One choice | Peter Hayes

Capítulo 17

Me encuentro sentada al lado del Abismo. Mis piernas cuelgan y el agua choca bruscamente contra las rocas hasta el punto en el que algunas gotas salpican y mojan mis tobillos. ¿Sentirías dolor al caer desde aquí o tu cuerpo dejaría de sentir en algún momento de la caída?

-¿Amy? – al escuchar mi nombre me veo obligada a girarme para encontrarme con Will. – ¿Por qué no has venido a desayunar?

Al momento me incorporo y me alejo del Abismo. Sé que a Will no le hace mucha gracia que me entretuviese por el borde del Abismo. 

-No tenía hambre. – niego.

-Pero vendrás al menos a entrenar, ¿no?

-Sí, claro. – asiento a pesar de que había olvidado por completo que hoy empezábamos la tercera y última etapa.

Will pasa un brazo sobre mis hombros cariñosamente y me guía hasta la sala en la que Lauren, que antes era instructora de los nacidos en Osadía, nos espera. Me detengo al lado de Uriah y este me dedica una leve sonrisa.

Lo cierto es que desde el suicidio de Al he estado algo distante. Aunque las chicas no le han dado mayor importancia, Will se ha empeñado en que quiere asegurarse de que esté bien e insiste en pasar tiempo conmigo. Lo cierto es que no sabe cuánto se lo agradezco. Sin embargo, Uriah está algo cohibido por el estado en el que me puse debido al alcohol que él me dio.

Lauren nos explica los nueve miedos que forman su paisaje del miedo y después nos asigna uno a cada uno. Mientras que los iniciados comienzan a pasar por las simulaciones, arrugo el entrecejo con preocupación mientras que Will se quita arañas de encima y resoplo cuando a Uriah le toca empujar paredes que le aplastan. Ninguno de los que entran lo pasa especialmente bien, pero parece algo más sencillo que la segunda etapa.

Cuando es el turno de Peter, no puedo evitar sonreír cuando su rostro se pone rojo completamente al experimentar la humillación pública. No soy tampoco la única de los iniciados que se ríe, pero conforme pasan los minutos estoy más pendiente de pensar en que nunca le he visto avergonzado que en disfrutar de su mala cara.

-Amy. Prepárate. – me avisa Lauren cuando Peter está terminando su simulación. Asiento como única respuesta y me acerco justo cuando el moreno sale. Peter me golpea con su hombro cuando nos cruzamos. Deseo quejarme, pero no lo hago; opto por entrar en la sala y empezar con mi miedo. Con todos mirándome siento una presión que me pone más nerviosa todavía, pero pronto lo olvido en cuanto abro los ojos en otro lugar.

Mi cuerpo está empapado, seguramente por el agua que me cubre hasta el cuello. Me froto los ojos y giro en busca de la orilla o algo similar, pero no lo encuentro. ¿Dónde diablos me he metido? Veo el sol brillar en lo alto y comienzo a nadar hacia una dirección aleatoria, pero pasan los minutos y no obtengo resultado alguno.

Me detengo con brusquedad y me mantengo a flote por unos instantes. Es una simulación. Tiene que serlo.

Miro la palma de mi mano con las yemas arrugadas y arrugo el entrecejo. ¿Cómo puede ser una simulación si todo lo que siento a mi alrededor es real? La ansiedad invade mi pecho, pero sé que eso solo empeorará las cosas.

-Tienes que relajarte. – susurro para mí misma. – Sino jamás lograrás salir de aquí.

Me tumbo boca arriba y dejo que mi cuerpo flote sobre el agua. El sol calienta mi piel y el agua fresca me hace cosquillas en el pelo. No puede ser una simulación, tiene que haber otra explicación, cualquier cosa. A pesar de que aguanto varios minutos estática en la superficie, absolutamente nada ocurre y de nuevo ese pánico comienza a invadirme.

Justo cuando voy a incorporarme, siento que el agua a mi alrededor comienza a agitarse y antes de que si quiera pueda preverlo una gran ola me cubre entera, hundiéndome. Consigo volver a flote y cojo grandes bocanadas de aire a la vez que toso el agua que he tragado. Si esto es una simulación, es mucho más real de lo que imaginaba.