colgante

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Unos sujetos con fachas de ser en extremo fuertes y peligros con ropas extrangeras y roidas sostenían al muchacho que se encontraba completamente aterrorizado.
-ahora muchacho- habló un sujeto amenazante enteramente cubierto y con un asiento muy marcado en su rústico ingles- suelta la sopa o te partire por la mitad.

-dejenme ir yo solo soy un sirviente, soy muy joven a mi nunca me dicen ni piden nada.

-vamos muchaho quien le conto al marquez sobre el mapa?- un pequeño cuchillo se clavo en la pared muy cerca del rostro del escualido muchacho- ahora, comienza a vomitar lo que sabes o la siquiente ira a tu ojo.

Adrian se movio un poco mas para ver al agresor con mucha mas claridad.

Era un hombre delgado tan alto como para dar la ilusion de que la silla sobre la cual descasaba se viera pequeña.

Tenia un asento muy marcado facil de reconocer a los oidos de Adrian. Seguramente provenían del imperio Ruso, cualquier persona que lo viera a simple vista y en una situacion menos peligrosa pensara en lo fornido mas no gordo y galante que es aun con tanto salvajismo que desbordaba.

-era ya muy tarde yo estaba en mi habitación en el ala de criados- hablo desesperado el pobre chico- recuerdo haber ido a la cocina a por algo de fruta que sobro de la merienda, alguien entro en la cocina y me escondi.era el marquez junto a otros tres guardias, mi señor jamas se despierta a esa hora asi que preste atencion; abrieron la puerta un hombre de negro entro, solo, hablaron sobre un mapa, el marquez queria algo de un lugar desesperadamente debido a su esposa, el hombre de negro pidio unas cosas, algo sobre barcos, puertos, hombres, financiamiento, algo sobre curar a la marquesa.

un sonoro ruido alerto a todos en aquella habitacion, Adrian habia tropezado con una cubeta muy cercana, así que se apresuró por lo peligroso de la situación y abrió con la agilidad de un ladrón su habitación que para su fortuna quedaba justo a un lado; cerro la puerta tras de si, trató de hacerlo con sumo cuidado para evitar emitir ruido, sólo se escucho un gruñido que era al parecer del hombre salvaje que se había precipitado a la puerta y al no ver nada regresó aun más enojado a sus asuntos.
Adrián traía el corazón en la boca intentó calmarse pero antes de abrir su ojo libre de la nada una sombra lo cubrió por completo y luego una mano se apretó contra su boca mientras que la restante lo inmovilizo.

-ahhhh, cállate o si no te contaré la lengua- amenazó una voz profunda, firme la cual le hubiera resultado agradable a Adrián si no estubiera temiendo por su vida- <<vamos Adrián calmate si haces ruido el de a lado ese si me cortará la lengua y no sólo ese órgano, prefiero a este>> asintió y luego el otro aflojo lentamente su agarre
Una vez en calma aquel sujeto se pegó a la pared, concentrando toda su atención en lo que decían.
-parece que no sabe mucho...-dijo en un susurro casi inaudible- bien.
La luz del medio día se filtro perezosa por la ventana no era amarilla y potente si no más bien mortecina, iluminando al intruso; tenía tapado el rostro desde su nariz hasta el cuello y traía el resto cubierto con una sustancia color café que servía como camuflaje. Adrián alzó su Miranda observando la cilueta del rostro desconocido y allí detrás de una largas pestañas brillaron un sus de iris, verdes tan verdes como esmeraldas o incluso aun más sutiles e impactantes.
Algo sucedió que fue más allá de lo atendido hasta ese momento por el menor, el sujeto dio un giro y abrió las ventanas en pos de escapar.
El ruido hecho por Adrián alteró a los matones de la habitación continúa quienes al mismo tiempo que el misterioso hombre se fueron.
Pero nunca tubo un pelo de tonto y sin que el intruso se diera cuenta robo algo que traída bajo aquella pesada capa, temblaba no le era fácil asimilar lo raro de lo sucedido y tratando de recuperar la calma encendió una vela, cerro las ventanas y luego se acostó en una de las camas a examinar su botin. Parecía ser una insignia y para ser de las fuerzas reales aun seguía siendo realmente bella; era plateada con apliques de color mar y Escarlata en las enredadera talladas al rededor enmarcado en el centro a unas diminutas alas de ave y un lirio en el centro, la parte de atrás resaba: "fuerzas Armadas marítimas especiales del Rey - orden de los lirios de plata''.
-lirios de plata...- se dijo a sí mismo y luego río un poco por el nombre algo afeminado.
La puerta se abrió dejando ver a Ahjrem algo ebrio y totalmente rojo, feliz y desaliñado, rápidamente el menor oculto a insignia en su bolsillo y se paró para servir algo de agua que traía con sigo su borracho compañero quien aceptó gustoso el gesto.
- ¿qué clase de trabajo te gustaría?- preguntó luego de secarse la boca con una sonora exhalación.
- realmente sólo pretendía enrolarme en cualquier barco que me diera la oportunidad, espero no te lo tomes a mal pero no me importa si son piratas o pescadores...yo
-¿qué te parecen corsarios?
Adrián no dijo nada pues en cierto modo eran lo mismo que un pirata sólo que algunos mantenían la fechada de marineros reales.
- mi amigo Benedicte me ofreció dos puestos en su flota pagarán bien, hay ya estoy muy cansado como para correr riesgos....créeme muchacho, la vida como marinero mercante o pirata son muy riesgosas, pero al mantenernos en una flota nos da cierto grado de protección, pocos serán los suicidas que osen atacaron.
- por mi esta bien.
- mañana iremos a primera hora al cuartel del puerto así que descansa niño.
A Adrián poco le importaba donde seria pero luego formulo una pregunta que hizo que el tema le importará de sobremanera.
- para quien trabajaremos?
- para el Márquez Evans Marie Hemsbrook.

El corazón de IshtarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora