Al rededor de el cientos de marinos experimentados, con sus uniformes simples pero totalmente pulcro y almidonados, incluso algunos hijos de nobles se formaban allí.
Historia aparte sucedía con Adrián quien al no traer un uniforme se sentía estúpido y fuera de lugar, en el caso de Ahren.....Bueno a el poco le interesa todo ese trivialismo.
- me hubiera puesto mi ropa formal- protestó Adrián al sentirse aun más incómodo que antes cuando el capitán de la flota el ya mencionado Benedicte les sonreía.
Ahrem sólo sonrió para burlarse un poco.
- te vieras ridículo en la fila de seguro, aunque eras un simple sirviente aquí en las filas tu con esas ropas parecerían un riquillo que se perdió del agarre de su madre y anda perdido. Eso ya lo creo.
Luego de pasar una larga lista y darles el uniforme nuevo a los que se enlistaron recientemente un joven con semblante severo pero muy apuesto ante los ojos de cualquiera informo:
- será el único uniforme que se les dará, somos marineros del Rey y debemos mostrar elegancia, limpieza, moral y valentia dentro y fuera de las filas- el enérgico muchacho posó sus ojos en Adrián quien tenía su mirada al frente pérdida en el mar y su voz tembló por un segundo mostrando en su rostro cierto desconcierto- soy el capitán de la segunda nave de la flota, Bastian James Ayers; la misión que se nos encomendó es traer una mercancia valiosa para nuestro Rey, saldremos mañana al amanecer así que regresen a sus sucias posadas u hogares y traigan sus pertenencias a las naves- dijo con una voz fuerte y clara mientras señalaba una elegante construcción en una colina- esa es la Mancion del Duque, hoy se dará un festín, un pequeño baile formal, los vere allí.
Todos los Marinos gritaron eufóricos pues no todos los días se podían dar el lujo de asistir a tales evento, muchos jamás habrían pensado ni el primer escalón sin que los guardias los hecharan.
Mientras Ahren conversaba con Benedicte Adrián sentía la mirada de alguien en su nuca, busco quien podía ser entre el barullo de marineros y a unos cuantos metros dio con la persona.
Los mismos ojos verdes de el sujeto del día anterior lo miraban con una intensidad poco entendible, Adrián se removió un poco y pudo ver bien de quien se trataba, un hombre alto y de a postura envidiable, preguntó a un marino que pasaba a su derecha sobre la identidad de aquel hombre y Se llevó una gran sorpresa al saber que era el capitán Ayers, a quien el no había prestado atención, Adrián trató de hacerse a la idea de que eso era absurdo pero se convenció de que ese color de ojos era exactamente igual al intruso de la tarde anterior.
El capitán Ayers era un hombre alto de unos 24 a años ganó su puesto con mérito propio, algunos dicen que es demasiado duro y poco sociable si el asunto se torna un tanto personal; pocas personas lo conocen realmente, sus ojos son de un verde intenso, cabello castaño oscuro lacio y de tes un poco bronceada por el sol, de rasgos armonioso incluso las mujeres envidiarian su rostro, aunque bastante masculino heredó toda la belleza de su madre así como su agudo intelecto.
Ante aquella intensa mirada Adrián se sentía sin gracia como si se burlaba de el por ello, Ayers desapareció de la vista de este en un parpadeo.
- Cuéntame Adrián ¿como consiguió un ojo menos a su corta edad?-preguntó Bebedicte consiguiendo sacar a nuestro muchacho de su paranoia.
-se lo diré si usted ilumina ciertas inquietudes sobre asuntos militares- se lo pensó mejor no quería estar rodeado de oídos, además quería sacar el tema a luz con más facilidad- mientras me muestra las naves si no le molesta.
-desde luego muchacho, sería descortez rechazar un pedido hecho por el hijo de Ahrem.
Adrián pareció confundido y miró a su gran amigo quien sólo le guiño el ojo, entonces entendió y camino junto a Benedicte.
- Señor Benedicte,¿Asi lo puedo llamar?.
-desde luego odio los títulos, en personas cercanas por supuesto.
-excelente, hace poco me topé con alguien en la calle a quien se le calló algo, y bueno allí decía algo, en conclusión ¿ me podría decir quiénes son los lirios de plata?
Benedicte se quedo asombrado, pensando que de verdad tenía mucho parecido con la falta de tacto de su "padre".
- eres hijo de Ahrem, no descansarán hasta descubrí la verdad o ir aun más allá así que...-tomó un respiro y siguio- Bueno los lirios de plata son algo asi como una flota de reconocimiento o al menos eso es lo que consta en los archivos reales, por lo que sé, fueron creados por su Majestad, que Dios la tenga en su gloria, Isabel I en secreto y se designó a los mejores hombre tripular la embarcación más resistente y veloz de la época; fueron la sombra de muchas expediciones tanto con o sin el conocimiento de los capitanes de las flotas, su misión era simple traer todo lo de gran valor a la reina.
- o sea corsarios no?- preguntó confundido.
-eso quería la reina que parecieran pero ellos fueron mucho más que eso, su Majestad no se refería a oro, como pensaba la corte, realmente ellos traían algo más valioso para ellas, conocimiento y con ello las valiosas reliquias de un valor incalculable, no importaba si era un mito su misión era traerles o informar su falsedad, sea de donde sea, Celta, gitana de las Indias o del nuevo mundo, hasta ahora Nadie sabe cuanto pudieron encontrar ni cuántos de ellos quedan. según escuché ellos siguen legados las nuevas generación le siguen los paso a sus padres, hoy en día pueden ser quien sea nobles, mercaderes ¿quien sabe?Era realmente intrigante y recordó la noche anterior a aquellos hombres que torturaban a ese muchacho y no pudo evitar la curiosidad.
-¿hay otros que se dedican a lo mismo en otros reinos?
- lo más seguro, hay legados de toda clase, el valor del conocimiento es mas grande que un barco lleno de oro, cuando recién me enliste hace más de cuatro décadas escuchaba hablar de estas flotas, divisiones fantasmas. Pero había un sólo nombre q hacia palidecer a nuestros capitanes: "Orden del dragón negro" del Imperio ruso, junto con los lirios son los más temibles dicen que tienen el respaldo de figuras importantes por ello hacen y deshacen a voluntad.
-¿qué buscan ellos ahora?
-piensalo ¿que es más valioso que todo el oro del mundo? Algo que pierdes mientras hablamos y es imposible de recuperar, lo que a alguien con poder le falta.
Adrián lo pensó por un momento y aunque cientos de respuestas invadieron su mente una resaltó de entre todas.
-el tiempo?
- exacto, a los de arriba solo les falta eso, hace décadas escuché hablar de algunos artefactos que hacían cosas similares... Curar, predecir cosas, manejar elementos, covertir todo en oro, inmortalidad, jaja a mí parecer puras patrañas.
-que pasaría si está flota tiene a los lirios de plata tras todo esto.
- sería un suicidio, pero la presente enviada por el Rey indica que es solo transporte de bienes reales.
Adrián metía su mano en el bolsillo de su saco y apretó la insignia, si Ayers era el hombre del día anterior entonces aquella empresa era riesgosa.
- señor- interrumpió un poco más pálido u dudando en sacar lo que rondaba por su cabeza- ¿y si no fuera asi?, Por un momento digamos que todo es verdad, que todo esto es una misión de búsqueda y que tenemos a los dragones tras nosotros, sea sincero señor ¿Que sería de todos nosotros?
-En un caso como ese y con nuestros recursos...la verdad no estaríamos en la mejor posición; nuestra flota cuenta con cinco naves y más de quinientos hombres que las tripulan, cada nave cuenta con 50 cañones, en cuanto a las proviciones, solo lo suficiente para el viaje de tres meses, a los ojos de cualquiera no podríamos estar mejor pero a los ojos de las divisiones fantasmas solo somos una gran ballena y ellos tienen el arpón, nos desintegrarian tan rápido que cuando reaccionemos ya no quedará nada de nosotros.
Adrián temía pero guardaba la esperanza de que todo se quede en hipótesis, quizás el capitán Ayers solo la tenía de recuerdo. Sinceramente rogaba por que así fuera.
-disculpa a este viejo entrometido pero tu ojo?
La voz del mayor lo saco de sus locos pensamientos.
- ahhh es verdad- entre tanto se había olvidado del trato inicial- no perdí mi ojo.
Comenzó a sacar la roida venda de su ojo ámbar y trato de que la luz no le hiciera daño. Benedicte se mostró sorprendido muy pocas veces en su vida había visto algo parecido.
- mi historia no es tan divertida solo lo tapo para no resaltar y para parecer más inglés.
El anciano sonrió pero tenía que darle crédito a las locuras del muchacho.
- pensé que te la hiciste en alguna batalla al igual que el temerario de tu padre, tal parece que no, solo te pido que no utilices esa venda cuando estes en alta mar necesitamos los ojos y oídos de tos bien abiertos.
El anciano se fue riendo , aunque Adrián no entendía la gracia volvía sus preocupaciones. Ahora que sabía más del trasfondo entendió que quizá muy pronto estaría en medio de la tormenta.
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El corazón de Ishtar
AléatoireEn la época gloriosa de piratas y corsarios Adrian un joven esclavo blanco, prófugo de una familia de renombre española busca regresar al mar y ser el aventurero que tanto imagino tras una vida de lujos, aquí es donde comienzan sus días en alta ma...