Estaba allí en el solsticio de invierno. La idea pareció divertirle.
—No importa. Mira, chaval, el asunto es que estás impidiendo los esfuerzos en pos de la guerra. Verás,tenías que haber muerto en el inframundo junto a Elizabeth. Entonces los dos viejos barbudos se hubieran cabreado con Hades por matarlos. Aliento de Muerto hubiera tenido el rayo maestro y Zeus estaría furioso con él pero Hades aún sigue buscando esto…
ESTÁS LEYENDO
Elizabeth y El Ladron Del Rayo
FanfictionElizabeth es una chica de trece años que descubrirá que es mas especial de lo que cree, ella siempre supo que no era del todo normal, pero una noche cerca de el mar todo cambia y la vida de ella y la de sus amigos peligra. Un campamento, campistas...