Capítulo 13.

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-Tenía el cuerpo lleno de insectos. – comenta Christina, hablando sobre su última simulación mientras que yo sonrío levemente pensando que, por suerte, no soy la única que tengo un problema con los insectos. – Se metían por todas partes. No podía respirar.

-Cuando tuve la simulación con las arañas fue la peor sensación del mundo. – comento. – Ni si quiera sabía que me daban miedo. Quiero decir, eran como las que había a veces en los cultivos de Cordialidad, pero creía que tan solo no me agradaban demasiado.

-Hubo un tío al que le dio un infarto durante la simulación y casi se muere. – comenta Al, logrando aumentar nuestro miedo.

-Tú no pareces tener ningún problema. – le suelta Christina a Tris, sobresaltándola.

-¿Yo? Que va, pero si ha sido horrible.

-Has sido la más rápida. Ha sido impresionante. – la elogia Al.

-Lo impresionante es que te va a echar de Osadía. – le interrumpe Peter, de pie a su lado. ¿En qué momento se ha acercado hasta nosotros? Está claro que los dormitorios son de todos, pero no por eso puede tomarse las libertades de interrumpir en las conversaciones ajenas siempre que le de la gana. – Si ha pasado de ser una de las peores a una de las mejores, alguien va a tener que ocupar su lugar en la cola. ¿Y quién va a ser? Tú.

-¿Nunca puedes callarte? – le pregunta Will, irritado.

Los últimos días han sido más tranquilos sin la molestia de Peter; es decir, ya tenemos suficiente con las terribles simulaciones como para aun encima tener que soportar sus burlas. Sin embargo, está claro que no podemos librarnos de él tan fácilmente.

-Solo quiero saber cómo lo hace. – comenta Peter con falsa tranquilidad. – ¿Cuál es tu truco?

-No tengo ningún truco.

-Nadie lo ha hecho tan rápido. Dinos cómo lo haces. – insiste. – O al menos díselo a ellos. – añade antes de alejarse de nuevo.

Los cinco nos quedamos en completo silencio. Dudo de si los cuatro estamos pensando lo mismo, pero mis sospechas se confirman en el momento en el que Al abre la boca.

-¿De qué está hablando? ¿Hay una forma de hacerlo más fácil? – inquiere, preguntando supongo que en nombre de todos.

-No. No estoy haciendo nada especial. – asegura Tris de nuevo, encogiéndose de hombros.

No obstante, por mucho que ella lo niegue, no creo que ninguno de nosotros realmente la creamos. Si Peter quería sembrar la duda y la desconfianza entre nosotros, lo ha conseguido.

*

Conforme los días pasaban, todos parecíamos estar cada vez más desquiciados si eso era posible. Al igual que otros, me levantaba en medio de la noche al menos un par de veces debido a las pesadillas, lo que todavía menguaba más las pocas horas de sueño que teníamos. Por otra parte, también era notable que Tris cada vez estaba menos unida al grupo; o tal vez el grupo estábamos menos unida a ella. Sin duda alguna nos había superado a todos haciendo un tiempo récord día tras día, y yo no era la única a la que comenzaba a mosquearle cada vez más.

En cuanto soy consciente me veo a mí misma subida en un coche, concretamente en uno de los camiones de Cordialidad. Mis manos agarran con fuerza el volante y Eric mira a la carretera con seriedad. Llevo un uniforme de Osadía, de esos que llevan los soldados, y una sensación de orgullo me llena a pesar de que me cueste reconocerlo.

Estamos en una misión. Eric ha confiado en mí para realizar esta misión.

De repente, diviso a lo lejos otro camión que se acerca hacia nosotros a un ritmo bastante más bajo. Sin embargo, la carretera es muy estrecha y no podremos pasar los dos. Dudosa, pongo el pie en el pedal del freno.

One choice | Peter HayesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora