Capítulo 16.

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Siento como alguien me zarandea y mis ojos se abren con rapidez a pesar del sueño que tengo. Segundos más tarde, las luces del dormitorio se encienden y puedo ver con claridad a la persona que me ha despertado.

-Levántate. – me ordena Molly, apurada. – Ha ocurrido algo.

Si esa chica se está preocupando por despertarme porque "ha ocurrido algo", es porque de verdad ha pasado algo gordo. Me destapo y salto de la cama. Peter también está despertándose, vagamente, y Tris todavía sigue dormida. Me gustaría despertarla, pero primero quiero saber qué está ocurriendo.

Will, Christina y yo nos dirigimos una mirada confusa a la vez que salimos por la puerta. No obstante, la cantidad de gente que hay aquí afuera nos da la seguridad de que esto no es un jueguecito más.

-Habrá saltado. – comenta un hombre de mediana edad mientras más nos acercamos al mogollón. No muy lejos de ellos, cerca del Abismo, otros dos osados tiran con fuerza de unas cuerdas intentando levantar algo.

-Ya daba por hecho que no habría tropezado sin querer. – contesta una mujer con ironía.

Will se queda más atrás debido al número de curiosos que no deja de aumentar, pero Christina y yo continuamos nuestro camino, empeñadas en saber lo que está ocurriendo.

-Era uno de los iniciados, ¿no? – escuchamos.

En cuanto puedo ver a los dos hombres al borde del Abismo haciendo toda la fuerza que pueden con esas cuerdas, entiendo que lo que están subiendo es un cuerpo que ha caído al río. Christina comienza a llorar histéricamente al entender lo que ocurre, pero yo no puedo o no quiero hacerlo. No puede ser cierto lo que estoy pensando.

Miro a mi amiga y cómo sus lágrimas manchan sus mejillas mezcladas con el rímel que antes solía estar en sus pestañas. Estamos a escasos metros del borde, pero yo todavía quiero seguir avanzando. Necesito verlo con mis propios ojos.

-No puedo. – murmura Christina. – Tengo que avisar a Tris. – añade antes de desaparecer con rapidez entre la multitud.

Miro a mi alrededor. Docenas de osados observan y comentan, pero yo ya he dejado de escuchar sus voces. Avanzo varios pasos más y veo las puntas de mis pies al borde del Abismo. Me detengo. Mis ojos chocan con un cuerpo grande, hinchado por haber pasado muchas horas en el agua. Sé quién es; lo sé muy bien. Mis piernas tiemblan y caigo de rodillas. Un único nombre pasa por mi cabeza: Al.

Su cuerpo está cada vez más cerca del suelo y mis ojos todavía no se han despegado de él. ¿Cómo ha pasado? ¿Cómo he permitido que llegara hasta este punto? Lo sabía, he visto con mis propios ojos el delicado estado mental en el que se encontraba Al, y por muchas veces que lo pensé si quiera tuve unos minutos para acercarme a hablar con él, a asegurarme de que estuviese bien.

Ahora ya es tarde.

Siento un brazo en torno a mi cintura y mi cuerpo reacciona cuando alguien me obliga a levantarme y alejarme del Abismo. En cuanto giro mi rostro puedo ver a Eric, observándome con el mismo rostro tranquilo de siempre, como si no estuviera el cuerpo de mi amigo sin vida a escasos metros de donde estamos.

-Vamos. – masculla Eric haciendo una señal con la cabeza. Dudo de si seguirle es buena idea, pero en cuanto veo a Christina y a Tris acercándose hacia donde estoy sé que ir tras Eric es mejor que quedarme aquí. No puedo enfrentarme a la reacción de mis amigas, y mucho menos seguir observando el cuerpo de Al, martirizándome.

Me alejo de la multitud intentando no perder de vista a Eric hasta que gira un pasillo hacia la izquierda. En cuanto lo hago yo, casi choco con él, deteniéndome enfrente suyo justo a tiempo.

One choice | Peter HayesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora