Capítulo 24

1.8K 105 9
                                    

— No tengo nada que hablar contigo. Juro que mato a ese idiota —mira fulminante la puerta, por la cual entra David.

— Broh, ¿te pasa algo? —se acerca con un vaso rojo en la mano.

— Sí —mira furioso la puerta de la cocina— ¿Dónde está ese cabrón? —intenta soltarse de mi agarre.

— ¿Quieres escucharme y dejar de hacer el idiota? —sigo agarrando su brazo.

— No quiero hablar contigo, ni con nadie, solo quiero reventarle la cabeza a ese imbécil.

— ¿No te das cuenta que el único que parece imbécil aquí eres tú?

— ¿Qué imbécil? ¿De qué habláis? —interviene David.

— De Lucas —suspiro.

— David, ¿dónde está Lucas?

— No lo sé. Hace ya bastante rato que no lo veo —se encoje de hombros.

Se suelta, dando un leve estirón— ¿Quieres hablar? Pues hablemos —recapacita— Pero como lo vea no sale vivo.

— Álex, estás un poco tenso. Tranquilízate.

Tras hablar con mi hermano durante aproximadamente veinte intensos minutos, por fin logra tranquilizarse un poco.

¿Mi secreto? Ser sincera. Simplemente le he dicho la verdad.

"Si estoy con él es porque me gusta y me trata bien. Siento algo muy fuerte por él, y él por mí igual".

Después de sincerarme con mi hermano, éste se ha sincerado conmigo.

"Lo único que quiero es protegerte" "No quiero que nadie te haga daño, y te quiera solo para hacer... cosas contigo".

En el fondo, Álex es buena persona, y un buen hermano. Por mucha rabia que saque, solo quiere cuidar de mí. No quiere que sufra, y eso demuestra mucho de él.

"Te quiero, hermanito. No me faltes nunca".

"Yo también te quiero, pequeñaja. Por mucho que me guste fastidiarte, siempre seré tu hermano, y no dejaré que nunca te pase nada".

Y después de esas tan significativas palabras, nos abrazamos.

(10:30 am)

Sábado por la mañana...

No sé ni cómo, ni cuándo, ni dónde me dormí ayer. Bueno, creo que a la última pregunta os puedo contestar ahora mismo. Estoy en... —giro la cabeza de lado a lado, inspeccionando el lugar— ... En una habitación. Nunca había entrado aquí.

Al observar más detenidamente la habitación, me percato de un ser tumbado en el suelo. Abro mucho los ojos, pensando que está muerto, hasta que lo veo respirar lentamente y suspiro aliviada.

Es... Logan, creo.

Le toco con el pie, haciendo que emita un ligero gemido. Se gira lentamente, mostrándome el rostro, y ahora sí puedo confirmaros que es Logan quién está en el suelo.

— Logan... —susurro.

No obtengo respuesta.

— Logan... —vuelvo a susurrar más cerca de su oído.

Vuelve a gemir girándose para el lado contrario.

Mi Enana FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora