Capítulo 29

1.5K 78 8
                                    

La noche ha sido algo intensa. El insomnio se apoderó de mí gran parte de la noche. Lucas me hizo una breve visita, y aunque solo quería dormir conmigo para hacer oficial la reconciliación, acabé echándolo a patadas de la habitación.

La madrugada ha sido bastante diferente a otras veces. Todo era muy distinto. En la residencia se respiraba inseguridad. No os mentiré, me he levantado con miedo y me he duchado con miedo, mirando de un lado para otro, algo paranoica. Aunque al parecer no soy la única. Los chicos no han amanecido con la misma naturalidad de siempre. Están algo cohibidos.

Al acabar las clases he decidido volver a la cafetería, necesito contarle a María cómo me fue ayer en la residencia, pero sobre todo quiero agradecerle los consejos que me dio, ya que de no haber sido por ella Lucas y yo seguiríamos en las mismas.

Me acerco con la bandeja de comida a la cola y espero algo impaciente a que sea mi turno. Cuando por fin me planto frente a María, ésta levanta la mirada y me sonríe humildemente.

- Cuéntame, muchacha. ¿Cómo te fue con tu novio? -no puedo evitar sonreírle, aunque algo sonrojada- Supongo que bien -sentencia, sonriéndome también.

- Supone bien, María -no puedo evitar mirar de reojo hacia a la puerta, justo donde se encuentra Lucas. María parece darse cuenta y decide dirigir su mirada en la misma dirección. Nuestras miradas dan con él, alto, rubio, algo fornido- Ha querido venir, aunque no sé muy bien por qué.

Me percato de la sonrisa algo disimulada que se le ha formado a María en la cara. Hace un movimiento de asentimiento con la cabeza. Se oyen unos pasos decididos dirigirse hacia nosotras. Un brazo un tanto musculado rodea mis hombros.

- Veo que no todo salió tan mal -se dirige a él, bastante contenta, y con un brillo especial en los ojos- Me ha caído bien. Es una chica muy mona, agradable y bastante madura para su edad.

- Sabía que te gustaría -sonríe éste- Gracias, abuela.

Mis ojos no pueden abrirse más- ¡¿Cómo?! ¿Abuela? -los miro a ambos, bastante perpleja.

- Ha sido un placer conocerte, jovencita. Soy Mel, la abuela de Lucas.

- Pe-Pero ahí pone María -señalo la placa que lleva en la camisa blanca, algo manchada de comida.

- Sí -se ríe- María es ella -señala a una mujer que está en la cocina.

- ¿Tu abuela trabaja aquí?

- No, no, cielito -ríe de nuevo.

- No -niega ahora él- Le conté la situación que había. Ella simplemente quiso ayudar. Bueno, y conocerte. Estaba muy ansiosa por conocerte al fin -le sonríe a su abuela.

Mel deja la camisa blanca sobre la barra, se despide de la otra mujer, le agradece su colaboración, y salimos del centro. Abuela y nieto hablan de lo bien que ha ido la cosa. Yo, aún perpleja, no soy capaz de pronunciar más de tres palabras. Ando pensativa junto a ellos, aunque sin intercambiar apenas unas pocas palabras.

- Cielo, te noto algo callada, incluso ausente atrevería a decir -acaricia mi pelo y mejilla.

- Discúlpeme -sigo con la cabeza gacha, aún pensativa- Perdone, ¿puedo hacerle una pregunta? -llamo su atención de nuevo. Ella asiente, decidida- ¿Por qué lo ha hecho? ¿Todo lo que me contó era mentira?

La mujer se ríe- No, no, claro que no es mentira. Todo lo que te dije lo pienso de veras.

- ¿Pero por qué lo ha hecho? ¿No hubiese sido más fácil que Lucas y yo hubiésemos hablado? Al fin y al cabo él fue quien no quería dirigirme la palabra.

Mi Enana FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora