Las horas seguían hasta entrada la tarde, tenían a los piratas algo lejos pero con el viento soplado así pronto podrían alcanzarlos.
- sigue el mismo rumbo?- Adrián no dejaba de ver al horizonte mientras comenzaba a hablar con el moreno.
- espera a que alcance esa nave, no dejaré vivo a nadie.
- de seguro ya nos vieron, aunque no han quitado su bandera.
Gadel parecia no estar allí, pero saboreaba de antemano el momento en el que matara a ese primer oficial.Adrián se había dado cuenta de que la relación entre ellos era un poco turbia, pero matarían el uno por el otro. Se dijo que quizá y sea igual a lo que siente por el capitán Ayers.
Entró al camarote del capitán, repasó con los dedos la pesada madera de la mesa, el lugar aún olía a él, era agradable, aunque no era nada cercano a un perfume, el aroma del capitán se le hacía cercano a un sedante.
Sacó el mapa que estaba escondido entre su camisa y lo abrió, el papel estaba húmedo pero los dibujos se mostraban claros el papel no estaba amarillento pero si manchado de dedos, comparó ese con el que la vieja le había dado a Gadel, no se parecían en nada el de la vieja era pequeño de no más de dos pedazos de tierra y un montón de garabatos alrededor, el del viejo era a más detallado pero nada más, era un simple dibujo.
De todas maneras, ahora sabia donde estaba, dobló y enrollo los dos dibujos y Luego los envolvió en un pedazo de cuero que encontró en el cajón, sabia que dentro de unos minutos comenzaría una batalla brutal, claramente no tenían oportunidad contra Gadel pero a este sólo le importaba una cosa y el resto de los Lirios no se iban a tomar la molestia de proteger a un Águila.
Aún así estaba decidido a ir por el capitán ya sea a remo, no podía hacer mucho y lo sabía, era muy joven y el menos experimentado.
Entró a la habitación del capitán y en un morral de cuero puso las armas que pudo encontrar y algo de dinero.
Las paredes estaban llenas de rasguños y golpes, el piso también.
<<no habrá sido fácil>> se dijo, no había visto el sopor de un atado hasta ahora, pero no era difícil imaginarlo, si no mal recordaba Gadel estaba en esos días ahora, quizá por eso el cabreo desquiciado que se cargaba.Sobre el simple y pequeño ropero se hallaba la insignia de Ayers, la sostuvo entre sus dedos mientras con la otra revisaba las hojas que esta mantenía en su lugar.
Labios entre abiertos, barbilla partida por las sombras, el ondulado cabello desaliñado en el piso, la camisa desbaratada y la expresión de sus ojos bicolor, que más que dolor era de placer, había sido tan fiel a esos rasgos con un simple lápiz y las hiemas de sus dedos; enrojeció de sólo imaginar que el capitán pudiera retratar ese momento así, con tanta pasión, la textura y hasta el ligero sudor iluminando su piel, podía jurar que el retrato respiraba y jadeaba. Se acordó de aquel día y su interior dió un vuelco. Las notas en las siguientes paginas le hacian contraste porque las simples frases suabes e inocentes reflejaban una calidez abrumadora, llenando su pecho con la certeza de que aquel sentimiento que surgía por el mayor no era unilateral ni desmerecido, ni pecaminoso.
.....- Señor deberíamos desviarnos, estamos llendo a demasiado mar abierto, no tenemos provisiones.
- sólo un poco más, pronto estaremos en el filo.
Alrick sabia qué era el filo, así como también que Gadel ni ninguno de los Lirios tenían idea de este; comenzó a desesperarse escaldando su piel por la fricción.
- Deja de hacer eso, no vale la pena, no querrás gangrena en las heridas.
- dejemos de hacernos los listos, ¿ cómo sabes de mi atadura?
- bueno tenía mis dudas- dijo el capitán tratándose unos datiles- ¿eras un maldito o un bendito? Por si acaso te até con materiales que contrarrestan lo que sea.
- es mejor que me mates, sabes que no diré nada.
-tu no, pero tu tripulación sola nos ha seguido desde puerto, no seré yo quien los mate.
- eso no es lo que dijo el dragón, será mejor que le des lo que quiere, vamos eres uno contra dos, si no son los Lirios serán los Dragones.
- escupes palabras como si conocieras el futuro, como si pudieras apostarte por ellas, este viejo cuerpo, las profundas arrugas y el cabello rallado por las canss, deberían darte a entender que si llegué a esta edad siendo pirata, no es por temerle a los hombres.
Un poderoso estruendo se escuchó a lo lejos para luego sentir el impacto demasiado cerca.
- tengo que aceptar que los jóvenes de ahora tienen las pelotas del tamaño de la luna, Blass! Ahora!!!
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El corazón de Ishtar
CasualeEn la época gloriosa de piratas y corsarios Adrian un joven esclavo blanco, prófugo de una familia de renombre española busca regresar al mar y ser el aventurero que tanto imagino tras una vida de lujos, aquí es donde comienzan sus días en alta ma...