Capítulo 4

4.4K 164 17
                                    

— ¡Álex! —me acerco al coche gritando, sin poder sacar la mirada del móvil.

— ¿Qué pasa, Maya? —pregunta asustado.

— Es un mensaje de Sarah, mira —le enseño el mensaje y él lo lee— ¿Qué crees que habrá pasado?

— No lo sé, pero hay que averiguarlo —saca su teléfono y llama a alguien.

 ¿Lucas? ¿Estás con los demás?

 Sí.

— Necesito que volváis lo antes posible. Es muy urgente.

 ¿Por qué?¿Qué ha pasado, hermano? —creo que ahora es Logan quien habla, pero no estoy segura.

 No puedo contaros esto ahora, solo venid y os cuento todo lo que sabemos.

 ¿Sabemos? —pregunta Lucas.

 Sí, estoy con Maya. El mensaje le ha llegado a ella.

 ¿Pero qué mensaje?

 Ya os contaremos. Venid ya.

 Ahora vamos —grita David tras todo el barullo formado.

Cuelgan, y mi hermano y yo vamos al centro comercial como me había prometido. No me compro mucha ropa, cosa que es muy extraña viniendo de mi. La preocupación me recolcome por dentro. Estoy muy preocupada por Sarah. Ahora solo puedo pensar en encontrarla.

— Sé que no es el momento porque estás algo inquieta, y te juzgo, pero... ¿Te apetece un helado?

— Vale... —respondo casi sin fuerzas.

— ¿De qué sabor te apetece?

— De chocolate.

— ¿Una bola o dos?

— Dos, por favor.

Mi hermano paga el helado, y a los pocos minutos de salir de la heladería suena su teléfono.

 ¿Si? ¿Qué pasa, Logan?

 ....

 Vale. Ahora vamos para allí.

— Maya, malas noticias...

— ¿Qué pasa, Álex?

— Los chicos han pasado frente a vuestra residencia... Y... —parece que no quiere seguir hablando.

— ¿Y qué, Álex? No me dejes a medias —digo preocupada.

— Pues que... Parece... Parece que os han robado —no me sale ninguna palabra por la boca— Los chicos ya... ya están allí.

No soy capaz de decir nada. Lo intento, pero no quieren salir las palabras de mi boca. Solo estoy furiosa y preocupada. Cojo las llaves del coche de mi hermano, y salgo de la tienda.

— Espérame —grita Álex, pero no le hago caso y sigo andando.

***

Llegamos a la que pronto será mí ex residencia, y veo a nada más y nada menos que veinte personas merodeando por el exterior de mi residencia. Entre esa veintena de gente se encuentran los amigos de mi hermano, a los que hago prácticamente caso omiso.

— Ya están aquí —grita Lucas— ¿Cómo estás, Maya? —se acerca para abrazarme.

No le contesto. Pongo ambas manos sobre su pecho y lo empujo levemente, apartándolo de mi camino, y sigo andando hasta entrar en la residencia.

Mi Enana FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora