La pared escucha.

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La noche empezó a cobrar vida, los faroles se encendieron y los burdeles comenzaban a abrir sus puertas, Ahjrem trató de librarse del inútil compromiso y quedarse a dormir. Sabía que a partir de mañana no tendrían lo que se llama un descanso digno hasta terminar la empresa. Por su lado Adrián traba de olvidar las fantasiosas invenciones que taladraban su cabeza, y lo estaba logrando, se arreglo y obligó también al viejo que se hacía pasar por su "padre", aunque hizo lo que pudo ya q este no tenía nada elegante más que el uniforme entregado en la tarde luego de tomar sus nombres, cosa que tuvo que utilizar, era eso o ir cómo llego al mundo.
Llamaron un cochero, de esos con carruajes simples y nada elegantes para poder llegar y no manchar el suelo del salón con botas enlodadas por caminar todo el trallecto.
Una vez alli se separaron y trataron de sobrellevar la noche.
Había mujeres muy hermosas personajes importantes y comerciantes, todos felicitando al duque y tratando de resaltar como pavos reales en la ahora fiesta.
Adrián resaltaba con facilidad.
Para su pesar se encontraba a gusto en aquel ambiente, con todas las miradas sobre si vistiendo botas altas, un algo ajustado pantalón negro y una simple camisa de lino Blanca con chaqueta azul, su porte y modales eran impecables.
Había llevado con el la insignia, sabía q el dueño querría recuperarla y aprovecharía esa oportunidad para ingresar al cuarto y voltearlo todo para conseguirlo. Por su lado Ahjrem bebía como si fuera el último trago de su vida no lejandose más de 5 pasos de las mesas de bocadillos.
Por lo visto aquel capitán tan joven aún no había llegado, así que si calculaba bien y no aparecía hasta dentro de media hora quizá todas sus sospechas serían ciertas. Alguien tocó el hombro de Adrián sacándolo de sus pensamientos, era benedict acompañado de una chica hermosa con ropas lujosas y piel de porcelana. Adrián se inclinó dando los saludos correspondientes.
- Adrián, le presente a mi ahijada la señorita Beth Ayers.
-un gusto -dijo Adrian.
-el gusto es mío- respondio la muchacha para luego seguir-tío me contó que es nuevo en todo lo referente a la marina, no le pone nervioso empezar tan pronto?
- será un reto- admitió- pero según tengo entendido estar en las flotas del rey es mucho más pacífico teniendo en cuenta de que han pasado décadas desde la última guerra.
Un criado se le acercó a benedict y le entrego una nota disimuladamente, luego de leerla miro por sobre los invitados y encontró al cap Ayers en la puerta que daba a un despacho.
-Adrian, le pido que cuide a mi ahijada por unos minutos, tengo que atender un asunto. Adrián no había respondido cuando el anciano daba grandes zancadas hacia su objetivo.
- lo siento- continuo Beth- tío siempre anda ocupado y mi hermano no pudo acompañarme.
- no vendrá?
- si vendrá, pero de seguro en una media hora.
- en ese caso- dijo Adrián extendiendo su mano- bailaría conmigo la siguiente pieza?.
La chica aceptó encantada, al llegar a la pista , Adrián desvió la vista inconscientemente hasta benedict, quien entro a toda prisa con los demás capitanes de las naves, entre ellos Ayers y el Marqués anfitrión, dos criados cerraron la puerta y cuidaron por fuera el lugar.
- así que quizá todo esté en mi mente- se dijo Adrián al caer en cuenta de ir el capitán Ayers  estaba ahora en aquel salón.
Durante los próximos minutos bailo con Beth y no podía evitar darse cuenta del parecido con su hermano, parecían dos gotas de agua a excepción de sus ojos siendo estos cafés.
Al terminar la pieza se anuncio que en breve pasarían al salón principal para dar comienzo al banquete, luego de charlar de cosas triviales, Beth ofreció disculpas con la excusa de ir al tocador, Adrián aprovecho este corto tiempo para ir hasta Ahjrem quien ya se había acabado un plato de bocadillos, Para su sorpresa, vio escabullirse al mismo chico al que torturaban el primer día que llego, caminaba por las sombras y evitaba a los invitados, saliendo sin ser percibido hacia el jardín exterior, luciendo nervioso cuidaba de que los criados no lo vieran.
Adrián lo siguió, camino en la misma dirección pero con pasos más suaves y sin levantar sospecha. Ya en el jardín vio que el chico fue hasta el lateral pero agachándose bajo el nivel de los marcos de los estrechos ventanales de aquel área, deteniéndose bajo un ventanal largo y estrecho apenas entre abierto.
Adrián hizo lo mismo solo que se adentro en el jardincillo y se ocultó tras unos arbusto a los 2 metros de el chico. Procurando no hacer ningún ruido. Por su lado el chico tomo nota de las cosas importantes.
Parecía ser solo una reunión de rutina, acerca de quien comandaría cada barco cuantos hombres, cuantos cañones, la cantidad de provisiones y agua, y la mercancía q transportarán la cual era una cantidad casi ridícula de telas, granos y oro. A los ojos de cualquiera esto sería mucho, pero para transportar eso solo necesitarían un barco, no sería un blanco muy llamativo. El chico anoto la cantidad que cada nave transportaría todas llevarían algo valioso, pero nunca se mencionó a la quinta nave comandada por el cap Ayers la cual era la más pequeña pero veloz de todas.
- quizá esa sea una nave de ataque y defensa -se dijo Adrián.
Desde ahí la información se enfocó en la ruta a seguir, esto ya era demasiado confidencial como para dejar que se filtrara, Adrián se levando y regreso a la entrada de la mancion, alertando a dos criados de que vio una sombra sospechosa, estos últimos alertaron al chico que salió como alma que lleva el diablo apenas escucho unos pasos acercándose.
-que sucede aquí?- pregunto el Marques.
- un invitado nos alertó de que había alguien sospechoso por aquí- dijo uno de los criados- vimos a alguien corriendo hacia la entrada de los establos, cuando fuimos no había nadie.
- descuide Marques, aún no hemos tocado temas importantes, así que no se filtró información que no se sepa solo preguntando- dijo benedict apaciguado un poco el nerviosismo del mencionado- aunque creo prudente continuar esta parte de la conversación en algún otro idioma.
- si buena idea- dijo el Marques, algo pálido tomando asiento luego de hacer un ademán con las manos a los criados para que se retiren a sus respectivos lugares.
Durante los siguientes diez minutos se especificaron los últimos cambios de rutas y paradas de recarga de alimentos y agua. Nadie pregunto nada solo se limitaron a escuchar.
- a partir de la sexta parada en donde se entregará la mercancía, las cuatro primeras naves tienen que regresar, solo la embarcación del capitan Ayers quedará en puerto, se les ordena no intervenir en las decisiones del capitan, en caso de persecución por parte de alguna facción enemiga, el tiene prioridad- el Márquez hizo una pausa y dirigiéndose a benedict siguio- mi estimado benedict, esta misión es mucho más q entregar telas y granos, y debe mantenerse en secreto de la tripulación, me temo que a medida q se acerquen a su destino se enfrentarán a cosas para lo que no están preparados.
El capitán Ayers que hasta el momento no había movido ni un músculo, ni mucho menos pronunciado palabra se levantó de su rincón, sorprendiendo a todos los capitanes, y poniendo un decreto del rey sobre la mesa, anuncio.
- hasta que lleguemos al sexto destino ustedes tienen la misión de mantener la integridad de mi nave en condiciones, Si algo me llega a pasar mi segundo al mando seguirá con la misión.
El resto de capitanes quisieron protestar pero antes de eso un criado interrumpió anunciando el inicio del banquete.
- caballeros, espero que su viaje salga bien y que lleven a cabo la orden- dijo el Marqués- por favor pasen a la sala de banquetes.
todos a excepción de benedict y Ayers.
- me dirás qué está pasando?- interrogó con un tono preocupado el más anciano- por lo menos merezco saber en que nos estamos metiendo.
Ayers ecxalo, y luego miro a su viejo maestro.
- tío, no te va a gustar lo que nos pasará, pero es mejor que ni tú lo sepas, solo por favor, si algo me pasa cuida a Beth no dejes que nada malo le pase ¿si?
Benedict asintió lentamente, acomodándose el abrigo antes de levantarse.
- tu padre, también era un hombre con secretos descomunales, lamento que tengas que cargar con ellos- el anciano lo miro con semblante de angustia, haciendo que el más joven se muerda la lengua y así evitar explicarlo todo- eh vivido mucho en el mar, eh visto cosas que aún me hacen temblar y cuestionarme todo lo q creo, pero eh oído mucho mas, como siempre no diré nada, así como hacía con tu padre.
Bastian sintió un leve alivio y  sus músculos destensarse.
- gracias, tío.




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