Capítulo 15

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Hago caso al consejo de mi amiga y subo las escaleras hasta llegar a la habitación de David.

Llamo a la puerta.

— Sarah, ahora no —se oye.

— No, no soy Sarah. Soy Maya —me atrevo a decir, temblorosa— ¿Puedo hablar con Lucas?

— Sí, danos un momento.

Espero como dos o tres minutos fuera de la habitación, hasta que se deciden a abrirla y salir.

Lucas tiene los ojos rojos, el pelo despeinado y muchas ojeras. Parece haber llorado mucho.

En cambio, David no tiene la misma pinta. Sí, está un poco despeinado y tiene ojeras. Pero no tiene indicios de haber estado llorando.

— Lucas... —logro suspirar. 

Él tiene la cabeza gacha, sin decir nada.

— Lucas, mírame.

— Maya —suspira— No te esfuerces en hacer esto. La he cagado, ya está. He sido un estúpido al dejarte marchar tan fácilmente.

— Lucas, creo que debemos hablar de todo esto que ha pasado —le cojo la barbilla para que me mire a los ojos, le cojo la mano y le sonrío levemente.

— Sí —interrumpe David— Yo también lo creo.

Lo fulminamos con la mirada— ¡Cállate!

— Lucas —vuelvo a hablar— Si realmente no has sentido nada... Entonces encontraremos alguna manera para solucionarlo todo.

— Solo una pregunta... ¿Por qué ahora decides arreglarlo todo? Antes no querías ni mirarme a la cara.

— Lo primero, porque te quiero demasiado como para dejarte ir, Lucas.

Lucas... No podría imaginarme nada sin él. Es sencillo, me he besado con varios chicos, pero nunca había sido como cuando lo hago con Lucas. 

Nos miramos, y sonreímos. Abrimos la puerta de su habitación, entramos, y nos sentamos en su cama.

— ¿Y bien?

— ¿Y bien? —repite.

— No soy yo quién debe explicarse.

— Ya te he dicho todo lo que tenía que decirte. No quería hacerlo, no siento nada por esa chica y nunca lo sentiré, no tiene ningún sentido que hubiese pasado algo más. Lo único que tengo claro es que te quiero a ti y solamente a ti, y que no sé lo que haría sin ti.

— No quiero saber eso. Lo que realmente quiero saber es el por qué. ¿Por qué tenías que hacerlo? ¿Por qué con esa chica? ¿No te importaban mis sentimientos en esos momentos? —y sin poder evitarlo me pongo de los nervios y me pongo a gritar. Unas pequeñas lágrimas corren por mis mejillas.

— No, no es eso, Maya. Estamos aquí para hablarlo todo, no para discutir aún más —me tranquiliza secándome las lágrimas.

— Pero es que no entiendo por qué tenías que hacerlo, Lucas.

— No lo sé ni yo mismo, Maya. Entiendo que te enfades, entiendo que se consideren cuernos y que me grites. Pero te quiero, y es así, no puedo evitarlo.

— Lucas, yo también te quiero mucho, pero no lo entiendo. Sigo sin entenderlo. Realmente no me esperaba. No quiero perdonarte. No porque no quiera, sino porque si has sido capaz de hacerlo una vez está la posibilidad de que lo hagas una segunda tuna tercera.

— Por favor, Maya, ha sido un error. Por favor...

— Lucas...

— Por favor. No quiero que por un error se vaya todo a la mierda, Maya, joder —sus ojos se vuelven vidriosos— Piensa en todo lo que hemos vivido. En todos esos momentos buenos que hemos pasado juntos...

Mi Enana FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora