Capítulo 17

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Después de darle la merienda a Sarah, y de hacerle la cena, vuelvo a la que ahora es mi residencia.

La noche ha sido intensa. Lucas y los chicos lograron limpiar todos los daños que había causado el fuego. Acabaron tarde, más o menos a las dos de la mañana o así. Lo mejor de todo es que no me tocó limpiar nada.

Por suerte o por desgracia ya es martes. Es una mañana rara. De Sarah aún no sé nada. Me fui de la residencia de Sarah a las doce más o menos. He dormido bastante bien con los chicos,  me he despertado con todas las ganas del mundo.

He llegado al instituto y he seguido con mi día tan normal como otras veces, aunque con la gran diferencia de que Sarah no me acompañaba por los pasillos.

— Hey —me saluda Tyler desde el otro lado del pasillo.

— Hey —saludo— ¿Qué te cuentas?

— No mucho, la verdad. Los lunes son horribles —bosteza.

— Hoy es martes —río.

— Justo lo que había dicho —ríe el también.

— Se nota que sabes en qué día vives, ¿eh?

— Y que lo digas. Pero bueno, tanto los lunes como los martes son horribles.

— A mí me lo vas a contar...

— Por cierto. ¿Y Sarah?

— Se puso mala ayer. Está insoportable. Si quieres puedes pasar a verla está tarde —lo invito.

— De acuerdo —accede— ¿Vienes ya a clase? —señala el pasillo con el pulgar.

— Sí, vamos.

Cuando entramos en el aula, no hay nadie (excepto la profesora, claro. Esa gente parece que viva en el instituto). La señorita Clarisse, de historia, ya está escribiendo en la pizarra algo que ni ella debe entender.

— A la de tres retrocedemos lentamente y sin hacer ruido —le susurro a Tyler.

— Una... —empiezo a contar.

— Dos... —continúa él.

— Y tres... —decimos al unísono.

Justo cuando estábamos cerca de la puerta, a punto de salir, suena el timbre, a lo que reaccionamos corriendo hacia el pasillo.

— ¡Hey! —grita la señorita Clarisse— ¡Volved aquí quién quiera que seáis!

Tyler y yo seguimos corriendo desesperados hacia la puerta de salida.

No hay nadie en ninguna clase por la que pasamos. Esto es bastante raro. En los años que llevo en este instituto, nunca había pasado algo como esto.

Pincharle las ruedas al coche del señor Clank, de inglés, era ya normal en este instituto. Quemar el laboratorio de ciencias también era bastante frecuente. Incluso que hubiese alguna que otra explosión en el laboratorio. Pero... ¿Que no hubiese nadie en el instituto? Eso sí que era algo nuevo. O todo el instituto se había puesto de acuerdo para no venir, o esto no tiene ninguna explicación lógica.

— ¿Vamos a la residencia de Sarah? —propongo.

— ¿De Sarah? —se desconcierta.

— Sí, ahora estoy en la residencia Manners con esos idiotas —explico.

— Ah... No sabía nada —se excusa.

— Ya, no quería que nadie lo supiese. Bueno, ¿vamos?

— De acuerdo —accede.

Entramos en la residencia. Dejo las llaves en el cajón del pasillo y subo a la planta de arriba. Tyler me sigue a pocos pasos por detrás de mí.

Mi Enana FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora