Capítulo 66

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Narra James.

— ¿Ya dime a dónde me llevas? — preguntó Carlos.

Lleva más de la mitad del camino preguntando a donde lo voy a llevar,a hecho tantos pucheros que estuve apunto de decirle más de una vez.

— Ya te dije que es una sorpresa. — hizo otro puchero y yo sólo reí.

— No pues... No me digas nada — ahora su voz salió en tono de indignación y enojo. Pero si no lo conociera tan bien como lo hago,no sabría que ese es un método de chantaje que suele utilizar cada que no hacen lo que el quiere. Esta vez no funcionara conmigo.

— ¿Estas enojado? — se me acaba de ocurrir algo.

— Si. — dijo sin siquiera dedicarme una mirada.

— Uhm... Entonces ya no tiene sentido llevarte. Regresare...

— No,no,no,no. No estoy enojado.

Seguí conduciendo en dirección a el lugar en donde llevare acabo mi plan,desde el día en que lo conocí quería hacerlo pero sentía que era muy rápido, hací que decidí dejar pasar algo de tiempo. Desgraciadamente el tiempo que deje pasar no fue de la mejor manera. De hecho fue de lo peor,pero ahora ya estamos aquí,juntos de nuevo.

— Voy a encender la radio. — la música sonó y rompió el hermoso silencio que se había formado entre nosotros, se dibujo una sonrisa en sus labios y comenzó a cantar, lo mire con ternura y en un rápido movimiento bese su labios, para después volver a mirada al frente.

Después de un largo viaje en auto y de oír la bellísima voz de Carlos cantar. Llagamos a la que sera nuestra primera parada de la noche. Un restaurante mexicano,según internet en este lugar la comida es deliciosa, además de que es muy hermoso.

— ¿Te gusta? — lo abrace por la espalda dejando un beso en su cuello.

— Si... Es... Es hermoso. — el restaurante estaba adornado con flores a las orillas de todo el pasillo que lleva a la entrada. La joven que se encuentra en la puerta nos sonrió al vernos llegar.

— Entonces entremos.

— ¡Oh wow! ¡Mira James! — grito Carlos emocionado al ver una puerta giratoria,se puso en un espacio y comenzó a correr empujando la puerta y riendo escandalosamente.

— Espera... — dije haciendo que se detuviera, me me puse en otro espacio y vos comenzamos a correr, haciendo que la puerta gire de una manera rápida, y provocando la mirada curiosa de las personas que estaban presentes en ese lugar.
Cundo terminamos, nuestra respiración estaba agitada y Carlos casi se cae por lo mareado que termino. Fue muy divertido.

— Jóvenes... Me acompañan por favor. — un señor mesero se acercó a nosotros y nos indicó que lo sigamos, caminos por un pasillo no muy largo,hasta llegar a unas escaleras. Subimos y llegamos a un enorme salón.

— ¡Oh por dios! — grito Carlos corriendo hasta el balcón.

— Gracias. — le susurré a el mesero, el solo me sonrió y volvió por la escaleras.

— ¡James,es hermoso! — corrió a mis brazos y me beso, yo lo recibí con gusto.

Tome su mano, llevándolo hasta la mesa, un hermoso candelabro nos iluminaba, la mesa estaba llena de pétalos de rosa, las copas perfectamente colocadas al igual que los platos y cubiertos. Carlos tomo la carta mirando el menú.

— James... ¿Qué son las enchiladas rojas? ¿Están ricas? — me miro.

— No lo se cariño. No las he probado.

— ¿Y...? ¿Chapulines? ¿¡Qué!? ¡Se comen a los chapulines! ¡Oh mira! ¿Ta-tama- les? — solté una risa ante las expresiones que hizo al ver el nombre de los platillos. Me había decidido salirme un poco de lo cliché, yo quiero que esta cena la recuerde siempre. Además la comida mexicana es vida. No he probado muchos de los platillos típicos pero los pocos que he comido han sido los mejores.

Por fin Carlos se decidió a ordenar unas enchiladas rojas,pedí lo mismo. La cena trascurrió tranquila, Carlos hizo unos gestos muy graciosos al momento de probar su comida. Y la verdad esa comida estuvo deliciosa.

Cuando terminamos salimos al balcón, mirábamos maravillados el hermoso paisaje que había frente a nosotros, el cielo obscuro siendo adornado por la estrellas, la luna iluminado el bello rostro de Carlos, provocando que su ojos brillen y haciéndolo ver mas hermoso.

— Gracias James — se giro quedando frente a frente, paso mis dedos por su suave mejilla acariciándola con lentitud.

— Te amo. — Carlos desvío su mirada de nuevo a en frente, mirando como unos globos de formas diferentes subían con lentitud. Los tomo con tranquilidad.

Es el momento.

Aproveche su distracción y saque una pequeña caja de terciopelo negro, sin llamar su atención me puse de rodillas frente a él.

Mire como desprendió un sobre de los globos y lo abrió, sacando una tarjeta y leyendo su contenido.

— ¿Te quieres casar conmigo?

Abrí la cajita,dejando ver una anillo.

— ¿Que dices? — pregunte sonriendo, sus manos cubrieron su boca y su bellos ojos se llenaron de lágrimas.

— ¡Si! ¡Si me quiero casar contigo! — grito con alegría.

Lo abrace con fuerza y no pude evitar soltar lágrimas de alegría también. ¡Dijo que si! No lo puedo creer.

Tome su mano izquierda y puse el anillo en uno de sus dedos para luego besar su mano.

— ¡Te amo! — me beso.

Al separarnos la hermosa melodía de un mariachi comenzó a sonar de fondo. Nos giramos viendo a el grupo de hombres uniformados cantando.
Abrace a Carlos por la cintura y bajo la luz de la luna,nos quedamos juntos disfrutando el resto de la noche.







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